Mujeres de nuestra provincia: Marta Forté

Actriz y artista plástica. Dio sus primeros pasos en el teatro de la mano de Guido Parpagnoli. Ganó fama al integrarse a los cuerpos teatrales tucumanos que brillaban en los años 60. Para muchos, fue la Edad de Oro del teatro tucumano. Con una lucidez que se equiparaba a su tarea física, Forté evaluaba aquel momento: “Era increíble cómo el público respondía al teatro (…) la aceptación ocurre cuando un público tiene conciencia de lo que va a ver y cuando los actores saben igualmente lo que van a ofrecer. Es decir, conciencia de una realidad cultural viva, actual, vigente, porque el teatro es una manifestación artística viva”. Consideraba su actuación en “Un tranvía llamado deseo” uno de sus mejores trabajos y su despedida del teatro. En los 70 se retiró de la actuación, para vivir a Las Estancias, donde se desarrolló como artista visual, dedicándose a la creación de tapices. Trasladó su mundo sensible a piezas de tapicería que ganaron varios premios nacionales.

Una anécdota pinta algo de su personalidad magnética y de la violencia del tiempo que le tocó vivir. Ocurrió el 11 de agosto de 1972 en el Teatro San Martín. Era el estreno de “Marat Sade”, obra controvertida y provocadora del alemán Peter Weiss. La puesta estaba a cargo del Teatro Estable, bajo la dirección del uruguayo Federico Wolff. En medio de la obra, un grupo de extrema derecha tiró cápsulas de mal olor e hizo estallar bombas de estruendo en el escenario. Se prendieron las luces con el teatro lleno de humo y el público comenzó a correr buscando la salida. Forté, aterrorizada como todos pues una bomba había explotado a su lado, se recuperó y avanzando sobre el proscenio increpó a los autores: “¡esto es teatro, reaccionarios!” y comenzó a cantar el Himno Nacional. Se sumaron Norah Castaldo y el resto del elenco. El público, alcanzado por las voces, se clavó en su sitio y también cantó. Eran las 11 y media de la noche, se llevaron detenidas a seis personas y la obra pudo seguir.