Ruta 40: en El Paso la calma es tensa por la propiedad de la tierra

Ruta 40: en El Paso la calma es tensa por la propiedad de la tierra

La Comunidad de Quilmes mantiene una vigilancia activa por territorios que reivindica como propios en el valle del río Santa María, cerca del límite con Catamarca. En la Dirección de Catastro reconocen que hay conflictividad y afirman que los planos indígenas no están incorporados al mapa oficial de la provincia. Las complicaciones por la pandemia.

A METROS DEL LÍMITE INTERPROVINCIAL. Un cartel reivindica la propiedad comunitaria. A METROS DEL LÍMITE INTERPROVINCIAL. Un cartel reivindica la propiedad comunitaria. LA GACETA / JUAN MARTÍN DE CHAZAL

La emblemática ruta nacional 40, la más extensa del país, atraviesa Tucumán a lo largo de 65 kilómetros agraciados por paisajes deslumbrantes y una historia milenaria. Cerca del límite con Catamarca, camino a Santa María entre el valle Calchaquí y el de Yokavil, la localidad de El Paso despide a los viajeros que dejan la provincia en dirección al sur. Allí, en un caserío amplio y disperso, los días transcurren con una tranquilidad tirante. Cualquier movimiento extraño pone en alerta a los habitantes de la Comunidad India Quilmes (CIQ), que reivindican derechos ancestrales sobre un vasto territorio objeto de disputas.

“No nos gusta que venga gente por aquí sin avisar. Algunos sacan fotos para medir terrenos que nos pertenecen”, protestaba semanas atrás una pobladora ante un grupo de foráneos que paseaba a pie por el lugar. El cacique Francisco “Pancho” Chaile observaba atentamente la situación y, con parsimonia, medía sus palabras. “Nosotros tenemos muchos conflictos por la tierra. Hace un tiempo nos quisieron desalojar y mantenemos una vigilancia constante. A veces vienen extraños y nos amenazan. Pero está todo bien con quienes en verdad vienen de visita”, explicó a LA GACETA en el lugar. La conversación, inicialmente lacónica, se extendería días después vía telefónica. 

CACIQUE DE LA CIQ. Francisco “Pancho” Chaile, de 69 años. CACIQUE DE LA CIQ. Francisco “Pancho” Chaile, de 69 años. FOTO PERSPECTIVASUR.COM

¿Qué sucede en el sitio, que es una llave al turismo en medio de los Valles Calchaquíes? La CIQ -unas 600 familias con 3.500 habitantes distribuidas en el extremo noroccidental de Tucumán- defiende que la propiedad de El Paso es comunitaria gracias a la Ley nacional n° 26.160, que en 2006 declaró la emergencia territorial de las comunidades indígenas originarias del país. La norma ordenó realizar un relevamiento de las tierras para evitar desalojos, aunque el proceso nunca concluyó y vence en noviembre de este año. 

Un letrero ubicado a escasos metros del límite con Catamarca exhibe las reivindicaciones. Sin embargo, las cientas de hectáreas en cuestión sobre la ruta 40 (están valuadas en varios millones de pesos) figuran en la Dirección General de Catastro como propiedad de terceros.  

“Nosotros estamos organizados desde hace 40 años y venimos luchando por tierras que reclaman otros. En El Paso hay un fallo judicial a favor de otras familias, de apellidos Cisneros, Albornoz y Rojas que trabajan para el Gobierno de Tucumán. No los conocemos, nunca han vivido acá y la jueza deja de lado que hay generaciones enteras de la comunidad que han habitado esta tierra. Entre gallos y medianoche, en 2012 o 2013, nos han venido a pechar”, denunció Chaile.   

Una casa típica en el paraje de El Paso. Una casa típica en el paraje de El Paso. LA GACETA / JUAN MARTÍN DE CHAZAL

Según el cacique, el reconocimiento judicial de la propiedad en el lugar “es con papeles fraguados”. “Han querido donarnos porciones de 10x30. El argumento de la jueza fue que tienen sembrado zapallo y maíz, pero es gente que no tiene nada que ver con la comunidad ni con la tierra trabajada. Nosotros solos hemos hecho defensas en el río. No hemos sabido de ellos en años, pero si vemos que hay gente mala nos movilizamos”, advirtió el referente de casi 70 años.  

“Nos interesa que la gente sepa que existe una comunidad de Quilmes, heredera de los pobladores que habitaron aquí y fueron despojados hace siglos, que lucha por mantener su cultura y sus tradiciones”, destacó Chaile al ser consultado sobre la posibilidad de que los visitantes puedan enfrentar conflictos en la zona. “No habrá problema siempre y cuando se comuniquen con alguno de los delegados”, sostuvo. Son 14 las comunidades de base distribuidas en el valle Calchaquí: El Paso, Los Chañares, El Carmen, Quilmes Bajo, Quilmes Centro, Rincón de Quilmes, Las Cañas, El Bañado, Anjuana, Talapazo, El Pichao, Colalao del Valle, El Arbolar y Anchillos.  

Fuera del mapa oficial 

Alejandro Navarro, titular de la Dirección de Catastro, insistió en que la propiedad es de quien posee las escrituras legales. “Es un tema muy complejo. Las comunidades originarias han realizado un mapa de tierras ancestrales junto a la UNT, la Defensoría del Pueblo y el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas). Se trata de una especie de pretensión que nunca ha sido incorporada de manera oficial en Catastro”, repasó el funcionario.  

Tras un chequeo técnico, el agrimensor informó a LA GACETA que en El Paso “casi no hay tierras fiscales”, pero sí propiedades de particulares. “Si bien la Constitución reconoce los derechos indígenas, es una cuestión sensible porque entre las numerosas reivindicaciones en la provincia hay propiedades del Estado y dominios privados. Las razones históricas no pueden ir en contra de la seguridad jurídica”, argumentó.  

La legislación establece tres etapas en el proceso de relevamiento territorial indígena: demarcación, individualización o identificación, y titulación con su respectiva registración. Por lo general, no se ha avanzado más que en las primeras fases ante la superposición de pretensiones en las tierras. En algunos casos hay acuerdos entre los actores, pero otros derivan en conflictos que -en el mejor de los casos- se dirimen en la Justicia.  

Política y la vida en pandemia 

¿Cómo ha transcurrido la vida en el último año en un paraje ubicado a metros del límite interprovincial? Sobre la ruta 40, donde antes apenas unos carteles maltrechos anunciaban el cambio de jurisdicción, ahora existe un control que vigila con recelo el acceso a Catamarca. El ingreso a Santa María ha sido uno de los más dificultosos desde que inició la pandemia y, en la actualidad, las autoridades exigen -entre otros permisos- una prueba PCR con resultado negativo en coronavirus  

Un cartel en mal estado anuncia en la ruta 40 que el viajero está situado en Tucumán. Un cartel en mal estado anuncia en la ruta 40 que el viajero está situado en Tucumán. LA GACETA / JUAN MARTÍN DE CHAZAL

“Llegamos a un acuerdo con el COE de Santa María y Gendarmería para que los pobladores de la CIQ puedan ir y volver en el día con un papel firmado por mí. Al principio no nos dejaban pasar y muchos se abastecen o se atienden allá. Uno vivía tan acostumbrado a pasar de provincia y de repente aparecieron bloqueos y milicos. Generó impotencia, pero por suerte ahora está solucionado”, contó Chaile. El puesto se encuentra justo antes de acceder a la localidad catamarqueña de Fuerte Quemado.  

Entre los miembros de la CIQ hubo pocos casos de coronavirus, afirmó el cacique. Salvo un brote reciente en El Pichao, la situación se ha mantenido relativamente bajo control. “Seguimos las recomendaciones y tratamos de mantenernos en aislamiento. Las Ruinas de la Ciudad Sagrada de Quilmes han reabierto en enero, pero la verdad es que después del verano hubo pocas visitas”, manifestó y aseguró que los conflictos violentos que han sacudido el sitio turístico hace unos años (el líder indígena incluso fue apresado) han quedado en el pasado. “Estamos en tratativas para que tengamos participación allí”, remarcó.  

Chaile es cacique de la CIQ desde 1992 y fue reelecto por última vez en 2019. Esta semana, mantuvo en Colalao del Valle un encuentro con el vicegobernador Osvaldo Jaldo y un grupo de legisladores afines. “Entregaron materiales, hablamos sobre algunas ayudas y le planteamos nuestros problemas”, indicó y negó que el encuentro signifique una toma de posición en medio del enfrentamiento que el titular de la Legislatura mantiene con el gobernador Juan Manzur. “Siempre intentamos mantener la relación; no nos metemos en líos que no nos competen”, aclaró.  

El tramo tucumano de la ruta 40 es un paso obligado para los viajeros que unen Santa María con Cafayate, en Salta. La pandemia ha reducido de forma considerable el tránsito en la zona, cuyo principal atractivo turístico en la provincia son las Ruinas de Quilmes. Desde la llanura, la ruta provincial 307 -la única conexión vehicular disponible- recibe a los “abajeños” con un asfalto en pésimo estado entre Tafí del Valle y Amaicha del Valle, pasando El Infiernillo. Entre la inmensidad de las cumbres que coronan los cielos tucumanos, son numerosos los conflictos humanos que hoy se mantienen en latencia.

          

 

 

 

 

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