Comida casera gourmet y dietas “ancestrales” para las mascotas

Comida casera gourmet y dietas “ancestrales” para las mascotas

Hay quienes optan por brindarles a sus perros o gatos una alimentación consciente. El auge de la gastronomía naturista para animales y la dieta ACBA.

Gatito Gatito

En esta época en la que cada vez más gente incursiona en las disciplinas holísticas, “hacer de la comida una medicina” se volvió casi un mantra para alcanzar una salud integral que comulgue cuerpo, mente y espíritu. Esta meta lleva a tener mayor conciencia sobre los alimentos, y no sólo de aquellos que consumimos sino también de las cosas que les damos a nuestras mascotas.

Con el propósito de abandonar los productos artificiales, entre los cuidadores está en auge la idea de sustituir el alimento balanceado ultraprocesado por alternativas naturales y crear menús nutricionales personalizados.

“Al ver la cantidad de saborizantes sintéticos y el exceso de carbohidratos en los balanceados artificiales hay algo que no cuadra. Todo lo que ingieren nuestros perros o gatos tendría que ayudarlos a prevenir enfermedades futuras, fortalecer el sistema inmune y mejorar su estado anímico. Además, hay patologías (obesidad, disfunción renal, estrés metabólico) que aparecen precisamente por la mala alimentación”, explica la veterinaria nutricionista Romina Pellegrini.

Para revertir la monotonía de los snacks con forma de huesito o los pegajosos sobrecitos de atún, la dieta estrella (en controversias y preparación) es la Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada (ACBA).

“La ACBA se basa en el consumo de carnes, órganos y vísceras crudas (50%), huesos carnosos (20%) y -en menor medida- huevos, plantas aromáticas y verduras (20%) y frutas (10%) frescas. El concepto es recrear el menú que los cánidos tendrían en un estado silvestre y lograr que nuestros perros se vuelvan a conectar con sus raíces ancestrales”, explica la estudiante de etología Ana Laura Etcheves.

Otra opción es implementar esa misma dieta, pero con la carne y las verduras cocidas al vapor, al horno o en una sartén.

“No se trata de darle al perro las sobras de pollo con arroz o los huesitos que quedaron de un asado. Al contrario, esta clase de dietas tiene su tabla nutricional y porciones adecuadas para cada raza. Es elaborar platos (con comida real) capaces de cubrir el balance de proteínas, vitaminas, grasas y cereales que necesitan nuestros amigos de cuatro patas”, aclara Pellegrini.

Cruce de miradas

Para implementar cualquier cambio en la alimentación de los animales domésticos (al igual que pasa con los humanos) la regla clave es contar con la supervisión de un nutricionista o especialista.

“Los valores de las hortalizas y el tipo de productos que pueden consumir las mascotas deben adaptarse a su peso, edad, raza y actividad física. Sobre todo al hablar de productos crudos por el riesgo de transmisión de parásitos o enfermedades zoonóticas. Además, la incorporación de carnes, frutas y verduras debe ser progresiva para generar acostumbramiento”, añade Etcheves.

Otra opción es simplemente usar la comida real como suplementos que fomenten sus sentidos o los espacios lúdicos. Por ejemplo, esconder en sus juguetes restos de fruta o darles trozos de carne a modo de premio esporádico los ayudará a entretenerse y enriquecer el ambiente en que viven.

“La pandemia también dejó secuelas en las mascotas y usar este recurso para incentivarlos a la acción puede compensar la disminución de los paseos”, detalla la nutricionista.

¿Mascotas veggie?

Una consulta frecuente que preocupa a los veterinarios es la cantidad de dueños que desean convertir a sus perros y gatos en veganos. “Ambos animales son carnívoros y, aunque ambas especies digieren y aprovechan los vegetales, la carne es fundamental. En los pet shops ya hay marcas balanceadas veganas, pero a fin de cuentas estas traen una mayor cantidad de nutrientes sintéticos porque se deben alcanzar con otros compuestos los valores nutricionales requeridos. Eso implica también un mayor uso de arroz, maíz, soja y trigo, lo cual aumenta la inflación intestinal y la insulina”, advierte.

Permitido y prohibido

Para evitar intoxicaciones, indigestiones o vómitos es necesario prestar atención a los alimentos que servimos en su cuenco.

En la lista de productos denegados figuran: la cebolla, la papa cruda, las frutas con semillas o carozos, las frituras, el azúcar y el ajo. También hay que omitir el cacao y cualquier producto con chocolate.

En el caso de los permitidos, puede sumarse a la cata la avena, varias plantas aromáticas, el arroz, el aceite de oliva extra virgen y las viseras de hígado, sesos, bazo, riñón o pulmón.

Del grupo de los lácteos la leche es 100% desaconsejada, sin embargo, los canes son capaces de comer algunos probióticos (sean el yogur natural -sin azúcar ni conservantes- o verduras fermentadas ).

Entre las frutas son viables la pera, la manzana, la banana, el melón, el durazno y los arándanos. Complementando el plato con varias hortalizas, como por ejemplo: la espinaca, la zanahoria, la remolacha, el brócoli, el zapallito, el repollo y el coliflor.

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