
¿CON AYUDA?. El arquero del “Rojo” adivinó la intención de Villa y contuvo el penal. Superstición o no, evitó la derrota. Twitter @Independiente

El césped de las canchas de fútbol es un suelo bastante fértil para la superstición. Allí germinan toda clase de cábalas, rituales y macumbas que pretenden torcer a favor propio (o en contra del rival) los vientos de la suerte. Entre las más conocidas en el catálogo de los argentinismos, está la de “Kiricocho”, sortilegio que en los últimos meses resurgió con fuerza. Por caso, en el Independiente-Boca del domingo, una persona gritó esa mágica palabra desde la tribuna y logró su cometido: el arquero Sebastián Sosa le atajó a Sebastián Villa el penal que le hubiera dado el triunfo a Boca en tiempo añadido y en Avellaneda. ¿Fue mera casualidad o es que el porcentaje de efectividad del “Kirikocho” sigue siendo alto? Dependerá de cuán supersticioso sea a quien se le pregunte.
¿Cómo fue que surgió este hábito de intentar mufar al rival con una palabra tan particular, utilizada también por figuras de talla mundial como Paulo Dybala o Erling Haaland? A mediados de los 60, salió a la luz la historia de “Kiricocho”, un hincha de Estudiantes de La Plata famoso por su mala suerte. Según cuenta la leyenda, cada vez que él iba a presenciar un entrenamiento, había un lesionado en el “Pincha”.
Entonces, el técnico Carlos Bilardo (cabulero como pocos) tuvo una idea para usar a su favor la tendencia de este peculiar hincha: lo puso como encargado de recibir a los equipos en el “Country Estudiantes de La Plata”. Allí, “Kiricocho” le daba una palmada a cada jugador visitante en la espalda antes de entrar al estadio. Dos años más tarde, el “Pincha” terminó proclamándose campeón del Torneo Metropolitano 1982. ¿Lo insólito? Perdió solamente un partido, contra Boca. Ese día, “Kiricocho” no pudo recibir al plantel “Xeneize” por el estricto personal de seguridad. Creer o reventar
Años más tarde, Bilardo llegó a Sevilla y en un entrenamiento, se dio cuenta de que “Kiricocho” había aterrizado en tierras españolas antes que él. Hubo un penal y desde las tribunas gritaron su nombre para mufar al pateador.
“Sevilla es una ciudad muy espiritual y supersticiosa también. Se empieza a escuchar ‘Kiricocho’ como una palabra para mufar un penal. Se repetía en un juego de cartas o estabas viendo un partido en la tele y lo decían”, aseguró el ex defensor español José “Pepe” Prieto.
En la actualidad, la leyenda de “Kiricocho” sigue en viva en todos los amantes del fútbol. Tal es así que recorrió el mundo y en todas las ligas puede ser escuchado su apelativo. Uno de los casos más recordados es el de Paulo Dybala, quién jugando para la Selección, gritó su nombre cuando el chileno Arturo Vidal disparó desde el punto penal, por la Copa América 2019. El caso más reciente, se dio en el duelo Borussia Dortmund-Sevilla, por la Liga de Campeones. El árbitro había determinado penal para el conjunto alemán y el elegido para patear fue el noruego Haaland. En frente, tenía al arquero marroquí Bono, quien le gritó tres veces fuerte “Kiricocho”.
Ayudado por su creencia, Bono pudo atajar el penal, pero por haberse adelantado, tuvo que repetir. ¿Cómo terminó la historia? Gol de Haaland, quién al anotar, le regresó la gentileza: gritó en el rostro del arquero “Kiricocho”. Sin entender nada, el implacable noruego explicó su accionar al finalizar el encuentro: “no tengo ni idea de lo que grité, le dije lo mismo que me había dicho él. No sé qué significa”.
La historia continúa y en cada cancha o televisor, se seguirá escuchando “Kiricocho”. Nadie volvió a saber sobre él, pero su memoria persiste, ya que muchos no dudan en invocarlo cuando las papas queman y hay un penal en contra. Un poco de ayuda extra nunca viene mal.







