San Javier: instalaron cisternas porque les falta agua

Los vecinos de la villa turística protestaron porque los cortes de agua se extienden hasta una semana. “No se puede vivir así”, dijeron.

RESIGNADOS. En muchas casas, cansados de padecer por los cortes frecuentes de servicio, los vecinos instalaron tanques para atesorar agua de lluvia. RESIGNADOS. En muchas casas, cansados de padecer por los cortes frecuentes de servicio, los vecinos instalaron tanques para atesorar agua de lluvia.
28 Enero 2021

El primer corte del año fue el viernes 8 y el servicio se restituyó el jueves de la semana siguiente. Ahora, les volvieron a cortar el agua y están sin servicio hace varios días.

Las irregularidades en el servicio de agua en San Javier son un problema recurrente. Desde hace años los vecinos se dirigen tanto a la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) como a la comuna para hacer los reclamos, pero -sostienen los vecinos- que no obtienen respuestas.

San Javier es uno de los lugares elegidos por los tucumanos para escapar del calor, a tan solo 24 kilómetros de la capital. Su belleza y las falencias en los servicios hacen que los vecinos se refieran a la villa como “un paraíso olvidado”.

El año comenzó con un corte de agua que duró una semana, seguido de otro que inició dos días después y se mantiene hasta el momento. Cansados de la situación, los vecinos decidieron reunirse y plantear soluciones ante el problema que ninguna autoridad asume como responsabilidad.

Afirman los vecinos que la problemática lleva décadas. Los cortes ininterrumpidos se dan en diferentes áreas de San Javier: calle 8, calle 10 y calle 15, entre otras, por lo que el cuestionamiento de los residentes es: “¿acaso la zona turística es la única que va a recibir agua como corresponde?, estamos a dos pasos de Villa Nougués y ahí todo funciona bien’’.

Con cortes tan frecuentes en el servicio o problemas en la presión, los vecinos afirmaron que bajan hasta la ciudad para comprar agua en bidones. Otros hasta colocaron cisternas para almacenar agua de lluvia.

Protesta vecinal

‘’Hay gente que vive acá también, no solo los que venimos a vacacionar por la cercanía tenemos este problema. Hicimos una reunión con el delegado comunal y mucho no pudo hacer, por eso nos volvimos a reunir entre nosotros y compartimos contactos para poder hacer visible la situación’’, comentó a LA GACETA una vecina del lugar.

La familia de María Casares tiene casa desde hace 40 años en la villa y desde su construcción, el servicio que proporciona la SAT es ineficiente, afirmó. La mujer planteó que todos los meses paga las boletas, pero dijo que el servicio es irregular y que no es agua potable. “Nos cobran caro y ni siquiera tenemos agua. Además, la mayoría instalamos filtros (porque sale turbia)”, comentó. “Durante estos días, cuando mis hijos me vienen a visitar, les tengo que pedir que vengan bañados para que no me gasten la poca agua que me queda en el tanque’’, agregó la mujer.

En otro punto de San Javier, Jorge Martín Ibarra, intentó desarrollar un complejo con cabañas para impulsar el turismo en la zona, pero tuvo que cerrar su negocio por falta de servicio. “Era un complejo con un salón, cuatro cabañas, pileta y acceso a la ruta. Estaba bien montado, pero la falta de agua hizo que no subsista este tipo de actividad ni ningún tipo de emprendimientos”, comentó Ibarra.

Cuestionó también las condiciones de la ruta, que calificó de “pésimo estado”, los animales sueltos y la falta de desmalezamiento en espacios públicos. Durante el tiempo de cuarentena, a estas problemáticas se le sumó también la inseguridad por las usurpaciones de terrenos, según comentaron. Ibarra fue uno de los que instaló una cisterna para almacenar agua de lluvia. La inversión que realizó pensando en las cabañas le permitió acumular hasta el momento 50.000 litros, pero tuvo que abandonar el emprendimiento.

“La lluvia la recojo mediante las canaletas, en las bajadas tengo un techo a la altura de los tanques que quiero llenar. Una vez conseguido el objetivo de llenar los tanques, el agua sobrante va al desagüe’’, explicó sobre el funcionamiento del sistema.

La semana pasada, durante la reunión de vecinos para reclamar una solución, alguien dijo que no seguiría pagando las boletas del servicio, así que anunció que pediría la baja del servicio para autoabastecerse con cisternas.

Mientras tanto, otros vecinos decidieron insistir con el delegado comunal y enviar notas a la SAT. “Esperar a las lluvias para que salga agua de la canilla ya no es una opción”, dijeron.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios