Un laberinto judicial que terminó en femicidio: “ayudé a mi amiga y la Justicia me ultrajó”

Acompañó a Tacacho en su denuncia de la violencia y en el vía crucis por la Justicia, pero su testimonio fue descartado por “impreciso”.

UN TESTIMONIO DE LA AMISTAD. Marcelo Rodríguez y Paola Tacacho. UN TESTIMONIO DE LA AMISTAD. Marcelo Rodríguez y Paola Tacacho.

Marcelo Rodríguez es el testigo clave del hostigamiento y de las amenazas que el agresor Mauricio Parada Parejas infligió a Paola Tacacho. Tras el femicidio del 30 de octubre de 2020, Rodríguez sigue siendo un testigo clave, pero de la inacción estatal y de la violencia institucional. Su testimonio aparece en dos de las cinco primeras causas penales de un total de 13 promovidas para frenar los ataques. Pero el sistema judicial restó valor a la versión de Rodríguez, y tanto el juez Juan Francisco Pisa (caso N°2) como la fiscala Mariana Rivadeneira (caso N°5) se apoyaron en él para cerrar sus respectivos procesos. “Quise ayudar a mi amiga y conseguí todo lo contrario. La Justicia me ultrajó”, afirma Rodríguez por teléfono.

En su calidad de confidente, vecino y colega (también es profesor de Inglés), el joven recibió los mensajes intimidatorios que Parada Parejas remitía al entorno de la víctima y vio al femicida incontables veces mientras este hacía su vigilancia (se quitó la vida después del crimen). Rodríguez fotografió al acusado y acompañó a Tacacho a la comisaría I° en infinidad de oportunidades: “intentó hacer muchas denuncias más que las 14 o 15 que le recibieron efectivamente. Nos decían que volviéramos más tarde; que el oficial a cargo no estaba, etcétera. Fuimos un montón de veces y yo estuve ahí”, agrega. Y asegura que ni la Policía ni las diferentes oficinas del sistema judicial les brindaron una orientación. Mientras tanto, ellos confiaban en que, para bloquear a Parada Parejas, bastaba con avisar lo que sucedía y aportar las pruebas.

TESTIGO. Facsímil 
de las declaraciones que Rodríguez dio en las causas N°3 y N°5. TESTIGO. Facsímil 
de las declaraciones que Rodríguez dio en las causas N°3 y N°5.
Un laberinto judicial que terminó en femicidio: “ayudé a mi amiga y la Justicia me ultrajó”

En ese intento de llamar la atención de las autoridades, Rodríguez prestó declaración ante el fiscal Diego López Ávila el 1 de septiembre de 2016. “Sí lo vi en la esquina de Monteagudo y San Juan (de esta capital). Siempre se para en la cerrajería que hay en la calle Monteagudo. Ella (por Tacacho) vive a la vuelta, en la San Juan. Él sabe que ella pasa los martes y jueves por ahí”, había descripto. Rodríguez había insistido en que, si bien hacía rato que no encontraba a Parada Parejas y que no podía precisar cuándo había sido la última vez, sí estaba seguro de que aquel apareció luego de que el juez Alejandro Tomas le ordenara alejarse de Tacacho (el 26 de mayo de 2016).

Con las palabras de Rodríguez, el juez Juan Francisco Pisa construyó su decisión de sobreseer al femicida. “López Ávila entiende que si bien no se cuenta con el horario preciso de acaecimiento del hecho imputado, este puede presumirse probable con el testimonio de Rodríguez. Pero considero que lo aportado por el testigo carece de entidad y de contundencia”, argumentó Pisa -a quien el gobernador Juan Manzur otorgó en 2020 el “ticket” para jubilarse con el 82% móvil- en el fallo del 5 de junio de 2017.

El 27 de abril de 2018, el testigo se presentó ante la Fiscalía de Rivadeneira, que en ese entonces tramitaba la causa N°5. “Trabajo cerca de donde Tacacho vive y en varias oportunidades vi a Parada Parejas frente a la casa de ella. No recuerdo si específicamente alguna de esas veces habrá sido el día de la denuncia. Él me manda mensajes por Facebook o Instagram todo el tiempo en los que dice que ya falta poco, que ya va a llegar, como amenazando a Paola”, dijo. El 2 de mayo de 2018, Rivadeneira archivó el caso con el argumento de que habría vencido la medida perimetral otorgada por Tomas, aunque dicha orden carece de plazo de duración, según las tres copias adjuntadas al proceso. “De la declaración testimonial (de Rodríguez) no se puede establecer con precisión que el hecho (de la desobediencia judicial) se haya producido el día denunciado”, agregó.

Rodríguez supo por el diario que el juez y la fiscala lo habían considerado “impreciso”. “Esto me causa un dolor terrible. Me siento instrumental (funcional) a la injusticia. Las altas esferas del poder me usaron a mí, un pequeño ciudadano, para excusar su actuación”, opina. Y añade que él esperaba colaboración: “pero cuando fui a declarar tuve la sensación de que relativizaban la situación y la verdad. Me acuerdo que insistí en plural que Parada Parejas nos molestaba de un modo permanente. A ellos sólo les interesaba una fecha fija, no solucionar el problema. ¿Cómo podían hacer hincapié en un día y un horario si yo les decía que esto era constante?”.

A Rodríguez le impacta la desinformación: dice que la víctima ni siquiera se enteró de que en un momento Parada Parejas estuvo detenido. “No se hizo nada. No sé si esto es pura negligencia o corrupción, pero yo perdí la fe en el Estado”, explica. Y manifiesta que lo llamaron a declarar sobre el homicidio, pero no le consta que se esté investigando la responsabilidad de los funcionarios públicos. Aún así, afirma que él está alineado con la familia de Tacacho en cuanto al anhelo de que alguien pague por lo que sucedió: “ellos quieren eso y yo estoy de su lado en esto también. Pero ya vimos que con Pisa no pasó nada”.

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