Dejar de fumar: un desafío al que muchos han renunciado

Dejar de fumar: un desafío al que muchos han renunciado

Un estudio indica que desde que comenzó la pandemia subió la venta de cigarrillos y disminuyeron los intentos de dejarlo.

PEDIDOS. Las llamadas a los servicios de ayuda para dejar de fumar bajaron un 27% el año pasado. PEDIDOS. Las llamadas a los servicios de ayuda para dejar de fumar bajaron un 27% el año pasado.

El coronavirus significó para muchas personas el estímulo ideal para dejar el tabaco. La evidencia de que hay un mayor riesgo para los pacientes fumadores llevó a muchas personas, especialmente adultos mayores, a decirle chau al pucho. Sin embargo, por otro lado, la pandemia ha generado ansiedad, estrés y preocupación laboral, que han sido grandes obstáculos para abandonar el hábito de fumar.

Un año después de que la covid-19 cambiara la vida de millones de personas, en EEUU se ven algunas señales preocupantes de los efectos de la pandemia: menos fumadores en Estados Unidos contactaron a los números telefónicos de ayuda para dejar el cigarrillo el año pasado y algunos fumaron más, lo que contribuyó a un aumento inusual en las ventas de puchos.

Las llamadas a los servicios de ayuda para dejar de fumar bajaron 27% el año pasado, la mayor caída en una década, según el North American Quitline Consortium. Al mismo tiempo, una encuesta entre 1.000 fumadores adultos realizada por la Facultad de Medicina de Harvard, reveló que aproximadamente un tercio informó haber fumado más durante los primeros seis meses de la pandemia.

Varias organizaciones relacionadas con la salud de los fumadores revelaron que en las líneas de apoyo para este tipo de adicciones se redujo significativamente el número de personas interesadas en dejar el vicio. “Dejar de fumar es difícil cuando todo está bien”, dice Linda Bailey, presidente de la asociación estadounidense NAQC, que maneja las llamadas a las líneas de ayuda para esa población. “El estrés y la ansiedad creada por la pandemia han hecho que sea aún más complicado. La gente está pensando en otras preocupaciones y ha dejado a un lado la idea de no fumar”, agrega.

Búsqueda de ayuda

Para expertos como Anne DiGiulio, de la Asociación Americana de los Pulmones, lo que preocupa desde todas las disciplinas médicas es el descenso en el número de personas que quieren dejar el cigarrillo.

En la información que hicieron pública, las fechas de mayor consumo coinciden con las más críticas de la pandemia. Se estima que, durante los primeros tres meses, bajó hasta en un 40% la cantidad de gente buscando ayuda para dejar el vicio.

Cristina Orellana, médica especialista en cesación Tabáquica, piensa que muchos tucumanos podrían haber dejado de fumar este año teniendo en cuenta que se conocían los riesgos mayores que corrían los fumadores si se contagiaban de covid-19. Sin embargo, según su análisis, algunas cosas jugaron en contra: por un lado el estrés y la incertidumbre que generó la pandemia y por otro lado la poca disponibilidad de servicios que hubo para abandonar el pucho.

“A raíz de esta situación de pandemia muchos profesionales que estaban al servicio de la cesación tabáquica fueron designados en otras funciones: para telemedicina o consultorios de covid. En general, todo el sistema de salud se enfocó en esta emergencia. También es cierto que la gente, por temor, evitó buscar ayuda en los centros de salud”, sostuvo.

Hasta 2018 la cantidad de fumadores fue bajando año a año en Tucumán, destacó Orellana. Esto gracias a un paquete de medidas entre las que se destaca la ley de control del tabaco.

Puntapié inicial

Esta norma fue el puntapié inicial que permitió cambiar la percepción social que había del cigarrillo: quedó en claro que es muy nocivo para la salud e incluso hoy está mal visto en muchos grupos etarios, menos entre los adolescentes. Los jóvenes se caracterizan por la rebeldía y poseen el nivel más bajo de interés por su salud. Por ello, la publicidad tabáquica suele apuntar a este grupo.

Según las últimas encuestas de Factores de Riesgo en Tucumán, en 2005 casi el 30% de los tucumanos fumaba. Esa cifra bajó a 25% en 2013 y al 22,2% en 2018.

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