04 Mayo 2021
Ha transcurrido más de un año desde que la infección por el coronavirus impactó mundialmente, y que la OMS decretó que la misma constituía una pandemia de características desbordantes. La implementación del aislamiento social, con variantes y resultados disimiles en las distintas naciones, fue útil, ya que aplanó la curva de contagio y permitió organizar la Salud Publica. Ahora bien, también su perpetuación generó objetivamente, y lo sigue haciendo, un innegable deterioro de la calidad de vida de las personas, sin una adecuada atención de la misma ni prevención para atender el problema como una cuestión prioritaria y de Estado tomado por el sistema sanitario. Por ello, creo que, sin perder tiempo, hay hoy que, oficialmente, potenciar todas las herramientas y medidas que sean adecuadas para disminuir ese impacto negativo y a través del Ministerio de Salud apoyar el trabajo de los cientos de psicólogos, sociólogos, asistentes sociales y psiquiatras, que seguro a pulmón, han estado entregando todo de si hasta el día de hoy. Porque si uno evalúa, a grandes rasgos, lo que el aislamiento social y las restricciones ya generaron, seguro nos encontraremos que en distintos grupos poblacionales y porcentajes las personas cursan con cuadros de: tristeza, ansiedad, depresión, angustia, pánico a salir, miedo al contagio, adicción al alcohol, culpa por contagiar a un ser querido, estrés postraumático, aflicción por la economía, etc. Y todo un sinnúmero de situaciones agravadas por el incesante bombardeo de información negativa por parte de las autoridades y medios periodísticos. Y la población no estaba en lo más mínimo preparada para recibir todo esto. El ser humano es un ser sociable por naturaleza, concluimos entonces que esta reclusión obligada en el tiempo y por las circunstancias no será gratuita, ya que dejó y sigue dejando sus secuelas en lo psicoanímico y social. No todo es barbijo, alcohol y distanciamiento, aunque este bien ello. El ser humano es un todo, no una mente por un lado y un cuerpo por el otro. Y entonces creo debemos volver a tener esa mirada integral desde el punto de vista de la salud: psico-bio-social-espiritual y cultural. Finalmente, parece mentira, pero este 6 de mayo se cumplen 165 años del natalicio de un grande del intelecto contemporáneo: Sigmund Freud. Y a pesar de tanto tiempo transcurrido, todavía hoy estamos tratando de revalorizar y jerarquizar lo que el representó, ya que fue el padre del psicoanálisis y el que cambio la interpretación del funcionamiento del ser humano; y todos los que vendrán después de el con sus respectivas escuelas psicoanalíticas para trabajar a favor de la salud mental… ¿por qué desperdiciarlos entonces?
Juan L. Marcotullio
Ituzaingó 1.252
Yerba Buena
Lo más popular
