¿Cuántos martes 13 tiene el Ministerio de Educación?

¿Cuántos martes 13 tiene el Ministerio de Educación?

El martes 13 hizo honor a su fama en el Ministerio de Educación de Tucumán. La casa del horror fue nada menos que la coordinación de Educación Artística, donde uno hubiera pensado que las artes son capaces de exorcizar cualquier demonio. Pero no, ahí estaban abiertas las puertas del infierno con su cara más cruda. La supervisora Andrea Miguel, investigada y desplazada tras denunciar el pésimo estado de los edificios escolares, era mostrada por Facebook, en vivo, a pedido de ella misma, desde un balcón del primer piso de esa dependencia ministerial en Maipú 1.081. A los gritos, entre el llanto y la desesperación, le decía al periodista de Los Primeros que la tenían encerrada, que la habían golpeado y que le querían hacer firmar un acta cuyo contenido ella desconocía. Aparentemente se trataba del acta de sus nuevas funciones, tras ser alejada de su rol de supervisora mientras dure la investigación. Era impactante ver a la profesora acurrucada en el piso del balcón, sacando la cara entre las rejas de la baranda, mientras una policía femenina trataba de calmarla. Ella reclamaba la presencia en el lugar de la coordinadora artística, como máxima autoridad. Era cierto, no estaba en ese momento.

“Yo he venido a cumplir la presencialidad y aquí no me asignan tarea, quieren que haga capacitación artística, que haga base de datos; esa no es mi función. No me pueden obligar. Es indigno”, se desbordó. Entre sollozos y gritos lastimeros denunció “nombramientos ad referéndum del Poder Ejecutivo” en esa coordinación y que “20 docentes de alta montaña habían cesado en sus cargos sin motivo”. Quizás se refería a los docentes de ruralidad nombrados bajo la figura de “interinatos a término” que debían rendir sus cargos para continuar o no en funciones. Varios de ellos habían quedado disconformes con los resultados de la evaluación y pedían que se les explique por qué habían desaprobado.

Finalmente la profesora Miguel fue llevada por la policía. “He sido secuestrada y no tengo por qué aguantar todo esto”, dijo entre lágrimas antes de ser conducida de un brazo. Una de las empleadas bajó hacia la calle a decirle al periodista: “somos personal técnico y no sabemos cómo manejar esta situación”. También había otro empleado a quien Miguel recriminó no ser docente.

¿Que hay de cierto en todo esto? En principio, el escándalo, que se vio en vivo y en directo. La falta de respuesta de las propias autoridades a la sociedad, en especial a la docencia, que asiste azorada a semejante y lastimoso hecho en dependencias del Estado. Realmente daba pena ver sufrir a la docente y preocupación por todo lo que decía. Una explicación de la autoridad competente hubiera llevado cordura a esa escena de terror.

Pero las puertas del Hades habían sido abiertas la semana pasada, con el editorial de Federico van Mameren en Panorama Tucumano: “Ministro, en 2018 Construcciones Escolares tenía un presupuesto de $ 1.600 millones. Pero se ordenó pagar 860 millones. No se ahorró, porque además nuestra provincia incrementó el déficit. En 2019 el presupuesto de Construcciones escolares fue de $ 434 millones y se gastó $ 340 millones. Ese año se redujo un 73% el presupuesto de Construcciones escolares. Por eso usted, señor ministro, tiene que esperar para arreglar las escuelas”, le dijo abiertamente. Además puso muchos ejemplos: “Construcciones escolares presupuestó en 2019 $ 7,7 millones para transporte y gastó $ 5 millones. El programa Construir Empleo tenía presupuestado $ 3,3 millones y se ordenó pagar $ 990.000”, arremetió Van Mameren.

Son tantas las cuestiones que el ministro debería aclarar ante la sociedad... La subida en helicóptero de los docentes de alta montaña para dejarlos allá arriba, sin sus pertenencias, sin ropa de abrigo, durante 11 días, en una escuela en pésimo estado, que estuvo cerrada durante un año. ¿Cuántas son las escuelas que todavía no están funcionando por falta de agua y de mínimas condiciones de habitabilidad después de tantos robos y abandono? ¿Cómo se invierten los $ 2.600 millones que envió la Nación para la reparación de las escuelas? Solo hay silencio como respuesta. La única transparencia en las obras del Ministerio de Educación son las visitas de inspección a las escuelas que realiza el ministro y que difunde por sus propias redes.

Las voces de pedido de renuncia del ministro se hacen escuchar en cada movilización de la nueva fuerza que se llama Mesa Coordinadora de la Unidad Docente, que si bien no tiene personería jurídica, es cada vez más numerosa. Desde la Legislatura grupos radicales también exigen la remoción. Está muy bien que el Gobernador sienta afecto por sus ministros, sean de Educación o de Seguridad. Pero hay que aprender a escuchar la voz de la sociedad. Todas las voces, las de las minorías y las no “hegemónicas”, también.

Se vienen tiempos más complicados todavía. Una de las agrupaciones de la Mesa Coordinadora, la “Isauro Arancibia”, denunció en la Defensoría del Pueblo el peligro que corren los docentes en las aulas mientras suben los contagios. En la grieta de jaldistas y manzuristas una denuncia en la Defensoría del Pueblo puede encender un nuevo foco de conflicto.

Demasiados martes 13 para un ministerio. Hay que dejarse de tantas supersticiones y combatir la mala suerte con la verdad. Transparentar los actos de gobierno y escuchar más al pueblo. El Papa decía la semana pasada: “cuando falta consulta al pueblo, falta soberanía”. Lo peor que le puede pasar a un gobierno es perder autoridad.

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