¿Quién pagará la cuenta?

¿Quién pagará la cuenta?

El quiebre del oficialismo mantiene boquiabiertos a propios y extraños. La semana de infortunio para el justicialismo gobernante tuvo todos los condimentos de una interna que se precie de tal: acusaciones de traición, pedidos de renuncia, avales nacionales, promesas de represalias, cruces mediáticos y un desenlace incierto. Si bien toda la dirigencia sabía que la relación entre el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo podía estallar eventualmente, no previó que fuera tan temprano ni con tanta intensidad. El desacuerdo por la elección del nuevo ombudsman ya es anecdótico y la pelea por la sucesión en 2023 se adelantó. La situación real está difusa y esto no conviene ni a manzuristas ni a jaldistas, que saben que a las cuentas del cisma se las pagará en las urnas.

Si no se modifican las fechas de las elecciones de medio término, faltarían cinco meses para los comicios y los tiempos apremian para las definiciones.

¿Y las PASO?

A mediados de mayo se vence el plazo para que el Ejecutivo efectúe la convocatoria a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). El Gobierno nacional, sin embargo, aún no lo definió. Desde hace meses se analizan alternativas para suspenderlas o posponerlas por única vez. El argumento medular es la pandemia: sostienen que es por el gasto, por las posibilidades de contagio y porque cuanto más pase el tiempo, habrá más gente vacunada. Parte de la oposición cree que el Gobierno proyecta obtener mejores resultados una vez que se aplaquen los efectos del coronavirus. En los últimos días se sumó una opción más: que la participación de la ciudadanía sea optativa y que compitan sólo aquellos frentes en los que se presente más de una lista. La propuesta del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, reemplaza las PASO por las PAS. ¿Qué dijo el Presidente? De acuerdo con fuentes cercanas a la Nación, el mandatario habría expresado que no le disgusta la idea y que “está en estudio”. Mientras, los tiempos apremian. La Justicia Electoral va cumpliendo con la organización preliminar y advierte que una modificación sobre la hora podría complicar todo el proceso.

Hay tres ideas generales que predominan entre los dirigentes del oficialismo. La primera es el temor a una posible “caza de brujas”: avizoran que llegó el momento de definir si se está con Manzur o con Jaldo y de atenerse a las consecuencias. Consideran que habrá un tendal de “heridos” y de contratos rescindidos. La segunda es la certeza de que la internación del vicegobernador, tras haber sido diagnosticado con covid-19, aplacó los ánimos y que esto es conveniente para todas las partes. Y la última es que la consecuencia de todo este intríngulis será electoral. Manzuristas y jaldistas saben que por más que haya un acercamiento, habrá consecuencias profundas y que esto afectará el rendimiento en los comicios. “Hoy perdemos las elecciones”, repiten.

En lo que no coinciden es en por qué la elección del ombudsman fue el detonante. En la Casa de Gobierno dicen que el primer mandatario pidió personalmente a Jaldo por la continuidad de Fernando Juri Debo y que obtuvo un compromiso del vice de que no intervendría en contra de esto. De hecho, dicen, Jaldo le sugirió que él hablara con los parlamentarios. En la Legislatura sostienen que Manzur no hizo el requerimiento hasta último momento, cuando ya había un compromiso de los legisladores de que el próximo Defensor sería Eduardo Cobos.

En el entorno del gobernador repiten que nunca lo habían visto tan enojado ni firme. Dicen que levantó el teléfono para hacer reproches y requerir dimisiones. El celular de Manzur también sonó. Cuentan que el Jefe de Gabinete nacional, Santiago Cafiero, lo llamó para brindar su apoyo. El respaldo nacional fue explícito y contundente. Mañana, Manzur viajará a Buenos Aires para cumplir con una agenda oficial, pero se espera que el tema excluyente sea la relación con su segundo.

En 25 de Mayo y San Martín están convencidos de que la maniobra no fue de sus legisladores sino de Jaldo. Creen que hubo un “error de cálculo” del jaldismo, que subestimó la respuesta del gobernador ante la rebeldía legislativa. ¿Por qué Manzur reaccionó tan fuerte? Porque no podía mostrar debilidad ante su principal rival. Porque le quedan dos años de mandato. Porque es un año electoral. Porque necesita saber quién está con él. Y porque acaba de ser ungido por el oficialismo nacional como “armador” en el norte (al ser incluido en la mesa chica del PJ).

Esta semana habrá nuevas reacciones, esta vez planificadas y focalizadas en el interior. No es casual si se tiene en cuenta que la fortaleza de Jaldo siempre estuvo allí. El martes, el gobernador encabezará una reunión con todos los comisionados en un predio de ATSA. Mientras, seguirá recorriendo pueblos y ciudades. Se espera que en los Concejos Deliberantes afines los ediles se agrupen en bloques manzuristas y repliquen el “Lealtad Peronista” de la Cámara.

A largo plazo, dicen que seguirán trabajando para que Manzur siga siendo el jefe del oficialismo, “con o sin reforma de la Constitución” y más allá de las elecciones provinciales. Rechazaron que legisladores hablen de Jaldo como el “sucesor natural”, cuando aún queda la mitad de la gestión. Sin excepción, consideran al vicegobernador como el gran perdedor del conflicto. A modo de conclusión, repiten una pregunta como ejercicio de empatía: “Si usted sería Manzur, ¿elegiría a Jaldo como sucesor después de esto?”.

En Sarmiento y Muñecas, todavía están sorprendidos por la respuesta del titular del Ejecutivo. Confían, pese a ello, en que se podrán limar un poco asperezas entre los bloques y que en los próximos días los líderes de los espacios retomarán el diálogo. Sostienen que el vicegobernador les pidió no alimentar la grieta y bajar decibeles. Afirman que no tienen en los planes afectar la gobernabilidad, poniendo trabas a los proyectos que requiera el Ejecutivo. Reconocen, sin embargo, que el recinto será ahora un lugar en el que deberán primar las negociaciones.

Con el quiebre, el oficialismo dejó de ser mayoría (se requieren 25 bancas para serlo) para pasar a ser la primera (jaldismo) y segunda (manzurismo) minorías.

Mañana la Legislatura retomará la actividad luego de permanecer cerrada por desinfección. A la cabeza quedó el presidente subrogante, Regino Amado, quien convocará a una parlamentaria para analizar una posible sesión. Cuentan de ambos lados que Amado llamó a la Gobernación para ponerse a disposición institucionalmente, pero que no obtuvo una respuesta.

En el jaldismo sí saben el porqué del quiebre. Consideran que es una consecuencia lógica de la manera en la que Manzur construyó el poder, sin hacer partícipes a los dirigentes, según consideran. Ni con recursos que gestionaban ni con gestos políticos. La molestia fue creciendo al notarse, dicen, marginados totalmente de la gestión. Reniegan porque dicen que el mandatario se rodeó de políticos que “no estuvieron en el peronismo cuando las papas quemaban”. Argumentan que las críticas internas fueron desoídas y que los interlocutores abonaron las diferencias. También creen que Manzur fue atacando silenciosamente a Jaldo, dejándolo de lado en decisiones clave; con “operaciones en los medios nacionales” y hasta mandando a borrar su apellido de vehículos oficiales en las comunas. Hacen un recuento de intendencias y dicen que por el momento no sufrieron consecuencias las que les son afines. En esa lista anotan cuatro o cinco. De todas maneras, tienen expectativas puestas en los Concejos que dicen controlar, entre los que cuentan un puñado más.

En la oposición

Las esquirlas del estallido acentuaron las diferencias que ya había entre los disidentes. La división del radicalismo entre los sectores que encabezan José Cano y Silvia Elías y los intendentes Mariano Campero y Roberto Sánchez parece insalvable. Los cruces entre referentes por las diferentes posturas en relación a la votación del ombudsman generaron más distancia.La posibilidad de la formación de un frente que incluya a Fuerza Republicana, a instancias de Campero, quedó sepultada. La sugerencia de Ricardo Bussi de que la UCR expulse a sus dos legisladores que votaron por Cobos (José María Canelada y José Ascárate) cayó pésimo en el radicalismo.

El partido que conduce Bussi también sufrió consecuencias y perdió dos de las ocho bancas que tenía en la Cámara luego de que Juan Rojas y Paulo Ternavasio votaran por el nuevo Defensor, criterio diferente al mandato partidario (que era abstenerse), y fueran expulsados.

En el alfarismo siguen sorprendidos por la sucesión de hechos. Por un lado, consideran que lo que sucedió en el peronismo fue desmedido y que, por más que concilien, no durará. Sostienen que Jaldo pudo imponerse, pero a un precio alto. Vieron también que se profundizó la interna radical y que sus potenciales socios para los comicios no pudieron unificar posturas. Opinan que la vocación de poder es poca. Por otro lado, en el Partido por la Justicia Social (PJS) descreen que los legisladores bussistas hayan actuado con autonomía sino que están convencidos de que forma parte de una estrategia para beneficiar al jaldismo.

Todos los espacios esperan con ansiedad los próximos días y se preguntan ¿quién pagará la factura de este conflicto?

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