¿Querés ser socio del próximo Marcos Galperín?

¿Querés ser socio del próximo Marcos Galperín?

Por Regina Martínez Riekes. Asesora financiera.

04 Abril 2021

“No hablo con emprendedores acerca del valor de su empresa por más de 5 minutos. Si quieren hablar más de eso, probablemente no invierta”

Ron Conway, inversor ángel de Facebook, Foursquare, Google, Napster, Pinterest y Twitter

Los unicornios son criaturas mitológicas. Usualmente protagonistas de leyendas. Se distinguen por su belleza, y aunque pocos saben, por su fuerza colosal.

En el mundo de las finanzas, su uso hace referencia a empresas emergentes cuya valuación superó los U$S 1.000 millones. Se trata de startups, compañías jóvenes con alto potencial de crecimiento y escalabilidad, que no operan en mercados con oferta pública.

De los 22 unicornios que tiene Latinoamérica, cinco son de origen argentino. Mercado Libre, Globant, Despegar, OLX y más recientemente, Auth0.

El colosal valor de estas empresas ostenta los U$S U$S 86.000 millones, equivalente al doble de lo que hoy nuestro Banco Central almacena en reservas brutas (de las netas y líquidas, mejor no hablar).

En todos los casos, empezaron como pequeñas compañías. Proyectos en una hoja de papel, liderados por un emprendedor de alto impacto que supo amar un equipo y crear valor a través de una solución global.

Diversificando el portafolio

Una empresa accede a financiamiento bancario y a través del mercado de capitales (oferta pública) solo en su etapa de consolidación y madurez. Los primeros años, cuando la compañía es una promesa y tiene flujo de caja negativo, el financiamiento esencialmente es privado. Al capital aportado por los fundadores, se suma el de amigos y familiares dentro de un círculo de conocidos. Sin embargo si el equipo emprendedor quiere escalar aún más, debe acceder a un mayor volumen de financiamiento. Es ahí donde entra la industria del Venture Capital o Capital Emprendedor.

En Argentina esta Industria ha financiado en los últimos cinco años más de 300 startups por un monto superior a los U$S 800 millones. A simple vista un número bastante bajo que no debería llamar la atención. Si consideramos sin embargo que se trata de inversiones de riesgo, con un alto potencial de crecimiento, no lo es. Lo ideal en estos casos es armar un portafolio bien diversificado, con un mínimo de 10 startups en cartera. Si bien son una buena promesa, la tasa de fracaso también es alta. Las inversiones que sobrevivan deben repagar con creces a otras que quedaron en el camino.

“Un inversor no debería destinar más del 15% de su portafolio a inversiones en capital emprendedor”, señala Marta Cruz, inversora ángel y co -fundadora de NEXTP Ventures, fondo de inversión con foco en Latinoamérica.

Inversores ángeles: mucho más que dinero

Un Inversor ángel es una persona que invierte capital propio en empresas en fase temprana a cambio de un porcentaje de participación accionaria. La principal característica es que aporta mucho más que dinero. Tiempo. Contactos. Mentoreo. Asesoramiento.

Usualmente el período de inversión es aproximadamente de 10 años, siendo los “tickets” promedio de inversión de U$S 25.000.

Entre los principales inconvenientes que encuentran este tipo de inversores es el de entender y acordar las condiciones de inversión. Las mejores compañías estructuran su empresa paraguas de forma off shore (parte de lo cual hace que sea una inversión atractiva). Eso significa un contrato con cláusulas y terminología en inglés. Asimismo, al ser una operación de carácter privado es poco probable que las startups más interesantes lleguen fácilmente a las manos de un inversor en un ecosistema poco desarrollado.

Encontrar la empresa ideal implica realizar una búsqueda exhaustiva de una lista de emprendedores ávidos por encontrar financiamiento. Buscar, analizar y entender la industria. Conocer al equipo de trabajo, analizar proyecciones y realizar los acuerdos hacen de ésta una industria compleja. Invertir en startups es más difícil que invertir en un fondo común de inversión, un bono o una acción.

Nada como ir juntos a la par

Invertir en startups puede ser una tarea mucho más sencilla, tercerizando la gestión a algún fondo especializado. Gestoras que están más cerca del “pipeline” o flujos de proyectos y que muestran un gran involucramiento en el proceso de creación de valor.

Estas gestoras monetizan su trabajo de dos formas. Cobran un porcentaje por manejo de fondos similar al de cualquier fondo común de inversión tradicional. En la extinción de la vida del fondo (usualmente a los 10 años) el capital se distribuye primero repagando a los inversores su capital invertido. El exceso de ese capital se distribuye en porcentajes usualmente del 80% para el grupo inversor y 20% para la gestora, en un perfecto proceso de alineación de incentivos. Los gestores de fondos solo cobran ganancias si las hubiera lo cual dependerá del comportamiento de las empresas invertidas.

Diversificación. Experiencia. Menores costos de búsqueda. Alineación de incentivos. Portafolio global. Parte de las ventajas de invertir a través de una gestora donde los tickets mínimos son más altos. Se inician recién a partir de los U$S 100.000.

Invirtiendo en el próximo unicornio

Un bono del Tesoro de EEUU a 10 años rinde 1,7% anual. De forma conjunta o individual en un mundo de bajas tasas de interés, la inversión en capital emprendedor luce atractiva a fines de mejorar la ecuación riesgo-retorno. Los retornos en esta industria sobrecompensan el riesgo asumido.

Este riesgo sin embargo no difiere mucho de aquel asumido por un productor agropecuario, cuya siembra depende de variables no controladas como precio y clima. Tampoco del riesgo asumido por un empresario argentino, quien entierra su capital y lo somete a la inseguridad jurídica reinante.

Diversificar el portafolio globalmente incorporando inversión en empresas de alto impacto económico, social y ambiental. Generar empleo de alta calidad y riqueza para un país con 19 millones de pobres. Todo eso a cambio de multiplicar por varias veces el capital arriesgado.

Si se apura quizás pueda presumir ser coinversor del próximo Marcos Galperín en la que será el nuevo unicornio argentino. O por supuesto, seguir asustado comprando dólares para dejarlos bajo el colchón, financiando alegremente el déficit de los Estados Unidos.

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