Cuando las ofertas no son para todos

Cuando las ofertas no son para todos

Desde hace varios años, la sociedad argentina resignó calidad para abaratar costos. Se evidencia en la mesa de todos los días y la inflación es claramente la evidencia que marca que los precios suben, mientras el poder adquisitivo desciende, con más velocidad. Comer un asado el domingo vale hasta un 100% más que hace un año. Quien se anime a organizar uno sólo para una familia tipo, debe pensar en gastar entre $ 2.500 y $ 3.000 (entre un 6% y un 8% del ingreso mensual de un asalariado). Si queda para la cena, será una yapa. Entrar a una carnicería y no mirar la pizarra de precios puede ser un verdadero dolor de cabeza a la hora de pagar. Los carniceros tucumanos reconocen que, por la crisis y por el reajuste de precios, los consumidores prefieren más los cortes más económicos de los cortes delanteros (aguja, cogote y paleta, entre los más populares) que cuestan, en promedio, entre $ 250 y $ 300 menos que los cortes traseros (nalga, cuadril o picana). Pero la vedette del momento es la carne picada o molida.

El bolsillo no aguanta. Los salarios promedio acumulan una pérdida de poder adquisitivo del 19,4% respecto de marzo de 2017. Los trabajadores informales son los más perjudicados con una caída del 24,5%, seguidos por los trabajadores del sector público con un 21.6% y los del privado registrado con un 16%. La recuperación del salario real es vital para la recuperación del consumo, principal rueda de actividad de la economía, indica un reporte del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).

La carne, principal insumo de la mesa de los argentinos, no deja de subir, en momentos en que el Gobierno nacional intenta poner en vigencia un acuerdo con las principales productoras. En abril, respecto de marzo, los precios de los distintos cortes de carne vacuna subieron un 3,4%. Y se esperan nuevos incrementos. De acuerdo con el relevamiento de precios minoristas realizado por el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina, la carne de cerdo lideró los aumentos, con un 5,2%, seguido por los cortes vacunos con el 3,4% y finalmente el pollo, con una mínima variación del 0,1% al alza. Con respecto a los valores de abril de 2020, la carne vacuna acumula aumentos, en promedio, del 65,3%, la de cerdo del 58,7% y la de pollo del 44,2%, todos por sobre la inflación.

En las carnicerías de barrio, el lomo y el filet están muy cerca de llegar a los $ 1.000 por el kilogramo. El peceto está en la misma senda. La paleta cuesta entre $ 600 y $ 650 el kilo. Si tiene suerte, puede encontrar ofertas de dos kilos de carne molida a entre $ 800 y $ 950, lo mismo que las hamburguesas de elaboración artesanal. El asado, a su vez, está también muy cerca de llegar a los $ 1.000 el kilo.

El acuerdo de Precios Populares para cortes vacunos estará disponible desde hoy, más concentrado en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que en todo el territorio nacional. Sólo algunas cadenas de supermercados tendrán algo de stock en sus locales distribuidos en distintas provincias.

Los 11 cortes a precios por debajo de sus valores habituales de venta al público no será una oferta para todos los consumidores argentinos. La diferencia de precios respecto de los que pueden ofrecer las carnicerías es llamativa. La paleta valdrá $ 485 el kilo; la carne picada, $ 265; el vacío, $ 499 y el matambre, $ 549. La cuadrada/bola de lomo tendrá un costo de $ 515 el kilo, mientras el asado de tira se venderá con una baja del 10% a $ 359 y un 39% más bajo que en diciembre, antes del acuerdo, de alcance limitado, firmado por el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, el Consorcio Exportador ABC y las cámaras del sector frigorífico.

“El consumo per cápita de carne está en su más bajo nivel con 45,2 % kilogramos. El fenómeno histórico que estamos viviendo en materia de cambio o sustitución alimenticia cárnica es tal que el consumo de carne vacuna es uno de los más bajos de la historia, mientras que el de carne aviar es récord. Evidentemente la pérdida de poder adquisitivo y caída de ingreso por parte de los argentinos marca que, frente a salarios que interanualmente evolucionaron un 32,7% en promedio nominal, el precio de la carne avanzó 70% en un año”, observó Damián di Pace, director de la Consultora Focus Market.

Frente a este escenario, la inflación no detiene su avance. Hasta el cuarto mes de este año electoral, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) habrá crecido poco más de un 17%. Esta situación inflacionaria encuentra explicación en una sucesión de hechos que van desde la relajación paulatina de las restricciones a las actividades económicas, desde que arrancó la pandemia en marzo de 2020, pasando por la devaluación continua de la moneda nacional hasta el incremento del valor del dólar informal, que está rigiendo la mayoría de las operaciones económicas. Ahora se suma el impacto de las actualizaciones salariales (en torno de un 32%), que seguirán evolucionando por debajo de la inflación anual. Las tensiones en la economía argentina serán una constante. El precio del combustible seguirá en alza, al menos hasta dos o tres semanas antes de las PASO. A fines de junio cabe la posibilidad de que, con el ingreso extra que significa el aguinaldo para una porción de los asalariados, tienda a acelerarse la cobertura natural antes de los comicios y caliente el tipo de cambio. Las tarifas no se reajustarán más allá de la cuenta, avisó el Gobierno. Esos problemas seguirán guardados bajo la alfombra hasta el día después de las elecciones parlamentarias previstas ahora para el 14 de noviembre.

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