Entre las internas partidarias, las encuestas y los focus group

Entre las internas partidarias, las encuestas y los focus group

La imagen cobra fuerza. Las encuestas son como esos oráculos que marcan el camino para la carrera que se avecina. No hay político que no haya encargado alguna para sondear el humor del votante en tiempos de pandemia del coronavirus. También hubo focus group, un método de investigación social con el que el gobernante pretende tener una radiografía del pensamiento del votante respecto de su gestión. En el medio de todo esto están las internas partidarias; unas más públicas que otras.

Por el lado del oficialismo, el gobernador Juan Manzur necesita imperiosamente tributarle a la Casa Rosada el mejor resultado posible en las próximas elecciones. La gestión del presidente Alberto Fernández necesita la mayor cantidad de bancas posibles para consolidar su administración. Cristina Fernández de Kirchner también tiene ese mismo objetivo, circunscripto por ahora en el Senado. En un principio, se pensó que la puja entre Manzur y el presidente de la Legislatura, Osvaldo Jaldo, era esporádica, con fecha de vencimiento en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Pero el vicegobernador está cada vez más distante de su compañero de fórmula, a tal punto de que, en las reuniones con los parlamentarios que le responden, suele decir que el que no tiene previsto armar listas alternativas de candidatos a diputados y a senadores nacionales ante la presunción (aunque día tras día se convierte en un hecho) de que sus referentes no formarán parte de la nómina que el Frente de Todos armará para enfrentar las elecciones parlamentarias.

Manzur también cortó el teléfono y bloqueó algunos números. Sin embargo, la línea directa con la Casa Rosada sigue firme. Hay motivos: la inquietud en Buenos Aires de que la puja atente contra la hegemonía peronista en el sexto distrito electoral más importante de la República Argentina.

Hay sondeos. Uno de ellos que recorre el moderno edificio legislativo apunta que el oficialismo tiene un piso de votos del 38% y que, con el peso del aparato partidario, a ese guarismo puede sumarle otros cinco puntos, es decir, un apoyo del 43%. Ese era el escenario ideal antes de la pelea de los principales referentes del PJ. Incluso se mencionó la posibilidad de dividir al electorado propio en aquella vieja estrategia del “vamos por todo”. No pudo ser. Esa encuesta apunta que Juntos por el Cambio tiene un piso de acompañamiento electoral del 20% y que Fuerza Republicana capitalizaría entre un 15% y un 17% de los votos. ¿Qué pasa si la coalición opositora decide unificarse? Es la pregunta que se hacen en el Parlamento. Y también en la Casa de Gobierno. Al radicalismo tradicional no le resultará sencillo el proceso de unidad. Los Autoconvocados Radicales anticiparon su rechazo a cualquier tipo de estrategia que implique un reparto de candidaturas sin tomar en cuenta todas las opiniones partidarias.

¿Por qué la encuesta jaldista no habla de Germán Alfaro? Los dirigentes de ese espacio indican que el PJS aún no ha dado señales claras de que presentará su propia lista y, por lo tanto, no forma parte de la oferta electoral. El PJ y Juntos por el Cambio pretenden que el partido del jefe municipal juegue en sus espacios. No hay señales todavía. Sin embargo, Alfaro se someterá a un sondeo nacional de intendentes de los principales aglomerados urbanos de la Argentina. El mes que viene se conocerá en qué posición se ubicará en ese ranking municipal que elaborará una consultora federal.

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