La pandemia no detiene a los grandes museos

La pandemia no detiene a los grandes museos

Una media docena de estas instituciones está presta para inaugurarse ¿Marketing al día?

CON ESTILO MINIMALISTA. El edificio de la Bolsa de Valores de París se reconvirtió en un espacio contemporáneo con la colección Pinault.  CON ESTILO MINIMALISTA. El edificio de la Bolsa de Valores de París se reconvirtió en un espacio contemporáneo con la colección Pinault.

Una media docena de grandes museos en el mundo esperan para ser inaugurados este año mientras que no pocos pretenden atrapar al público con extravagancias. Al menos esa es la opinión de algunos críticos y expertos en marketing.

En este sentido hay que aclarar que, aunque el público en general lo considere “una rareza”, existe un fundamento conceptual en una instalación como la de Sofía Noble (bloques de tierra), que fue adquirida por el Museo Timoteo Navarro, a través del primer premio de Salón (2019). En definitiva, el marketing funciona en algunos países, ni siquiera en todas las grandes ciudades. Lo que no quiere decir que, mediante la tecnología (aún con limitaciones), no se pueda presentar arte virtual, un mundo paralelo.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), uno de los más importantes del mundo, adquirió en 2017 un modelo original de Fiat 500 serie F de 1968, Berlina, un “ícono de la historia del automóvil” que “encarna muchos de los principios que tipificaron el diseño modernista”, recuerda Mercedes Ezquiaga, de la agencia Télam.

“AMÉRICA”. El inodoro de oro de 18 kilates realizado por Maurizio Cattelan fue adquirido por el Museo Guggengheim. “AMÉRICA”. El inodoro de oro de 18 kilates realizado por Maurizio Cattelan fue adquirido por el Museo Guggengheim.

En el mismo sentido, el MoMA adquirió en 2016 los 176 emojis originales creados por el japonés Shigetaka Kurita, el llamado padre de los emojis, para su colección permanente. Emoji es un acrónimo de las palabras japonesas “e” (imagen) y “moji” (carácter). O un inodoro de 18 quilates de oro bautizado “América’”, de Maurizio Cattelan. El Museo Guggenheim compró una banana pegada con cinta adhesiva a una pared del mismo artista por 120.000 dólares.

Y con la adquisición por parte del Museo de Londres de un dirigible de seis metros de un bebé Trump furibundo que fue utilizado en protestas en la capital inglesa, el mundo del arte demostró que sus colecciones hacen mucho más que acopiar pinturas o esculturas; también son testimonio de una época.

Una verdad de perogrullo, porque por acción o por omisión, así como todos los artistas son de su tiempo, también lo son las instituciones. ¿O acaso no está informando de su época que el Timoteo Navarro sea un riesgo edilicio, o que el MUNT o el Centro Cultural Virla se lluevan?

En Tucumán, nunca se construyó un museo de artes visuales; siempre se utilizaron edificios que se habían hecho para otros destinos y allí se instalaron (vale para la UNT, la Provincia, la Municipalidad y la Nación).

A casi 326 kilómetros al norte, se creó el Museo de Arte Contemporáneo en julio de 2004 y, antes el Macro, en Rosario. Y como iniciativa privada de una fundación, en Santiago del Estero.

Desde hace 30 años se conoce que un museo es algo distinto a lo que en 1946 la ICOM (Unesco) fijó como tal: adquirir, conservar, investigar, transmitir y exponer el patrimonio tangible e intangible de la humanidad. La definición de Borys Groys (“una espacio donde suceden cosas”) quedó suspendida en el mismo tiempo y pasó a la virtualidad, no sin pocas dificultades.

Estas instituciones deben protegerse no solo por lo que cuidan, reservan y exponen, sino por cómo lo hacen, espacio en el que intervienen o deberían hacerlo, profesionales preparados para esa tarea.

El interés en ellas no decae, por algo, con vacuna y control de la Covid, 2021 dejará algunas aperturas. Del Gran Museo Egipcio de Giza al Humboldt Forum de Berlín y de la Colección Bourse de Commerce-Pinault de París, al Museo Munch de Oslo pasando por el M+ de Hong Kong, el Museo de Arte de Pudong de Shanghái, el Museo de la Academia de Los Ángeles y el Museo de Hans Christian Andersen, las inversiones millonarias no se han detenido.

A pocos metros del Louvre, se ubicó la Colección Bourse de Commerce-Pinault de París del multimillonario François Pinault. La favorita que despierta gran expectativa por sus piezas contemporáneas.

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