“Cómo domar tus pantallas”, un libro urgente para recuperar la concentración

“Cómo domar tus pantallas”, un libro urgente para recuperar la concentración

Pablo Fernández y Martina Rua investigaron una serie de técnicas para ganar “bienestar digital”. Una guía práctica en tiempos de distracciones.

PABLO Y MARINA. Los periodistas publicaron “La fábrica de tiempo” en 2018; allí bucearon en técnicas de productividad muy prácticas. credito PABLO Y MARINA. Los periodistas publicaron “La fábrica de tiempo” en 2018; allí bucearon en técnicas de productividad muy prácticas. credito

Martina Rua y Pablo Fernández son periodistas y como tales saben que el tiempo siempre apremia. Pero además son conscientes de que estamos rodeados de distracciones: notificaciones, alarmas, mensajes, videos, likes y otros ingredientes que si bien nos ayudan en nuestra vida cotidiana, muchas veces nos distraen de las cosas verdaderamente importantes.

En 2018 publicaron “La fábrica de tiempo”, un éxito de ventas en el que bucearon en técnicas de productividad muy prácticas, con ejemplos y guías que pueden aplicarse en el trabajo o en el hogar. Ahora se animaron a más y fueron por las pantallas, esos dispositivos que tanto nos atraen y tanto nos atrapan.

¿Podemos concentrarnos mejor sin el celular? ¿Se puede armar un plan para desintoxicarnos de tantas distracciones? ¿Cómo podemos decir que no a un nuevo grupo de Whatsapp? Pablo Fernández dialogó con LA GACETA para responder algunas de estas preguntas y adelantar parte de un libro que parece urgente en tiempo de permanentes distracciones.

- ¿Cómo fue el trayecto de pensar desde el primer libro “La fábrica del tiempo”, un trabajo más bien centrado en la productividad, a pensar un libro enfocado en el “bienestar digital”?

- Los libros están muy relacionados. El enfoque que tenemos con Martina Rúa, que es la coautora de los dos libros, es pensar la productividad no en el sentido de trabajar por trabajar, sino de cómo hacerlo mejor para estar más desconectado. Esa búsqueda estaba en el libro anterior y se relaciona muchísimo con “Cómo domar tus pantallas”. Nosotros no somos ordenados por naturaleza y nos vinieron genial las técnicas para hacer un mejor uso del tiempo. En el nuevo trabajo hablamos de “bienestar digital”, que es el gran concepto, pero ya en el anterior lo empezamos a mostrar cuando decíamos cómo fabricar tiempo, entre comillas, con tu celular. Para eso tomamos muchas charlas y talleres sobre sobre manejo del tiempo en general, y ese es uno de los temas que volvía en el feedback de la gente, que nos contaba que el celular es el que les saca más tiempo. De alguna manera, el futuro, que ahora es el pasado, conspiró a nuestro favor porque empezamos a pensar el libro antes de la pandemia. Entonces fue súper relevante sobre todo en los capítulos relacionados el trabajo remoto, por lo tanto, este tema era relevante en tiempos pre-pandemia.

- Entre los dos libros hay un juego de palabras, porque pasamos de “fabricar” a “domar”, como si las pantallas tuvieran entidad, fueran salvajes e indomables. ¿Es así como consideran a las tecnologías?

- Sí, es lo que decís. El libro está basado en evidencia y la idea de “domar” tiene que ver con que hoy no se define si hay una adicción a las pantallas, sino que se habla de la dificultad de soltarlas. Entonces es como algo que está vivo y que hay que domar como el potro salvaje, pero que al mismo tiempo nos dan un montón de cosas positivas, por eso es difícil de domarlas, porque las pantallas te generan un montón de incentivos positivos. Nosotros mismos conseguimos trabajos a través de las pantallas, nos conectamos y ni hablar en pandemia. Es dualismo constante entre “me quema la cabeza” pero a la vez puedo ver a mi familia gracias a las pantallas y puedo aprender en una universidad, puedo ver a mi pareja cuando está lejos. De esa dualidad viene la idea de “domar”, porque si lo dejamos tal cual viene, no nos hace del todo bien, entonces necesitamos hacer un uso consciente y ser de alguna manera agentes de ese cambio.

- En el libro dicen que concentrarse es un “superpoder”, pero eso puede motivarte o espantarte. ¿Cómo hacemos para adquirir ese poder, es algo paulatino, un ejercicio o es algo tajante y determinante?

- Sentimos que quizás en el futuro la idea de desconectarse terminará siendo un nuevo lujo, pero para el común de los mortales, la verdad es que no podés dejar la tecnología al cien por ciento. Es una herramienta de trabajo, con lo cual el corte abrupto de decir “me desconecto totalmente de Whatsapp” o “abandono Twitter” es muy difícil lograr. No es algo que no se pueda hacer, de hecho todos conocemos gente que lo hace, pero en términos generales nuestra búsqueda es justamente cómo administrar las pantallas. La idea es hacer foco en la concentración, porque todos ahora sabemos que de alguna manera las pantallas nos tientan, pero podemos usar herramientas como Screen Time que viene en Iphone o la de Android que es Bienestar Digital, que de alguna manera te da un estado de en qué situación estás. La propuesta es retomar las riendas de ese aparatito que lo tenemos en el bolsillo y que nos quita tanto la atención. Creemos que concentrarnos es un superpoder porque es muy difícil hoy hacerlo. Al que le interese, hay un montón de información sobre economía de la atención y lo difícil que es concentrarse hoy. Antes cualquiera podía ver una charla de dos horas y se quedaba enganchado, hoy quiere que se la digan en 30 segundos. Lo que creemos es que si vos te lográs concentrar y, esto para que quede claro no decimos que te concentres 8 horas si estás trabajando, pero si lográs concentrarte dos horas, una hora, vas a ver cómo día te rinde muchísimo más. Muchas veces quienes nos desconcentran son las personas que nos piden que nos concentremos. Por eso es que necesitamos hacer un uso consciente de la tecnología.

- ¿Cómo se puede elaborar eso que ustedes llaman un “plan digital”, que parece una especie de entrenamiento?

- La idea es primero tener claro que todos somos débiles. El problema no son los celulares, sino el software, porque las apps y las redes sociales están diseñadas para apelar a las emociones, y las emociones nos estimulan, nos generan ganas de quedarnos ahí. Fijate que casi todo es esa emoción positiva, porque a quién no le gusta recibir un like o que te digan “que linda la foto que posteaste”. Por eso está esa metáfora del casino, que cada tanto ganás algo, pero también te saca un montón de cosas. En ese sentido, recomendamos muchísimo hacer este plan digital. Por ejemplo, preguntarnos cuánto tiempo quiero pasar online, cuánto tiempo quiero pasar por fuera del trabajo online y tratar de llegar a eso. Se trata de un plan como para ir de vacaciones, terminar una carrera y no es menor, porque esas distracciones te sacan un montón de tiempo, por lo tanto tenés que dedicarle tiempo. Siempre recomendamos “tomarte un café con vos mismo” y agarrar el celular para pensar qué es lo que me saca tiempo de ahí. Lo importante de esto es que estamos en el mismo baile y todo el mundo siente que está siendo interrumpido.

- Las distracciones siempre existieron, por ejemplo la televisión, la radio y hasta la distracción humana. ¿Qué cambia en la era digital y sobre todo con el celular?

- Lo que cambia es la ubicuidad, porque el celular está en todos lados. Cuando nosotros éramos jóvenes al televisor se le decía el chupete electrónico, pero si eso era el chupete qué será entonces el celular. Y otro aspecto del celular es la penetración, ya que la enorme mayoría en Argentina tiene acceso a esa tecnología, muchos de nosotros con más de dos dispositivos. Y después, algo muy importante es cómo las apps y las notificaciones están pensadas para apegarnos a ellas. Está esa idea del miedo a perdernos algo que es muy de las redes sociales. De hecho en Twitter estaba la frase de “mirá de lo que te perdiste”, y en realidad, muchas veces no te perdés de nada.

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