Si el trabajo doméstico se pagara en la Argentina, superaría el PBI del comercio y el de la industria

Si el trabajo doméstico se pagara en la Argentina, superaría el PBI del comercio y el de la industria

El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es el sector de mayor aporte a la economía, estimado en un 15,9% del PBI, según un informe elaborado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género del gobierno nacional. ¿Por qué es tan importante para la reactivación económica?

Lo llaman “el trabajo invisible” porque sostiene a la Economía. Desde la economía feminista, aseguran que el trabajo doméstico y de cuidado permite que el resto de las actividades se realicen con normalidad en la sociedad.

Todos saben de qué se trata: cocinar, lavar los platos, mantener la casa en orden y limpia (en especial en tiempos de pandemia-) lleva unas buenas horas. Si a esas tareas domésticas se les suman el cuidado de niños, adolescentes o adultos mayores, la tarea se multiplica y genera lo que se conoce como “carga mental”, el estrés que deriva de la gestión de múltiples tareas. Es decir, para cocinar determinados menús hay que tener en casa algunos ingredientes, hay que comprar jabón para lavar la ropa y saber si los chicos tienen hoy educación física o música para que vayan vestidos y con los elementos adecuados a la escuela.

Estas tareas siempre estuvieron vinculadas con roles culturalmente asignados a las mujeres. Qué elementos de la librería se necesitan para hacer una tarea, cuándo poner una vacuna o consultar al doctor por el dolor de muelas de un hijo o si se acabó el papel higiénico. La lista es interminable para el 71% de las mujeres -contra un 12% de hombres que realizan esta tarea- quienes sufren de gran estrés emocional, según un informe realizado en 2019 por P&G.

En 2020 la cuarentena obligatoria visibilizó en cada casa esa tarea que parece invisible: la distribución de las tareas hogareñas es estructuralmente desigual: nueve de cada 10 mujeres realizan estos trabajos, que representan en promedio entre cuatro y seis horas diarias. Esta división incluye los quehaceres domésticos que son los que mayor peso tiene (60%), seguido del cuidado de personas (32,8%) y apoyo escolar (7,3%).

A través del indicador económico del Producto Bruto Interno, PBI, se mide la evolución económica y crecimiento de un país y permite realizar comparaciones con otros para entender las dinámicas de crecimiento. Recientemente, a pedido de la dirección de Economía, Igualdad y Género, un estudio cuantificó el valor económico de estas tareas que -de ser pagas- representarían el 15,9% del PBI, más que muchos otros sectores como la Industria (13,2%) o el comercio (13%); solo por mencionar algunas. En total, se trataría de un aporte de 4 billones de pesos. Si las cifras de ese PBI se desglosaran en términos monetarios se deduce que las mujeres aportarían 3 billones de pesos (75,7%) a la economía, mientras que los varones aportarían $ 973.613 millones (24,3%). Es decir, las mujeres sumarían tres veces más al PBI en el sector con mayor relevancia y más invisibilizado de toda la economía nacional, explican.

En diálogo con LA GACETA, la titular de la dirección de Economía, Igualdad y Género, Mercedes D’Alessandro, aseguró que esta medición del aporte del trabajo doméstico y de los cuidados no remunerado al PIB apunta a dejar en claro que los cuidados son un eslabón de la cadena productiva: “queremos que cuando se hable de sectores productivos, tengamos presenta al sector de los cuidados y que entendamos que para una recuperación económica los cuidados son un eslabón dentro de la cadena productiva y que, si no se resuelve esta cuestión, vamos a tener problemas para recuperarnos en materia económica”, dijo la funcionaria.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el aporte del trabajo no pago es del 9% del PBI, con gran heterogeneidad entre los países, según el método de medición de cada uno. El aporte más alto lo tiene México con 24%, Uruguay con 23% y Perú con el 20%. En España asciende a un 10,3% del PBI; en Francia, 14,8%; en Alemania, 15%; en Nueva Zelanda, 20%; y 26,8% en Australia.

Antecedentes

María Lucila “Pimpi” Colombo, secretaria general del Sindicato Amas de Casa de la República Argentina, explicó que estos estudios se vienen realizando desde hace tiempo. “Todo se remonta al libro La razón de mi vida, de Eva Perón. Allí, en un capítulo explicaba que las mujeres que se casaban y formaban un hogar deberían tener un reconocimiento económico por esas tareas. Nosotras comenzamos a luchar por ese sueño que había quedado perdido y olvidado y, en 1983, comenzamos con el sindicato”, recuerda. Y agrega: “feministas y machistas discutieron con nosotros por el Sindicato. Las feministas porque no querían que seamos amas de casa, nosotros les explicábamos que a esa tarea ya la hacíamos igual. Y a los machistas porque nos decían que esa tarea se hacía ‘por amor’ y entonces no debería tener un reconocimiento económico. A todos les respondíamos: a las feministas, que buscábamos más autonomía e independencia; y, a los machistas, que cuando vos llevás a tu hijo al médico esperás que lo trate con amor, pero igual le pagás”.

Pasó el tiempo y en el Sindicato siempre tuvieron presente la búsqueda de información que cuantifique el trabajo doméstico y una Ley de Jubilación para las amas de casa. “En 1998, cuando era legisladora, tuve la posibilidad de organizar una primera encuesta que reveló que el 92% de las mujeres realizaban las tareas del hogar. Inclusive aquellas que trabajaban, porque ocupaban los fines de semana para hacer también esta tarea”, explicó.

“El estudio también reveló que las mujeres, cuando viven solas, es cuando menos se ocupan del hogar. Pero, a medida que se agranda la casa y la familia, las tareas realizadas por la mujer aumentan. Mientras que, para los hombres, la mayor dedicación en el hogar es cuando es unipersonal, es decir, cuando viven solos”, indicó Colombo a LA GACETA.

“Estos datos, o los que se presentaron ahora sobre el PBI, desnudan la realidad de manera extraordinaria. Son una radiografía de la sociedad y brindan detalles de cosas en las que uno quizás nunca se detuvo a pensar”, agrega.

El desafío, en este contexto, sigue siendo la Ley Jubilatoria y buscar una remuneración económica por estas tareas. “Somos las excluidas del sistema, antes y ahora. Seguimos presentando una Ley de jubilación, pero no se trata. Hay cierta dirigencia que no toma nota de los temas de fondo que hay que cambiar”, concluyó la titular del Sindicato de Amas de Casa.

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