30 Abril 2021
A casi dos meses de iniciado el ciclo lectivo 2021 en Tucumán, todavía hay 30 escuelas que no han podido comenzar las clases presenciales debido al mal estado de sus edificios, según la denuncia del titular de ATEP, David Toledo. Problemas estructurales de arrastre -que no fueron subsanados durante 2020-, robos y saqueos reiterados en locales sin las mínimas condiciones de seguridad, y la falta de personal auxiliar en la mayoría de las escuelas porque se fue jubilando es la explicación a toda esta lamentable situación que afecta a cientos de niños y jóvenes. Es una situación que viene de años, pero hubo tiempo para poner freno al avance de estos problemas para evitar la eclosión que finalmente se produjo en el peor momento, en pandemia.
Durante años las escuelas funcionaron con el esfuerzo y la voluntad de los docentes que lograban disimular las necesidades más elementales. En las localidades del interior era común que los propios padres realizaran a modo de favor trabajos de reparación de techos, puertas y ventanas. Otras veces conseguían que Construcciones Escolares o la comuna del lugar pusieran la mano de obra mientras el material para los arreglos los solventaba la cooperadora con el aporte de los padres. Hoy, en situación de emergencia sanitaria y económica, esa lógica comunitaria se ha desvanecido y se hace necesario que el Estado provincial retome la responsabilidad sobre la cosa pública ’que nunca debería haber deslindado.
En enero la Nación realizó aportes por $ 2.700 millones para encarar obras en escuelas tucumanas. ¿Por qué nunca se informó detallada y oportunamente cómo se distribuyó el dinero? ¿Por qué dos organismos para el mantenimiento de las escuelas -Construcciones Escolares, en la órbita del Ministerio de Obras Públicas, e Infraestructura Escolar dentro del Ministerio de Educación- no lograron acondicionar los edificios? A favor, tuvieron un año sin gastos de funcionamiento y las escuelas vacías. ¿Será porque en 2019 el presupuesto de Construcciones Escolares se redujo un 73%? Sin embargo, lo que se gastó sólo fue 60%, según el editorial de Panorama Tucumano.
Contar con personal de limpieza es algo elemental para el normal funcionamiento de cualquier edificio público o privado. Mas el Ministerio de Educación funcionó durante mucho tiempo con un sistema de reposición sistemático de planes sociales, sin ningún grado de pertenencia a la institución. No hay director que no haya sufrido un dolor de cabeza a causa de esto.
Esta semana, unos 200 trabajadores auxiliares de distintas escuelas del sur dejaron de trabajar porque les debían dos meses de sueldo, según reclamaron. Al menos 11 escuelas reconocidas por el Ministerio de Educación se vieron obligadas a volver a la virtualidad porque no había quien las limpie. El director de Asistencia Técnica Pedagógica, José Luis González, dijo que “los trabajadores no tienen relación alguna con el Ministerio de Educación”. Sin embargo, eran 200 las personas que estaban trabajando dentro de las escuelas. En Desarrollo Social de la Nación, el referente de Renatep, Luciano Chincarini, aseguró que la supuesta gestora del programa laboral citado por los trabajadores es desconocida y presume que se trate de “una estafadora”.
El Estado debería tener claro que un trabajo digno y esencial como es hoy la limpieza de las escuelas debiera tomarse con más formalidad, y considerar que todo cargo debe ser remunerado como corresponde, no como una dádiva.
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