La imagen que todos esperaban en San Martín

La imagen que todos esperaban en San Martín

San Martín se llevó un triunfazo de Córdoba, pero lo mejor fue el cambio que evidenció el equipo. La idea de De Muner comenzó a dar resultados.

La imagen que todos esperaban en San Martín

“Vamos”. El grito desaforado, los puños en el alto y el abrazo sentido de Pablo De Muner con sus ayudantes, con los auxiliares y con algunos futbolistas, ni bien Nazareno Arasa pitó el final en el “Gigante de Alberdi”; lo resume todo.

San Martín ganó un partido clave ayer en Córdoba. Está claro que la victoria no define nada, que son sólo tres puntos y que todavía deberá cosechar muchas más victorias para poder transformarse en animador de un torneo cambiante; pero el valor del triunfo pasa por otro lado.

Si algún desprevenido hubiera visto por primera vez al “Santo” en el torneo, no habría entendido porque el equipo no está entre los primeros de la zona A. Esta vez, el San Martín que viajó a Córdoba fue otro de aquel que penó durante las primeras fechas del campeonato.

Compacto, concentrado, intenso, aguerrido, punzante, lúcido y obediente del libreto fueron algunas de los puntos claves que De Muner logró transmitir durante los últimos 10 días. Luego del empate contra Almirante, el nuevo cuerpo técnico había hecho mucho hincapié en su idea y el triunfo llegó para coronar una semana de trabajo fuerte y que sirve para que los futbolistas crean en que todo puede cambiar para bien.

Ganar lo es todo en el fútbol. Alguna vez Carlos Bilardo sentenció una máxima que no puede refutarse. Sólo los triunfos cotizan en la tabla; pero en este caso, en La Ciudadela también deben valorar el cómo. Porque San Martín no ganó de casualidad; sino que lo hizo aplicando su idea, manejando el partido casi de principio a fin, no dando por perdida ni una pelota y siendo un equipo solidario.

Porque otro punto para destacar fue el compromiso que se vio dentro del campo. Desde Ignacio Arce, hasta el último que ingresó, corrió, metió y fue una rueda de auxilio para aquel compañero que necesitaba una mano durante alguna situación.

El “Santo” presionó siempre con superioridad numérica y tuvo salidas rápidas y limpias para generar peligro sobre el arco defendido por Nahuel Losada.

Cuidó su arco pero sin dejar de mirar el de enfrente. Una muestra de ello fue que antes del primer minuto, Lucas Diarte se asoció con Juan Imbert para avisar que el “Santo” iba a ser cosa seria en la hermosa, pero algo ventosa, siesta cordobesa.

Y ese no fue un hecho aislado. En el primer cuarto de hora, la visita se mostró mejor que su rival; incluso cuando la pelota no era de su propiedad. Así llegó el 1-0 que la postre terminó siendo el resultado definitivo.

Más allá de que la idea del DT es que el equipo trabaje la posesión y el circuito al ras del piso, el tanto llegó con un juego mucho más directo: Arce buscó a Tino Costa con un pelotazo largo, el volante “peinó” la bola para Imbert que ya había atacado el espacio. Juan no se puso nervioso, toque suave y cruzado. Gol, 1-0 y a otra cosa.

Ese tanto fue una inyección de optimismo y de buena vibra para San Martín, que se paró con aplomo en el campo y manejó la situación. Lo hizo con lucidez cuando tuvo la posesión y cerrándole todo camino de ataque al “Pirata” cuando no disponía del balón.

“Organizate, ayudá, colaborá”. Las palabras de De Muner retumbaban en un estadio en silencio. El DT estuvo atento a cada detalle y fue refrescándoles conceptos a sus pupilos parado al lado de la línea lateral.  

Así, cuando la ”B” intentó generar algo, San Martín se abroqueló, juntó sus líneas y obligó al pelotazo frontal; que hizo fácil la tarea de la última línea.

Pero si hay que buscar un punto negativo en la excursión por Alberdi, ese sin lugar a dudas fue la definición. “Está para que goleemos”, fue una de las frases más escuchadas entre los dirigentes y allegados tucumanos. El “Santo” dispuso de muchísimas situaciones y también falló mucho en la puntada final.

Pero con el silbatazo final de Arasa eso quedó en un segundo plano, porque San Martín ganó un juego clave, mostrando una imagen renovada y optimista a futuro; y eso no es poca cosa.

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