Peligroso juego político del oficialismo que puede desnudar lealtades y traiciones

Peligroso juego político del oficialismo que puede desnudar lealtades y traiciones

El manzurismo cree que no se cerró el capítulo del Defensor del Pueblo, por más que ya se haya elegido una terna y que Jaldo afirmara que el lunes la Legislatura elige al reemplazante de Fernando Juri Debo. El entorno del gobernador Juan Manzur supone que no se ha dicho la última palabra en esta crisis política donde, en el fondo, lo que está en discusión es la disputa por el liderazgo del oficialismo de cara al 2023. Un desenlace que fortalecerá a uno y que debilitará a otro en el peronismo. 

El mandatario renegó porque con un cuatro de copas le cantaron truco y le voltearan a su candidato. Menos aceptaría el claro mensaje que conlleva la sacada de la cancha de Juri Debo, con quien se había comprometido y al que le había garantizado la reelección. Es que la movida de sólo cuatro legisladores jaldistas lo ha expuesto y lo ha debilitado como conductor del espacio: le restó acciones en la sociedad que viene -hasta ahora- soportando con Osvaldo Jaldo. Y, además, por la torpeza o inocencia de sus propios jugadores. No habrían faltado algunas reflexiones respecto de la confianza con la que los suyos fueron a jugar la partida. Los sorprendieron en su buena fe. 

En política no hay ingenuidades, más bien picardías; y sorpresas. Manzur pretendería recuperar el terreno perdido porque apuesta su futuro -reforma incluida- y, en ese marco, se deben entender las dos movidas que hizo ayer: la incorporación de “Lucho” Fernández a la Cámara -alguien que conoce de ámbitos legislativos- y el freno a la judicialización del conflicto. Quiere resolver a su favor el tema en el ámbito legislativo, en la cancha de Jaldo. ¿Aspiración máxima?: ganar una batalla en ese terreno para recuperar oxígeno y estatura política frente a propios y extraños. 

Primero, ante su compañero de fórmula pero también para enviar nuevas señales en el plano nacional del peronismo, porque si allí parece consolidarse, aquí lo debilitan. La incorporación del ministro de la Producción a la Legislatura trasunta también un mensaje de disconformidad con los manzuristas de la Cámara: de que necesita jugadores nuevos en ese ámbito, porque los que están le hicieron perder una partida que estaba convencido que la ganaba fácil. Sacude el tablero. El parate a la posible judicialización de la mano de Juri Debo es una acción complementaria en el convencimiento de que puede revertir esta situación en la Legislatura, sin acciones judiciales. Apostaría a que caiga la elección el lunes a partir de que no se consigan los 25 votos para consagrar al nuevo Defensor, y que se repita el proceso. Así, hasta el lunes las negociaciones serán calientes, por lealtades y por traiciones. El oficialismo será una caldera, porque detrás de Juri Debo se juega otra cosa en el PJ, se juegan futuros.

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