Cartas de lectores
Vacunas contra el coronavirus. Vacunas contra el coronavirus.
02 Marzo 2021

Hijos y entenados

Vivimos en una sociedad... ¡de la que todos formamos parte, mal que nos pese!  En la que tomos somos ventajistas." ¿Quiere ese empleo? No importa su CV... está muy bueno. Pero... ¿Tiene una cuña? ¿Algún contacto político de peso? Por ahí empiece y listo". "Ella es, por lejos, la mejor... pero aquella otra es hija de..." O "¿Quiere ser nuestro proveedor? Póngase a tiro con la ‘cometa’ que ofrece y lo tendremos en cuenta" "Sí...hay medicamentos más baratos, pero el de este laboratorio que aconsejo tiene mejores resultados por..."; "Lo siento, no tenemos más asientos en este establecimiento. Pero, disculpe: ¿Quién dijo que lo recomendaba?"; "Sí, Ud. es el mejor candidato. Pero ¿De cuánto será mi ‘contención?’ “; "Te hago dar un plan, pero lo cobrás y vamos miti y miti, si no busco otro". Y podría seguir con miles de ejemplos. "La vacunación no puede ser como el Titanic, con boletos de primera y de tercera clase ", dice el infectólogo Gustavo Costilla Campero en la edición del 27/02. Es triste. No debiera ser así. Pero la realidad nos muestra permanentemente lo contrario. No solo con las vacunas, tema álgido porque involucra vida. En todo esto tan duro, hay sin embargo algo que me mantiene "gratificada": me asombra que la gente se asombre con la vacunación VIP. Eso, según la filosofía, es el resorte inicial que mueve al pensar, al filosofar. Como diría también la filosofía (Descartes): "Pienso, luego existo". Lástima que en este pensar y en este existir, a veces me invade la sensación de que no tenemos solución... que todos los esfuerzos, razonamientos y propósitos, aquí, en mi amado país, son ¡una batalla perdida! Sé que vivimos atormentados por un sistema tributario que ahoga, que los jubilados son el último eslabón del tarro (salvo, claro está, esos ventajistas de siempre), que los pobres son cada vez más pobres, que los homicidios, que los femicidios, que la inseguridad, que la corrupción, que la droga... ¡No hay equidad! ¡No hay igualdad de derechos! Desde hace décadas...y cada vez peor. Lo sabemos todos, hasta los privilegiados. ¿Y creemos que entonces poder tener una sociedad sin todos estos flagelos, cuando el principal es que hay "hijos y entenados"?  De verdad, ¡Me sorprenden que se sorprendan con la vacunación VIP. Me sorprende que siempre -¡siempre!- nos quedemos tan sólo en la sorpresa. ¡Ay, Argentina querida y sufrida! ¡Ay, argentinos queridos y sufridos, que tan fácilmente señalan horrorizados lo que está "mal" haciendo tremendos esfuerzos para que el dedo no se vuelva contra ellos mismos!

María Estela López Chehín

VIP

Imagino un avión militar que viene de rescatar a un grupo de personas que sufrió inundaciones. Unas 60 personas entre mujeres, hombres y muchos niños. Viajan además dos periodistas (uno fotógrafo), dos diputados y un senador,  dos médicos y una enfermera. Estando pronto para aterrizar (faltaban quince minutos) en el aeropuerto de la ciudad de Buenos Aires, uno de los motores comenzó a incendiarse. Se toman las providencias para el caso. Las “azafatas” (eran en realidad mujeres militares entrenadas) hicieron su trabajo de contención. En el avión había seis paracaídas. El piloto y el copiloto estaban ocupados intentando  el riesgoso aterrizaje en esas condiciones. El personal de cabina en lo suyo, con eficiencia y disimulando el dramatismo. Una pregunta para el cierre: ¿Quiénes imagina el lector que pidieron los paracaídas? Acertó. Justo, justo las personas que a sí mismas se consideraron VIP. Cualquier parecido con lo que tanto se menciona hoy de los “VIP” de las vacunas es deliberado por parte quien escribe esta carta a LA GACETA.

Carlos Duguech

Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected],  consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.

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