Fútbol, Bielsa y “bilardismo”

Fútbol, Bielsa y “bilardismo”

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“Merecimos ganar, pero hubiese sido justo que ganara el City”. La frase de Marcelo Bielsa (él mismo aclaró antes que lo que iba a decir podía sonar contradictorio) grafica el triunfo histórico que prácticamente aseguró ayer a Leeds su permanencia en la Premier, pero además lo acercó a luchar por un lugar en copas europeas. La estadística de 29 remates de Manchester City contra apenas dos de Leeds (los dos goles del 2-1 final) confirman que el equipo de Pep Guardiola fue muy superior. Pero es difícil no coincidir con Bielsa, que luego no se quejó por la expulsión de su capitán Liam Cooper a los 45 minutos, que llevó a Bielsa a sacar de la cancha al goleador Patrick Bamford. Es decir, uno menos y sin capitán ni goleador y todo un tiempo por delante. Y, además, en la casa del equipo que será campeón seguro de la Premier, y que además llevaba una racha de casi cuarenta partidos sin perder. ¿No fue una hazaña para un equipo recién ascendido como Leeds, ausente de la Premier durante dieciséis años?

En un sentido, Bielsa se ganó ayer hasta el corazón de quienes cuestionan su fútbol tan vertiginoso, tan vertical, de aparente “desorden” y relativa fragilidad defensiva. Jugó el segundo tiempo casi adentro de su área y haciendo entrar más defensores para fortalecer la trinchera. El simple amontonamiento de jugadores en defensa suele merecer el generoso concepto de “orden”. Un orden, claro, que termina siendo luego cuestionado si una de las muchas pelotas que no entra por milímetros termina en gol. Pero Leeds, tras el empate del City que parecía presagiar el asalto final, avisó en los minutos finales que no se olvidaba del arco rival. Primero fue el brasileño Raphina que perdió un mano a mano contra Ederson, arquero del City. Y luego, ya en el último minuto reglamentario, fue otra vez Stuart Dallas (autor del primer gol) quien advirtió que tenía más piernas que un agotado Josh Stones, ganó la posición y definió la victoria. Vimos a un Bielsa más cínico que nunca. Dos tiros al arco, dos goles. Como diciéndole a muchos de sus críticos: “¿querían ‘bilardismo’? Aquí lo tienen”.

El partido, como todos los de la Premier de este fin de semana, comenzó con el homenaje de dos minutos de silencio (dos sí, no uno) por la muerte a los 99 años del príncipe Felipe, que fue jugador discreto de cricket y de polo (deportes de la realeza), pero que también llegó a ser presidente de honor de la Federación de fútbol de Inglaterra (FA). Y tuvo su minuto más polémico con la decisión del VAR de hacerle cambiar al árbitro lo que él interpretó inicialmente, a tres metros de la jugada, como tarjeta amarilla para Cooper por una falta dura contra el brasileño Gabriel Jesús. Curioso que otros árbitros dentro de una oficina, con cámara lenta y repetida, le ganen en interpretación a quien estaba en mucha mejor posición para jugar la acción, su velocidad y su intencionalidad en un deporte que, sabemos, es de fricción. La acción de Cooper (que fue directo a la pelota y llegó primero, pero con uso excesivo de la fuerza, acaso innecesario en la media cancha) generó repudios inmediatos al VAR en las redes. Como sea, arruinó el partido. Porque el City, el más poderoso de los dos, tenía encima un jugador más para afrontar todo el segundo tiempo.

Dos puntos finales más: Bielsa, claro, no juega siempre así, como jugó ayer Leeds. Es más, hace lo contrario, arriesga mucho. Y por eso suele recibir críticas. Pero la campaña de Leeds demuele un mito: es uno de los equipos más goleados de la Premier, pero anda por la mitad de la tabla, ya lejos de los puestos de descenso. El otro punto es que Guardiola, claramente, comenzó a jugar esta temporada un fútbol acaso menos arriesgado que temporadas atrás. El Bayern Munich de hoy es más ofensivo que lo que fue el suyo. Lo vimos en el partidazo de Champions, que terminó en derrota en Munich 3-2 contra el PSG de Mauricio Pochettino. Fueron dos equipos que, por momentos, parecían estar jugando en el potrero, que se “olvidaron” de todo orden defensivo porque, cada vez que tenían la pelota, la consigna era atacar y atacar. Guardiola sufrió en las Champions pasadas jugando con riesgos similares. ¿Habrá cambiado Pep porque después de muchos años cree que así podrá volver a reinar en Europa? Como sea, el partido de ayer contra Leeds mostró además que, por mucha admiración hacia el “Kun” Agüero, para Pep, el atacante argentino es hoy una opción muy lejana de recambio. Últimos informes sugieren que Leeds iría por el “Kun”. Cuesta imaginárselo en un equipo de Bielsa, que exige sacrificio enorme a todos sus jugadores. Pero el fútbol es imprevisible. Lo vimos ayer en el Etihad.

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