Por Santiago Re
11 Mayo 2021
PERICIAS. La Policía y el ECIF recogió muestras y testimonios. LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO
“Salí de mi departamento porque escuché una detonación. Me encontré con ‘el viejo’ que intentaba cargar el arma de nuevo y con la señora ya en el piso. Me le fui encima a él y, como no llegó a recargar la tumbera, me empezó a tirar cortes con una punta”, describió Néstor Gustavo Roldán, uno de lo testigos del crimen de Estela del Valle Correa, de 61 años ocurrido ayer por la mañana en Alderetes. La víctima murió de un disparo en el pecho.
“El viejo” es Domingo Roque Serrano, de 85 años, quien está acusado por el femicidio. Por su edad, y en caso de ser encontrado culpable del delito, no irá a prisión, pero podría ser internado en psiquiátrico si las pericias demuestran que no está en sus cabales como sospecha la Unidad Fiscal de Homicidios II, a cargo de Carlos Sale.
Roldán fue quien redujo al sospechoso y quien dio aviso para que sus vecinos llamaran a la Policía. “No podía creer lo que había pasado, quedé tan alterado que quería pegarle al asesino con un palo que hay en el patio, por suerte los vecinos salieron a tiempo porque sino yo ya estaría preso. Él no va pasar por eso (ir a un calabozo)”, añadió.
La Fiscalía inició su investigación porque según la información que recopilaron, Serrano sería una ex pareja de Correa, relación que habría llegado a su fin por la denuncia de otra mujer. La familia de la víctima le contó a LA GACETA otra versión. Los primos de Correa subrayaron que Serrano no era su pareja pero que el acusado sí vivió en otro departamento del mismo condominio. Según Rosa y Carlos, quienes pidieron preservar su apellido, Serrano había sido corrido por los residentes luego de numerosos problemas. Dijeron que se fue prometiendo venganza.
“Cuando la Policía lo detuvo él decía: ‘yo la maté, y me faltan otros dos’. Nos cruzamos cuando lo sacaban y con las manos me hizo una seña simulando hacer disparos: ‘vos y tu mamá son los que faltan’, me dijo”, concluyó Juanjo Suárez, otro vecino que teme por las acciones del acusado.
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