“La paz está amenazada por la falta de justicia”

“La paz está amenazada por la falta de justicia”

El obispo de Concepción, Melitón Chávez, reclamó la independencia de los poderes.

Melitón Chávez. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll Melitón Chávez. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll

“No podemos negarlo, estamos en crisis. Hay un acontecimiento significativo en estos tiempos: la destitución de un juez, porque se animó a exponer una denuncia a miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia. Y la reacción ha sido preparar un juicio político para destituir a este juez. Eso es solamente una muestra de lo que puede ser la injerencia del Poder político dentro del Poder Judicial. Es obvio que afecta profundamente la necesaria independencia que tiene que tener el Poder Judicial”. Monseñor Melitón Chávez, obispo de Concepción, sorprende con esta dura y directa posición frente al caso Pedicone, aunque sin nombrarlo, como un ejemplo de lo que ocurre cuando no existe una clara independencia de los tres poderes del Estado, condición indispensable para el funcionamiento del sistema democrático. Este tema justamente había sido uno de los ejes centrales que analizaron los obispos del NOA en su última reunión, en Salta, de la que también participó monseñor Chávez.

“La falta de independencia se da sobre todo porque hay quienes manejan, ponen y sacan a los jueces, a veces, con demasiada injerencia del Poder Ejecutivo y, a veces, también del Legislativo, en el Poder Judicial. Todo ello para que justamente sea funcional en algunos casos al Poder Ejecutivo. Aunque existen resortes legales, esto termina siendo una costumbre que condiciona la independencia que necesariamente tiene que tener la justicia respecto a los demás poderes tanto Legislativo como Ejecutivo”, reprocha el sacerdote.

Conciencia ciudadana

Con visible sensación de impotencia por este tema y por la aprobación de la ley del aborto, monseñor Chávez cree que la única manera de poner límites es “recuperar la conciencia ciudadana, la conciencia de participación”. Si bien “delegamos el poder de tomar decisiones en las autoridades que elegimos, uno no puede delegar la responsabilidad que le corresponde como ciudadano. Todos somos ciudadanos y políticos. Elegimos personas para que nos representen y nuestro deber es controlar y reclamar a las autoridades que sea genuina la representatividad que conferimos”, advierte.

“Cuando la representatividad no está funcionando como debiera es porque también nosotros nos hemos lavado las manos y hemos dejado hacer, con ese supuesto de que ellos son los políticos. Hasta nos habíamos acostumbrado a llamarlos la ‘clase política’”, hace notar el obispo en la entrevista que le realiza Brígida Ortiz, periodista de Concepción.

“No puede existir una clase política. La clase política somos todos. Eso de que toda la familia (de un político) tiene que estar necesariamente en la función pública, no necesariamente tiene que ser así. Lo habíamos naturalizado. El padre, la hija, el esposo, la esposa, el yerno, etcétera”, protesta con disgusto. “No sólo hay amiguismo, sino también nepotismo”, remarca con indignación.

A monseñor Chávez le apena que “haya habido una suerte de retirada del ciudadano de a pie, del ciudadano común. Al decir, yo no intervengo, yo no hablo. Eso es cosa de los políticos”, dice al referirse al desinterés que muestra el ciudadano por los temas que cree que no va a poder cambiar.

“Hay una gran necesidad de paz, y la paz está amenazada por la falta de justicia”, reflexiona retomando la idea que compartieron los obispos del NOA. “Hay una crisis institucional muy seria en la que está cuestionada la independencia de los poderes". “Todo esto va produciendo una situación muy dura y muy crítica. La sociedad debería caer en la cuenta de que se viven tiempos en que se ve afectado el valor de la democracia", alerta.

Monseñor Chávez piensa que la aprobación de la ley del aborto tiene que ver con esa debilidad de la democracia. “No todo el pueblo adhería”. Cree que hubo “intereses ideológicos y económicos” que presionaron “y no precisamente una auténtica democracia”.

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