Cartas de lectores
26 Febrero 2021

¿Dónde está la verdad?

Sobre el escándalo que se desató en el país debido al uso indebido de las vacunas ,mediante la treta de vacunatorios VIP, empezaron a saltar nombres que desbordan prácticamente nuestra capacidad de asombro. Hasta el momento salieron a la luz 70 nombres. Esto dio lugar a que los mismos, de la noche a la mañana, pasaron de ser "humildes servidores de la Patria" a detestables monstruos comevidas, que deben ser, si se aplica estricta justicia, erradicados no sólo de la función pública, sino también del país. En esto, toda la honesta ciudadanía debería estar de acuerdo. Pero queda la pregunta: ¿Cuántos nombres más (incluidos intocables) saldrán a la luz? ¿En ninguna provincia del interior funcionó un vacunatorio VIP? La verdad, en muchos casos, es tan escurridiza que hasta puede esconderse bajo la luz del sol.

Darío Albornoz 

Mentiras

Todo gobierno que nos tocó vivir nos mintió; nos hicieron creer que seríamos los mejores que la economía se superaría con exportaciones y saldarían deudas internas y externa; que la educación y salud eran prioridades por derecho y que los ciudadanos serían cuidados. Todo está a la vista. Me olvidaba de la cultura: la mentira está presente.

Carlos Rubén Ávila 

Enjuiciamiento

Se ha escrito un nuevo capítulo del hundimiento institucional tucumano, el cual terminó como todo el mundo preveía. El juez Enrique Pedicone fue destituido de su cargo por obra y gracia del poder político que maneja la provincia. Esto nos consolida en el podio de estados feudales, junto a Formosa y Santa Cruz, provincias en donde el manejo político se coloca por encima de las garantías y derechos constitucionales de todos los ciudadanos. Todas las instancias utilizadas por la defensa del magistrado fueron desarmadas por la implacable mayoría justicialista, decidida desde el comienzo a dejar un contundente escarmiento a cualquiera que no se incline ante su omnímodo poder. El mismo hizo incluso oídos sordos aun hasta a la voz de la Iglesia, dejando en claro que en Tucumán se hace lo que los “dueños” de la provincia ordenan. Este avasallamiento sobre la división de poderes y la independencia judicial está a tono con lo que sucede a nivel nacional, con el gobierno del presidente Fernández: colonizar la Justicia a como dé lugar para cubrir a su dirigencia política de cualquier “contratiempo” en los tribunales del país. Pero deben saber los responsables de esta ignominia repudiable que el poder que circunstancialmente detentan es finito, no les pertenece para siempre… y que al final de sus temporales mandatos deberán rendir cuentas, de una manera u otra, por todos sus actos de gobierno. Y los miles de tucumanos que defendemos los valores republicanos los vamos a estar esperando en ese lugar… puede dar fe de esa realidad el anterior “dueño” de la provincia, que concentró durante 12 años la voluntad de todos los tucumanos. Nuestra absoluta solidaridad con el juez destituido, coincidiendo plenamente con sus dichos: ¡Esta pelea recién acaba de comenzar!

Ricardo A. Rearte 

Crisis recurrente

Nuestro país atraviesa una crisis de hace varias décadas, pero también es cierto que nos da la oportunidad, ante un posible desastre, de llevar adelante profundos cambios políticos, educativos, tributarios, gremiales, laborales, etcétera. Una propuesta inicial, que sería difícil de lograr, pero sería necesaria, es la reforma institucional del país. Tenemos una provincia enorme como Buenos Aires, que absorbe gente, domina la política, con enormes riquezas y al mismo tiempo con ciudadanos en la miseria más cruel; y provincias como Santa Cruz, Formosa y otras, que sobreviven mendigando todos los meses a cambio de obediencia al poder de turno. Dividamos al país en regiones, no más provincias; lo hagamos de manera real; les damos a esas regiones el status que hoy tienen las provincias, los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Las regiones serían integradas por provincias que tienen recursos humanos, materiales y culturales parecidos. Se reduciría el gasto político y con ese dinero se construirían más escuelas, infraestructura, hospitales y trabajarían miles de personas. Los distintos poderes se podrían distanciar cientos de km y posiblemente el legislativo y el judicial sean menos obedientes al ejecutivo. La relación de una región con Buenos Aires sería más parecida y se discutiría la política y la economía en mejores condiciones. Esta reforma tendría que ir acompañada con una más amplia, en lo judicial, tributaria, laboral, educativa, etc. Esta propuesta parece imposible; es difícil imaginar a la clase política que tenemos abandonar sus pequeñas o grandes feudos y buscar trabajo, pero cuando tenemos el agua en nuestras narices, daríamos todo por un salvavidas y si seguimos así, no estaría tan lejano.

Carlos M. Villaluenga

Alarmas en Yerba Buena

Si se pregunta qué pasa con las alarmas en Yerba Buena, se tendría una avalancha de respuestas y comentarios muy diversos según de qué caso se trate. Por razones de espacio voy a referirme sólo a cuando no se justifica que suene una sirena y se trata ante todo de una descomunal falta de respeto al vecindario. ¿Para qué alarma en YB en un búnker inexpugnable? ¿Qué ladrón medianamente avispado intentaría irrumpir en una casa de altos muros, puerta y portones blindados, con cámaras de seguridad en todo punto de acceso y alambrada electrificada? Entonces ¿por qué torturar tímpanos en el entorno cada dos por tres en cualquier época del año pero especialmente cuando la casa está deshabitada, en tiempo de vacaciones y fines de semana largos? ¿Por qué a la madrugada, a la siesta, a cualquier hora, a menudo varios minutos? ¿Qué pasa en la mente del que acciona la sirena por control remoto sin que haya el menor indicio de intento de robo ni nunca lo hubo? Al respecto de este atropello se podrían multiplicar preguntas y conjeturas. Sería interesante escuchar qué dicen los funcionarios encargados de un hábitat saludable, los vecinos, etcétera. Sin embargo, en esta época tan propicia a estallidos de violencia, ante todo lo más deseable sería, a partir de explicaciones y recomendaciones de un psicólogo o de un psiquiatra, encontrar alguna manera de ayudar al dueño del búnker a recuperar su salud.

José Canal-Feijóo

La escuela de la calle

Escuché decir me eduqué en la escuela de la calle a hombres que no tuvieron una educación formal. Que, conchabados para algún trabajo o bajo la tutela de un entendido, aprendieron un oficio. Fueron personas de bien y se ganaron la vida siendo útiles con lo aprendido. Se ven hoy, en las calles de nuestra ciudad, en las esquinas con semáforos, en los puertas de las iglesias y en el interior de los bancos, alumnos de la calle, desde edad en que se arrastran con pañales. Nada bueno podrán aprender con esos maestros de la calle que los acompañan. Probablemente no llegarán a ser las personas de bien que necesita la sociedad. Más bien, en corto tiempo, la sociedad deberá asistirlos, o reclamarles o lamentarse. ¿Por qué no se hace nada para cambiar el futuro de esas personas?

Antonio Gutiérrez

Somos como somos

Nos encanta juzgar y criticar a todos los demás, en forma especial a los políticos, los jueces, los legisladores, los funcionarios del gobierno y los sindicalistas entre otros. Los culpamos (y la mayoría de las veces en forma justificada, salvo algunas pocas excepciones) de todos los males de nuestro país. La Argentina es la suma de actidudes, hábitos, filosofía y forma de ser de cada uno de nosotros; pero esa  suma de virtudes muchas veces resta o nos divide, de lo que somos cada uno de nosotros, de lo que producimos como sociedad; compartimos valores y antivalores. Vivimos con una "ley " que premia al más vivo, al ambicioso, al egoísta, al corrupto, al que le brida impunidad, al acomodado. Por supuesto que si esa persona con todos esos atributos es un alto funcionario de gobierno, nacional o provincial, sus actitudes tienen un impacto más alto. Pero ¿de dónde surgen esos dirigentes políticos? No son extraterrestres, son frutos de nuestra comunidad, del pueblo que los eligió. Pretendemos que nuestros funcionarios sea pulcros, santos, patrirotas, incorruptibles, ¿pero de dónde salieron? De una sociedad que no sólo es permisiva con acciones inmorales e ilegales, sino que una parte de ella fanatizada o vendida los aplaude. Nuestra tarea es la función de crecer cada uno de nosotros como ciudadanos, defender el futuro y ser ejemplo para nuestros hijos y nietos. Estamos como estamos porque somos como somos. Pensémoslo y asumamos nuestro compromiso con la patria. Si no tenemos la nación que queremos, los responsables somos nosotros; si no asumimos que somos dueños de nuestro destino, seguiremos quejándonos y esperando lo imposible. Seguiremos estando como somos.  

Pablo José Giunta

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