17 Abril 2021
Respeto, palabra totalmente degradada y sin embargo es primera y fundamental en la vida de los seres humanos, tal es así que a mi juicio está antes que el amor, ya que jamás puedes amar a otra persona si no la respetas, pareja, amigo, familiar, connacional, etc. La República Argentina está integrada desde su creación, en proporción mayoritaria, por seres humanos irrespetuosos en todos los ámbitos; pero analicemos sólo los que estuvieron y están en la función pública; estas personas manifiestan la falta de respeto entre otras formas con la mentira y gran parte de la población ya nos hemos acostumbrado a que nos mientan. Por ejemplo siempre nos dijeron que Argentina es un país federal, pero en la práctica nunca lo fue. Tomemos como ejemplo a Rosas y Urquiza; dice la historia que fueron federales, pues a mi juicio no es verdad; Rosas, todo su ejército y los que simpatizaban con él como decían “viva la santa federación y mueran los salvajes unitarios”, ¿y qué era la federación? Buenos Aires y sus alrededores de la época, o sea defendía su federación, no la confederación, que es lo que correspondía. Lo mismo pasaba con Urquiza; defendían sus provincias y alrededores y la llegada al puerto para la exportación de sus mercaderías -cuero, principalmente-, que le importaban a ambos Santiago del Estero, Salta o Cuyo; nada eran, solo caudillos y eso continuó para siempre. Por eso el actual país es una sumatoria de caudillos que continúan con ese proceder, aunque cada tanto cambie de nombre. Las provincias, que son los verdaderos estados, fueron perdiendo peso en las decisiones del país; además terminó el unitarismo de Buenos Aires atando el sistema con la apropiación de los impuestos, con el nacimiento de la coparticipación y allí tiene a todas las federaciones agarradas para apretarlas económicamente cuando necesita hacer funcionar el poder legislativo nacional. Por eso uno de los grandes cambios que tiene que hacer el país (necesario pero no suficiente) es hacerse federal: los impuestos, salvo muy pocos, deben ser de las provincias y estas participar al Estado nacional por su representación ante el mundo. Esto cambia totalmente la administración del país porque cambia la de los estados provinciales. ¿Qué se puede preocupar un gobernador como Insfrán de que su estado crezca si solo recauda el 6% de lo que gasta? Este cambio implica un plan a 20 años por lo menos, porque no es que de un día para el otro se le saca el aporte a Formosa, pero se busca que Formosa crezca y administre bien el Estado porque pasado ese tiempo no hay más ayuda de la Nación. Esto es tan así que vemos cómo algunas provincias, caso Mendoza y Córdoba, entran en la locura de querer hacer un estado aparte de la Argentina; claro, saben que producen más de lo que reciben y en vez de hacer las cosas con tiempo, quieren de un día para el otro salir del sistema, lo cual origina (además de ser una estupidez política) un desarreglo económico y financiero sin solución. En la vida interna de una nación federal, para el habitante, en temas políticos, sociales y especialmente económicos, es más importante la provincia que la nación, repito en la vida interna.
Luis Mónaco
Monteagudo 480
San Miguel de Tucumán
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