El via crucis del justicialismo tucumano

El via crucis del justicialismo tucumano

Estación I.- La unidad es condenada a muerte

Marzo se ha marchado con el divorcio consumado en la fórmula que gobierna Tucumán.

Según el manzurismo, Osvaldo Jaldo, antes que aspirar a suceder a Juan Manzur en la gobernación, busca empecinadamente convertir al gobernador en un mandatario debilitado desde el primer día del segundo mandato. Lo cual, dicen, es estéril, a la vez que imperdonable.

Según el jaldismo, el manzurismo nunca aceptó que no es la Legislatura, sino la Constitución y el electorado los que impedirán un tercer mandato. Así que declaran a la Casa de Gobierno irracional y nada confiable. La reconciliación es imposible y, aseguran, su futuro es sin Manzur.

Estación II.- Cada quien carga con su cruz

Esta semana, Jaldo volvió a usar apellido de soltero político. En el acto en Concepción el cartel central expresaba: “Alberto – Cristina – Jaldo”. Ya no hay matrimonio oficialista con Manzur.

El gobernador, metafóricamente, procedió a designar a una abogada para el divorcio. Eyectó a Marcelo Caponio como apoderado del Partido Justicialista y lo reemplazó Ana Escobedo.

Estación III.- La primera caída

El primer derrumbe se dio en el plano de los territorios. La semana del 8 al 15 de marzo, Jaldo se convirtió en el “clivaje” de los partidos políticos con representación parlamentaria. Impuso a Eduardo Cobos como defensor del pueblo, quebró al PJ, fracturó a FR y fisuró a la UCR.

La semana del 15 al 22, Manzur engrosó su bancada de Leales y puso a concejos deliberantes, ediles, intendentes y la casi totalidad de los delegados comunales a orbitar en torno de él. Y se retrató con el presidente, Alberto Fernández, y el gravitante Sergio Mansilla, líder del bloque.

Estación IV.- Encuentro con “la madre”: la Nación

Unos y otros coinciden en que durante este mes se dará un encuentro entre el gobernador y el vice. ¿De qué depende? Del llamado de la Casa Rosada para pedir “unidad” para los comicios. Pero lo que habrá no será unidad, sino una convivencia forzada. Y a plazo fijo.

Estación V.- El oficialismo es ayudado por la oposición

La división de la oposición con representación parlamentaria es un bálsamo para la interna del PJ. Pero si bien es cierto la unidad de la oposición es un viejo clamor, a estas alturas resulta imposible. Los radicales entre sí se han dicho de todo. La conducción de FR con la de la UCR, igual. Y el alfarismo y el bussismo, también. Los comicios nacionales de este año, entonces, se avizoran como una purga opositora. No todos seguirán políticamente vivos a fin de año.

Estación VI.- La realidad limpia el rostro del oficialismo

Mientras Manzur y Jaldo se destripaban políticamente, los tucumanos se quedaron sin transporte público nocturno durante dos días; se lanzó la campaña vacunatoria para mayores de 60 años y a los 15 minutos se habían acabado los turnos y las dosis; a 30 días del retorno a clases hay 30 escuelas con infraestructura aplazada. Si siguen más ocupados en pelearse que en gobernar, tendrán que afiliarse al radicalismo. En todo caso, esa es la pregunta a responder: ¿quién es, según sus propios proyectos políticos, el que más pierde con este desgaste: el gobernador o el vicegobernador? De la respuesta surgirá la clave para esa dinámica abrasiva.

Estación VII.- La segunda caída

El segundo derrumbe estuvo dado por las zancadillas en las estructuras. Jaldo segó un millar de contratos de los legisladores que se fueron donde el bloque manzurista. El manzurismo destituyó funcionarios en la administración pública centralizada y descentralizada. ¿Qué fue de aquella “verdad” según la cual para un peronista no hay nada mejor que otro peronista?

Estación VIII.- Unos y otros se consuelan internamente

Dice el manzurismo que por un “precio módico”, como el ombudsman, clarificaron quién es quién en el oficialismo. Afirman que Jaldo quedó mal con el peronismo cesanteando “compañeros”. Lo acusan de haber querido dejar al PJ sin apoderado al intentar que la sesión del consejo provincial de esta semana quedara sin quórum. Y afirman que ya está claro que, así como el gobernador es el gran elector, el tranqueño no será el elegido para la sucesión.

Dice el jaldismo que cuando llegó la hora de la pelea, dieron la batalla por la Defensoría del Pueblo y la ganaron. Afirman que la reforma constitucional está clausurada y por ende no habrá más reelecciones consecutivas. Sostiene que la pelea por el apoderado del PJ es intrascendente. Y que esa sesión del consejo provincia, con 11 de los 20 miembros, mostró que el partido está -coherentemente- partido al medio.

Estación IX.- Tercera caída

El 43,5% de la población de San Miguel de Tucumán y de Tafí Viejo están en la pobreza. Sólo en estas dos ciudades hay 400.000 pobres. Por supuesto que “el poder” siempre está en disputa, pero debiera haber otras prioridades donde concentrar las energías del oficialismo. Si sólo se administran las miserias de la política, lo único por repartir, indudablemente, será pobreza.

Estación X.- El oficialismo es despojado de sus ropajes

El bloque Justicialista de Todos era, hasta el 7 de marzo, un nucleamiento de 33 legisladores. Es decir, reunía los dos tercios de los 49 miembros de la Legislatura. Al día siguiente devino dos bloques minoritarios de 19 y 14 escaños. Necesitan de la oposición, incluso, para sesionar.

Estación XI.- Las crucificciones

Los entornos del gobernador y del vice no lucen demasiado preocupados en preservar las figuras políticas de uno y de otro. Jaldo ganó la pelea por el ombudsman en la Legislatura, pero ahora ni siquiera tiene quórum propio. Manzur ganó la pelea por el apoderado del PJ, pero a duras penas consiguió el quórum estricto para sesionar. Uno y otro están jugando al filo. Es claro que muchos están capitalizando esta pelea, pero hasta aquí no parecen ser ellos dos.

Estación XII.- Las lealtades mueren en la cruz

Abundan los intendentes que negaron ya tres veces al vicegobernador y los legisladores que antes de que cantara un gallo, dejaron el manzurismo y amanecieron en el jaldismo. Comenzó la temporada de parlamentarios que se autopostulan para ir al Ejecutivo y, de repente, deciden quedarse en la banca. Hubo un concejal de la capital que, el día de la designación de Escobedo como apoderada del PJ, desayunó con Jaldo para terminar, al mediodía, votando con Manzur. “Comió las facturas aquí y tomó el cortado en el partido”, ironizan en la Legislatura. El 17 de octubre, al final, ¿es un día para homenajear la lealtad o para no olvidar que existe?

Estación XII.- Bajados de la cruz

Hoy, el gobernador no tiene habilitado el camino para lograr una reforma constitucional en la Legislatura. Y el vicegobernador no tiene al Partido Justicialista para respaldarlo en la búsqueda de la gobernación. La interna los ha bajado de todas las alturas.

Estación XIV.- Sepulturas

La sociedad observa, con diversas intensidades, pero en los más distintos niveles, que la vida en Tucumán es eso que se padece mientras el oficialismo está ocupado en otras cosas. Así, no hay salud gubernamental que aguante ni vacuna que inmunice. Los proyectos políticos no se mueren de coronavirus, precisamente. Si adentro del PJ todo es mentiras, la realidad, más que nunca, debiera asomarse como una realidad a la cual atender.

Estación XV.- La resurrección

El gran misterio, así en la religión como en la política. Aunque resulta indescifrable, una certeza se asoma: por este camino, si hay resurrección, no acontecerá en el oficialismo tucumano.


Comentarios