¿Imagen de debilidad o de fortaleza política la de Manzur llevando a Felipe de Heredia?

¿Imagen de debilidad o de fortaleza política la de Manzur llevando a Felipe de Heredia?

Se suele decir que una imagen vale por mil palabras, porque suele poner de manifiesto una realidad sin necesidad de explicarla. Sin embargo, la de Manzur llevando lentamente del brazo a Teresa Felipe de Heredia -su salvadora-, con visibles dificultades para caminar por su edad, ¿revela la debilidad o la fortaleza del gobernador en la interna por el liderazgo frente a Jaldo? La ex concejal le permitió salir airoso de su propia encerrona al citar confiado a reunión de consejo para demostrar que tiene la conducción del PJ. Otra batalla contra el tranqueño. Él la llevó del brazo hasta el partido cual logro político. Esa imagen sí vale mil palabras: expone que las peleas que elija serán desgastantes y que agrietarán más su relación con Jaldo, y al PJ. Así, por poner en función a dos apoderados para seguir expulsando jaldistas casi sufre un papelón de magnitud. Un papelón que iba a traspasar las fronteras tucumanas, porque una derrota en la propia casa, de local y como presidente del PJ, hubiera repercutido en Buenos Aires, habría alimentado dudas y desconfianzas. Sin embargo sonrió sobre la hora; a costa de sacar de su aislamiento a una persona mayor, que más allá de su fe peronista, es un persona de riesgo. Hasta que apareció, varios transpiraron por la tensión y por el posible fracaso. ¿Se confió Manzur? Al final celebró, pero a un costo político muy alto, porque lo que ayer se puso en evidencia en el PJ es que la fractura es más profunda, más compleja, y que las batallas -en cualquier campo- se van a definir por detalles y por las habilidades de los dos principales duelistas. Jaldo se atrincheró en la Legislatura con sus ocho leales. Sonrieron cuando vieron pasar el tiempo y que el manzurismo no completaba el quórum; después se pusieron serios. Ahora se contentan con apuntar que sus números exponen que hay jaldismo para dar lucha. Dos se pelean, a uno lo salvó ayer una nonagenaria. En tanto el peronismo cruje.

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