TRABAJO. Los peritos analizan la escena del crimen de Lules. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ
Lo habían señalado como el sospechoso. Pero contó todo lo que había sucedido, y terminó aportando los datos para que se develara el misterio. Horas después, un oficial principal de la Policía se presentó ante las autoridades y quedó detenido por el crimen de un joven en una fábrica de Lules.
Jonathan Luna fue hallado el lunes por la mañana en una finca de esa localidad. Desde un primer momento se sospechó que la víctima había sido víctima de un mal llamado caso de justicia por mano propia. Personal de la división Homicidios ubicó a un tal “Cuni” Velázquez que comenzó a aportar datos claves en la causa.
El joven dijo que él y Luna habían ingresado a una fábrica para robar hierros y que fueron sorprendidos por el personal de seguridad que comenzó a dispararles. Cuando escapaba se dio cuenta de que su amigo no estaba, lo habían herido y por eso fue a casa de la familia de la víctima a contar lo sucedido. Los informes médicos revelaron que la víctima había recibido varios golpes y que después había sido ultimado de un disparo en la cabeza.
Personal de la división Homicidios, al mando de los comisarios Diego Bernachi y Jorge Dib, buscó sin éxito al guardia de seguridad. El sospechoso se presentó ayer en la fiscalía que conduce Carlos Sale y contó todo lo que había sucedido. Dijo que él había ingresado a trabajar hace dos días y que le ordenaron que ante cualquier irregularidad, debía llamar a un oficial de la fuerza para que lo ayudara. Y eso es lo que hizo el domingo.
Según confirmaron fuentes judiciales, el testigo señaló que cuando se presentó el uniformado, entre ambos detuvieron a Luna. El oficial le pidió que le sacara las tiras de las zapatillas y con eso le ataron las manos. Inmediatamente después dijo que el policía le propinó tal golpiza que lo dejó malherido. El sereno habría además que se asustó tanto que pidió retirarse del lugar y que el efectivo le dijo que se fuera tranquilo que nada malo pasaría. Cuando se retiraba del lugar, escuchó el disparo.
Los de Homicidios, por pedido de Sale, confirmaron esa versión. Identificaron al sospechoso como el oficial principal Javier Gómez, con prestación de servicios en el Cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Oeste. El sospechoso, al enterarse de que lo estaban buscando, decidió entregarse a la noche.
Este podría transformarse en el segundo caso en el que un efectivo policial acaba con la vida de un civil en menos de un año. El anterior había sido el trabajador Luis Espinoza que fue ultimado por un grupo de efectivos en el este de la provincia durante un operativo irregular. Luego arrojaron su cuerpo en un precipicio de Catamarca.








