En marzo de 1921 se destruye el “Halcón tucumano”

En marzo de 1921 se destruye el “Halcón tucumano”

El primer avión del Aero Club, un Airco, apenas estuvo entre nosotros un año. Un incendio.

BELLA Y GALLARDA. Una nave similar a la de la foto fue la primera que el club tucumano incorporó a su flota allá por marzo de 1920.  BELLA Y GALLARDA. Una nave similar a la de la foto fue la primera que el club tucumano incorporó a su flota allá por marzo de 1920.

La aviación tucumana en sus años iniciales tuvo grandes éxitos, aunque también hubo una serie de accidentes que dejaron sin aeronaves al Aero Club por un tiempo. Además cuando se compró el primer avión surgieron inconvenientes que complicaron la compra y el uso de aquella nave. En esta ocasión nos enfocaremos en el primer avión local, el famoso “Halcón tucumano”, el Airco que llegó en marzo de 1920.

Esta aeronave sufrió tres accidentes que afectaron su funcionamiento. Quien piloteaba la nave en esas circunstancias era el aviador inglés Sidney Henry Holland. El fin de la máquina ocurrió el 18 de marzo de 1921. Nuestro diario relataba: “el señor (Jorge) Sariotte, deseando tener el avión en perfectas condiciones para volar cuando regresara de Córdoba el presidente del Aero Club Nicanor Posse, resolvió ayer someter al aparato a unas pruebas”. Agregaba: “sacó el aeroplano del hangar, confiado en que respondería con éxito a los vuelos que pensaba realizar”.

SARIOTTE. El piloto galo puso en peligro su vida en el incendio. SARIOTTE. El piloto galo puso en peligro su vida en el incendio.

Todo estaba listo, el piloto francés ocupó la cabina mientras el mecánico Víctor Fernández empujaba la hélice para poner en marcha. “A la cuarta o quinta tentativa, Sariotte notó una pequeña llama en el magneto, que lo sorprendió de inmediato, dado que la chispa se produce siempre en las bujías. La primera providencia del piloto fue cerrar la llave del tanque de nafta, que contenía 65 litros, permaneció aún breves minutos en la cabina y ante la improbabilidad de sofocar las llamas se vio obligado a salir del aparato, después de correr el riesgo de ser víctima de las llamas”.

Mecánico, piloto y los curiosos trataron de impedir la propagación del fuego cuando los sorprendió “la explosión del depósito que contenía la nafta”. Ante esta circunstancia se solicitó el apoyo de los bomberos. “Como es de imaginar las llamas se extendieron rápidamente hallándose el Halcón reducido a cenizas salvo los extremos de las aletas y de la cola cuando llego el Cuerpo de Bomberos” informaba el cronista.

Como era la costumbre ante la investigación de los hechos Sariotte y el mecánico Fernández fueron detenidos y liberados horas después al determinarse que no tuvieron responsabilidad en los hechos.

Reacondicionamiento

Cabe destacar que el aviador galo se tomó la tarea de reacondicionar la nave que había sufrido serios daños un par de meses antes. Dedicó toda su atención a su rehabilitación. De acuerdo con el relato, “el trabajo inteligente y continuado del aviador colocó al Airco en condiciones de funcionar sin que ninguna deficiencia permitiera pensar en una nueva falla. Parece que las piezas del motor no ajustaban bien y se encontraban inhabilitadas para la marcha regular del aeroplano”.

Tras el accidente el periodista consultó sobre el percance a Sariotte. Este atribuyó el origen del incendio “a una mala colocación del magneto o a una derivación de un cable del mismo, por lo que se ha producido la chispa en esta pieza y no en las bujías”.

DESTRUIDA. La aeronave quedó reducida a escombros tras el incendio ocurrido el 18 de marzo de 1921 antes de despegar. DESTRUIDA. La aeronave quedó reducida a escombros tras el incendio ocurrido el 18 de marzo de 1921 antes de despegar.

Además reconoció que este tipo de percances son frecuentes “cuando el aparato empieza a fallar por deficiencias de las piezas que lo componen”. También lamentó no poder demostrar aún sus capacidades como piloto. Se esperaba una nueva aeronave para fines de aquel mes de marzo de 1921.

De tal manera el Airco sobrevivió a tres accidentes en los cuales estuvo involucrado Holland. El último, quizás el que obligó al trabajo de reconstrucción de Sariotte, llenó la paciencia del doctor Posse, que tomó la decisión de despedir al inglés.

El perro Chopp

Este mismo aviador tiene en su haber haberle dado el bautismo de vuelo al recordado perro Chopp, la compañía de choferes de autos de alquiler y de mozos. El cánido, un espíritu libre que mantenía su libertad contra todo intento de llevárselo, decidió que el 4 de diciembre de 1920 era un buen momento para visitar el aeródromo Benjamín Matienzo se subió a un taxi y llegó hasta la aeroestación.

Allí quedó flechado con esa “cosa” que tenía forma de tubo con paneles a cada lado. Nunca las había visto antes, o quizás sí muy alto sobrevolando la ciudad. Por lo tanto decidió que tenía que investigar. Esperó el momento oportuno, cuando la nave se puso en movimiento saltó y se introdujo en la cabina. Holland no lo bajó y voló con él. Al regresar se bajó y regresó a su lugar de siempre con los choferes en el bar San Martín.

Se cuenta que Chopp estuvo a los pies de la cama del británico hasta que se recuperó del accidente, que podemos decir que fue aquel por el cual Posse lo despidió, hacia fines de diciembre.

Podemos agregar gracias al trabajo de José María Posse, “Cien años de épica aeronáutica argentina. El Aero Club Tucumán”, que la historia del intrépido y osado inglés continuó en Brasil. Murió al ser derribado cuando defendía una flotilla de bombarderos de la república española que había atacado un aeródromo enemigo, por varios Heinkel 51 alemanes al servicio de la Fuerza Aérea franquista en una lucha desigual.

La compra del Airco

En diciembre de 1919 a impulso de Posse se conformó el Aero Club y se decide la compra de una primera aeronave, mediante un acuerdo con The River Plate Aviation Company. En una de las cláusulas entre Posse y el aviador ingles Shirley Kingsley se expresaba: “el mayor Kingsley vende un aparato Airco DH6 de dos asientos. Motor RAF de 90 HP, el que será entregado en la ciudad de Tucumán, antes del 31 de enero de 1920, puesto en condiciones de vuelo, y después de haber llegado a esta ciudad en vuelo”.

La llegada del avión no ocurrió en esa fecha sino más de un mes y medio después. El Airco era el mejor bombardero que se había usado en la Primera Guerra Mundial. La nave llegó a nuestra provincia el 10 de marzo de 1920, conducido por el teniente Mayne. El avión original había sufrido un accidente grave en Santiago del Estero que obligó a traer otra nave en su reemplazo.

Como vemos, aquel primer avión tucumano alcanzó a volar varias veces sobre nuestra provincia, en su corta pero intensa acción a lo largo de ese año entre nosotros.

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