La industria audiovisual se recupera con protocolos y adaptabilidad

La industria audiovisual se recupera con protocolos y adaptabilidad

Lanzamiento del programa Contenidos Argentinos. Lanzamiento del programa "Contenidos Argentinos".

Por sus características propias, la industria audiovisual fue una de las áreas más castigadas el año pasado por las restricciones impuestas ante la pandemia de coronavirus. A diferencia de otras expresiones artísticas, filmar una película o una serie lleva a una preparación previa que ronda los cuatro a cinco años antes de prender las cámaras, un financiamiento sustancioso y la reunión de un grupo humano numeroso en un mismo ambiente.

Los profesionales involucrados (técnicos, actores, personal de respaldo, encargados de traslados, catering, hotelería y una larga lista más de actividades involucradas) no tienen relación de dependencia, sino que facturan -y por ende, cobran- por proyecto, día o intervención (en el campo actoral, hay diferencias de retribución entre un personaje con y sin parlamento, por pequeño que sea -un “buenas noches”, por ejemplo).

Eso indica que el parate de 2020 hasta fin de año implicó la ausencia absoluta de ingresos por meses en algunos rubros.

Desde octubre, el escenario comenzó a cambiar con los protocolos sanitarios que habilitaron el retorno a los rodajes. Y en este año, se intenta recuperar fuertemente el tiempo perdido. Todo indica que 2021 permitirá dar vuelca la página de un tiempo nefasto, aunque subsisten ciertos temores ante la segunda ola de contagios y se reivindica la importancia del apoyo estatal, según las entrevistas que realizó LA GACETA con varios integrantes de esta industria.

De sus opiniones se desprende la existencia de un sector cultural pujante, en el cual la adaptabilidad y flexibilidad, la calidad profesional de sus integrantes, la posibilidad de reformularse y la variedad de sus propuestas (documental, ficción, publicidad, videoclip) es reconocida dentro y fuera del país, con producciones internacionales que vienen a filmarse a la Argentina.

Para tentarlas, el Gobierno nacional lanzó esta semana “Contenidos argentinos”, un acuerdo sectorial de todas las patas de la industria audiovisual alcanzado del Consejo Económico y Social. El plan es generar incentivos fiscales a los proyectos del extranjero que quieran rodarse en el país para crear empleo, asegurar divisas y promover la actividad.

En cuanto a la actividad estatal, así como hay ilusión en ciertas acciones que se están adoptando en este sentido, hay reiterados cuestionamientos al Instituto de Cine y Artes Audiovisuales de la Argentina (Incaa) por falta de impulso en salir en auxilio de la industria.

Nueva etapa

El presidente de la Asociación de Directores de Cine PCI, Benjamín Ávila, tiene motivos para ilusionarse: “siento que es una nueva época, en la que todo se está barajando y dando de nuevo, aunque aún no sabemos ni las reglas nuevas ni  cuál es el nuevo juego; la pandemia pegó muy fuerte en todo el entramado productivo, industrial y cultural y lo audiovisual está en todas esas ramas”.

Pero su visión no está exenta de crítica. “Desde ese lado, el Inca), como actor esencial de la producción nacional, aún está detenido intentando administrar la falta de financiamiento del sector de cuando estuvieron los cines cerrados, y aún no toma medidas fuertes en este nuevo panorama. Es muy necesario que comience a actuar y a marcar las nuevas pautas del fomento del sector por el lado de lo que está amparado dentro de la ley de cine y con la iniciativa de la creación del fondo audiovisual para ampliar y albergar a todo el sector”, asevera.

Lentitud

Una mirada totalmente escéptica es la que tiene el director tucumano Pablo Schembri, ganador de la instancia nacional del festival Tucumán Cine Gerardo Vallejo del año pasado con “Zombies en el cañaveral”.

“Lamentablemente, 2021 continúa siendo otro año de estancamiento para el cine argentino. Sumado a los problemas que conlleva una pandemia que no cesa, está el lento accionar del Incaa y una inestable situación económica que dificulta proyectar a futuro cualquier tipo de actividad artística”, advierte.

El realizador reconoce que el Incaa, “como cualquier dependencia estatal , se vio afectada en su funcionamiento por la pandemia, lo que hace todos los procesos y vías de desarrollo se vean aún más ralentizadas, especialmente para quienes trabajamos desde el interior”.

“Es muy difícil poder intuir el desenlace de esta situación, lo que genera incertidumbre entre todos los integrantes de la comunidad audiovisual que se ha visto profundamente afectada, tanto en la proyección de las obras audiovisuales como en el desarrollo de proyectos presentes y futuros”, agrega.

Pese a todo, se mantiene en actividad: “con mi equipo de producción estamos en proceso de desarrollo de la serie web ‘El gato en la caja’, con el que rodamos un teaser protagonizado por Liliana Juárez, Paula Klass, Indio Armanini, Sebastián Bulacio y Gaspar Rojas; y ahora estamos a la espera de financiación para su desarrollo. Este mismo proyecto, además, va a convertirse en una publicación en los próximos meses”.

Rodajes con seguridad

La tucumana Sazy Salim (al frente de la productora Murillo Cine) asegura que el audiovisual es una actividad segura, que “está pudiendo funcionar con diferentes diseños o esquemas”.

“Si se cumplen adecuada y responsablemente con los testeos y los protocolos, se pueden hacer producciones tranquilamente, minimizando el riesgo lo máximo posible para no tener contagios. En este momento estoy terminando dos películas, un proceso que se hace en forma remota, porque el ser humano tiene una fuerte adaptabilidad a las nuevas formas de trabajo”, sostiene.

Capacidad

“Si se logra controlar la pandemia con la llegada de las vacunas a gran parte de la población, la actividad audiovisual volverá rápidamente; tenemos una capacidad impresionante de gestión, de reinvención y de adaptación. Nunca un día de trabajo es igual al anterior, nunca un proyecto es igual al siguiente, no tenemos una rutina. Nuestra capacidad técnica es muy alta, reconocida por locales y extranjeros, y las provincias tienen cada vez más técnicos locales y producen contenidos de calidad”, sostiene Pancho Casagrande, productor especializado en locaciones.

Agrega: “somos una industria conformada por gente que ama lo que hace, que se despierta cada día deseando llegar al set de filmación, a la oficina de producción, que ve en el compañero un aliado para lograr un objetivo en común y que ve en las nuevas camadas el futuro de la industria audiovisual”.

Experiencia personal

A diferencia de otros cineastas, la experiencia personal del santafesino Polo Donatti respecto al año pasado fue excelente, incluyendo haber ganado el festival Cortala realizado en Tucumán con su cortometraje “El laboratorio”, en su última edición en pleno covid-19. “2020 no sólo no fue un año perdido sino todo lo contrario”, afirma, ilusionado en la continuidad y ampliación de ese perfil de certámenes.

Y lo explica: “Gracias al enfoque territorial que aportan festivales como el Cortala, el festival de escuelas de cine latinoamericanas Flec Birri (Santa Fe), el Parque Paraguayo (Misiones) y otros en Córdoba, Río Negro y Salta, se pudo divisar las luces de un circuito cinematográfico que recorre gran parte del territorio nacional, y al que se accede en la mayoría de la veces llenando una encuesta de Google, o gratis por un portal web, y que detrás poseen una gran gestión mixta enfocada en la difusión y distribución de productos audiovisuales locales o regionales”.

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