La oposición, rumbo al fraccionamiento

La oposición, rumbo al fraccionamiento

Quienes se ubican en la vereda de enfrente al PJ comen pochoclos mientras Juan Manzur y Osvaldo Jaldo se lanzan con ollas de locro y pedidos de interpelación. Sin embargo, esta también será una semana crucial para opositores que anhelan llegar al poder en 2023.

Si bien todavía ni siquiera hay certezas con respecto a las fechas para la celebración de las PASO y de las generales –parece difícil que sean las fijadas por la Cámara Nacional Electoral-, los próximos días aportarán señales concretas sobre las chances reales de que los principales contendientes al gobierno participen de las elecciones con un frente único. Eso sí: hoy por hoy, los gestos y las posturas adoptadas hacen presumir que sucederá lo contrario.

El radicalismo tucumano está atravesado por su propia interna –y con poco margen de tiempo para superar la intervención del centenario partido-. En el alfarismo aseguran que escuchan a todos, pero transmiten la sensación de que hay una decisión casi tomada. ¿Hasta cuándo esperará Ricardo Bussi por una convocatoria formal para sumarse a un “acuerdo amplio”?

El único gran aglutinador que puede unir a los principales referentes de estos y de otros partidos es la batalla dada entre el gobernador y el vicegobernador.

De ahí en más, la lista de puntos que generan disensos es tan amplia como la cantidad de nombres que se anotan para participar de la carrera por la banca por la minoría en el Senado de la Nación.

Radicales intervenidos

En la UCR la cuestión pasa por las negociaciones entre los sectores encabezados por los legisladores nacionales José Cano y Silvia Elías de Pérez y por los intendentes Mariano Campero (Yerba Buena) y Roberto Sánchez (Concepción), quien ya recibió el alta médica tras haber dado positivo para covid-19. El interventor del partido José “Lucho” Argañaraz estaría llevando adelante las charlas para tratar de reunir mañana a los principales referentes del radicalismo, a fin de darle continuidad a las primeras ruedas de diálogo de la semana pasada. Si bien hay cuestiones de agenda que podrían frustrar el nuevo encuentro, para los “correligionarios” sería una instancia de discusión previa a la convocatoria de Juntos por el Cambio de Tucumán citada, para el viernes próximo por el PRO.

¿Hay chances de un principio de acuerdo entre los legisladores nacionales y los jefes municipales? Las partes aseguran por un lado que están dispuestas al diálogo. Por otro, sin embargo, muchos tienen la convicción de que quien sea propuesto para encabezar la nómina a Senadores en los próximos comicios, contará en principio con grandes chances de liderar las boletas en 2023. Con esa pauta sobrevolando constantemente de fondo, cualquier iniciativa por el consenso se complica. Además, con un partido en situación precaria y sin fecha a la vista para su normalización, las herramientas para dirimir los asuntos que generan desacuerdos en la UCR son escasas. ¿Llegarán los “correligionarios” con una imagen de unidad a la reunión del viernes? Para el canismo, al menos, es importante que así sea, dada su intención de que en ese encuentro se constituya además la mesa partidaria de JxC de Tucumán.

Con la música de la Intendencia

Otro de los interrogantes que podría comenzar a aclararse en el corto plazo es si el PJS formará parte del frente opositor. Rodolfo Ocaranza, secretario de Gobierno del intendente Germán Alfaro, ya dijo presente en la última convocatoria del acuerdo interpartidario, e incluso le puso su firma a un documento conjunto acordado con la UCR, el PRO, la CC-ARI y la Democracia Cristiana. Y semanas antes, el apoderado del PJS, Álvaro Contreras, había formado parte de una charla con un tinte menos formal –ni siquiera hubo foto- que tuvo en un bar del parque 9 de Julio. Sin embargo, hasta ahora el espacio de Alfaro no definió su inclusión a Juntos por el Cambio. En la Intendencia sostienen que no están dispuestos a bailar al ritmo de la música que otros pongan. En paralelo, entre los armadores alfaristas insisten con que es el momento de salir a competir en soledad, con el sello propio del Partido por la Justicia Social y con Beatriz Ávila como candidata al Senado. Además, ven con buenos ojos agregarle una “pata radical” a la estructura del jefe municipal. Uno de los dirigentes al que buscarían seducir es el intendente de Bella Vista, Sebastián Salazar, aunque también cuentan con el legislador Raúl Albarracín como alternativa. Con todo esto –y más allá de que Ávila haya abandonado el bloque macrista en la Cámara Baja-, en Lavalle y 9 de Julio tampoco descartan que Alfaro finalmente pueda acordar con JxC. Eso sí, advierten que primero los radicales deberían superar su interna; luego, que todos los aliados tendrían que pasar a discutir los términos y condiciones del frente opositor. Sólo entonces, afirman, el líder del PJS estaría dispuesto a tomarse una fotografía como la que pretenden en la UCR.

Ricardo Bussi, por su parte, mantiene el diálogo abierto con Campero y con Sánchez. De todos modos, el jefe del bloque de Fuerza Republicana en la Legislatura no necesita ajustar demasiados detalles si finalmente decide lanzarse en soledad. Por eso, el tema es hasta cuándo esperará el ex diputado nacional por una definición del radicalismo, sobre todo ahora que la dupla de intendentes está en conversaciones con Cano y Elías de Pérez.

Lo más probable es que a los tiempos del bussismo los marque el propio cronograma electoral. Es decir que, en principio, el republicano no tiene apuro por resolver ahora mismo su estrategia electoral. Pero está claro que, ante una oposición fraccionada, los 130.000 votos que cosechó FR en las provinciales de 2019 son toda una tentación para el caso de que Bussi opte por tratar de dar el salto a la Cámara Alta en las intermedias de este año.

La pelea que los puede unir

Quizás sólo la oportunidad dada por la pelea entre Manzur y Jaldo impulse a los principales rivales del PJ a acercar posturas. De todos modos, la desconfianza mutua y los intereses superpuestos hacen dudar de que los referentes de la oposición vayan a llegar a un acuerdo electoral, al menos para este año. Y suena curioso, pero en todos los espacios que quieren derrotar al oficialismo coinciden en algo: para la Casa de Gobierno, no hay mejor escenario que una oposición dividida en tres.

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