Sobrevivir: la vida de los recuperadores urbanos en pandemia

Sobrevivir: la vida de los recuperadores urbanos en pandemia

A diferencia de muchos, los cartoneros tuvieron que salir a buscar la manera de ganarse el pan. Un trabajo poco valorado, pero importante para el reciclado. ¿Hubo algún cambio? ¿Hay más conciencia?

REVALORIZACIÓN. La pandemia puso de relieve la importancia del trabajo de los recuperadores o cartoneros. REVALORIZACIÓN. La pandemia puso de relieve la importancia del trabajo de los recuperadores o cartoneros.

Un gran eslabón en la cadena del reciclaje es el recuperador urbano, conocido aún hoy como cartonero. Su función es “simple”: recuperar, justamente, aquellos materiales que se puedan reciclar y venderlos. ¿Suena fácil, verdad? Lo cierto es que para hacer unos pocos pesos necesitan recorrer decenas de cuadras y muchas veces revolver en la basura. En el periodo más complicado de 2020, durante los primeros meses de aislamiento, su trabajo fue casi imposible de realizar y muchos tuvieron que hacer malabares para sostener su ya endeble economía en un contexto inusitado. En el Día Mundial del Reciclaje, que se conmemora hoy, reinvidicamos su figura. “El reloj se ha parado para nosotros. No se podía recolectar, no había material, no había plata. Vivimos de todo: la latita, el cartón, el papel... de todo lo que es recuperable. Todo eso que va a la basura, porque para los vecinos es eso, afirma Víctor Gabriel Puntano, recuperador miembro de la cooperativa aquí Nadie Se Rinde (Anseri). En medio de su día de trabajo se toma unos minutos para conversar con LA GACETA y contar cómo fue trabajar durante el aislamiento más duro. “¿Sabés lo que era salir a pedir? Hay gente que se solidariza, y nos da un arroz, o en las verdulerías nos dan cajones de basura; nosotros sacamos las verduras y armamos un guisito, una sopa. Así la peleamos en esos momentos críticos”, cuenta. Por suerte, los malos momentos pasaron: “ahora podemos trabajar un poquito mejor, se nos alivianó un poco”, añade.

Nélida “Merry” Anastacio es la impulsora de la Fundación Mujeres de la Patria Grande, creadora del Anseri. Testigo directo de la vida de “los compañeros” (así se refiere a los recuperadores) en pandemia, narra que el aislamiento vino a recrudecer la situación de los recuperadores. Aquellos que habían dejado su carro o el bolsón gracias a un trabajo, tuvieron que volver a agarrarlos por la imposibilidad de seguir en su nuevo oficio. Sí, había más para reciclar porque la gente estaba más en casa, pero también aumentó considerablemente el número de recuperadores y, la ganancia para cada uno de ellos se minimizó.

“Es un circulo: si los comercios trabajan, el compañero recupera el material y ese material vuelve a la industria. Durante la pandemia se redujo la actividad comercial y hay menos para recuperar y, al haber más gente cartoneando, se hace más difícil”, expone.

Durante 2020 y por iniciativa propia, los recuperadores salieron a la calle a hablar con los vecinos. Fátima de los Ángeles Sánchez se presenta como promotora ambiental cartonera. “Llevamos adelante la tarea de concientizar a los vecinos, casa por casa, sobre la separación en origen y la importancia del trabajo que realizan los cartoneros y cartoneras. A partir de eso vemos más material, porque la gente lo deja en un costado de la vereda ya separado para que lo retiremos. En pandemia, cuando no alcanzaba la plata, empezamos a salir a concientizar a la gente”, comenta. Esto no quiere decir que durante la pandemia no había nada para reciclar: “teníamos con qué trabajar porque a veces la gente sacaba, como ellos dicen, su basura, y nosotros la revolvíamos y separábamos lo que nos servía. Ahora nosotros pasamos a buscar lo separado”, acota. Puntano aclara: “las chicas salen a concientizar pero no sólo para nosotros, para cualquiera. Somos todos compañeros”.

Hay más conciencia

“Gaby”, como le dicen, no se queja de lo que tuvieron que pasar durante los meses más duros, de hecho, se encuentra feliz de que últimamente la gente empieza a ser más consciente de su trabajo. “Me sorprende cómo los vecinos se compromete ahora, a veces pasamos, nos ven y ya salen con las cosas separadas, o a veces salen con una bolsita de pan o algo de comida, y todo es bienvenido”, añade.

En medio de una situación tan complicada, sacan varias cosas positivas: “la pandemia nos ha servido porque ha dejado en claro a la industria que sin recuperadores no hay reciclado. Al no poder salir los compañeros a la calle a traer el material y vender, la industria no se proveía de materia prima. Ha dejado en claro la importancia del trabajo que realizan”, justifica Anastacio.

Todavía falta

“Es recontra loable el trabajo de los cartoneros, porque son un punto esencial en la cadena de reciclaje. Lo primero que hay que cambiar es la disposición inicial que hace el vecino. Esto le va a permitir al cartonero separar mejor, alzar esos residuos de la manera más limpia y adecuada. Va a obtener mayor cantidad de material en menos cuadras recorridas: hoy, lo más duro que le pasa a un cartonero es tener que recorrer de 40 a 70 cuadras por día para poder hacer una plata para sobrevivir”, considera Alejandro Castillo, gerente del Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológico (CIAT).

Castillo explica que, luego de la marginalidad a la que los cartoneros han sido sometidos por más de 50 años, es necesario que empiecen a ser apoyados por el estado.

Los recuperadores pasaron por todas las etiquetas negativas que existen y recién hoy un sector de la sociedad está reivindicando la función que pueden cumplir, pero es la política la que tiene que decidir cosas concretas y buscar cual es el funcionamiento del sistema que los pueda incluir en ese sistema de procesamiento de residuos.

“El objetivo final tiene que ser no ver nunca más un niño recolectando residuos, nunca más una persona comiendo de los tachos de basura”, remarca Castillo.

“Hace falta más inclusión, no sólo de la gente, si no de los gobiernos: que tomen conciencia de que la gente trabaja muy sola, de manera independiente, que son compañeros que subsisten día a día. En el país debe haber más de 200.000 compañeros trabajando en el reciclado, en basurales, en la calle, de manera independiente, o dentro de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores”, asevera Anastacio.

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