Los cocineros célebres se sacarán el delantal esta noche

Termina la I edición de Masterchef Celebrity Argentina, por Telefe Tucumán, y ya hay 14 participantes confirmados para la II.

DOS EX, FINALISTAS. Analía Franchín, ex de Guillermo Coppola, y Claudia Villafañe, ex de Diego Maradona. DOS EX, FINALISTAS. Analía Franchín, ex de Guillermo Coppola, y Claudia Villafañe, ex de Diego Maradona.

Hoy, a las 22.30, se encenderán por última vez los fogones de la primera edición de Masterchef Celebrity Argentina, el reality show que se convirtió en el programa del año en la televisión vernácula.

Las hornallas de Telefe quedarán calentitas tras haber acaparado el mayor rating promedio, cada noche, de lunes a jueves, aplastando nada menos que a las huestes de cantantes producidas por LaFlia para El Trece. Y los domingos a la noche, en cada gala de eliminación, los cocineros alcanzaron picos de rating, tal como antes lo hacía Bake off en plena cuarentena dura, sin el rito del fútbol.

Desde 1990, cuando Franc Roddam creó Masterchef, un programa-franquicia de competencia de cocina en el Reino Unido, las distintas variantes de la marca son garantías de rating y replican temporadas en los canales del Primer Mundo.

La variante Celebrity desembarcó en Telefe en plena pandemia, pero esta no es la única condición que explica semejante éxito.

Una pasión

El formato tan probado conjugó la pasión por la comida antes que por la cocina, en un estudio de TV con arquitectura, infraestructura y recursos ideales, donde los cocineros fueron “famosos” no tan famosos sino más bien conocidos de segunda línea.

Los competidores tenían que hacer algo que casi todos los mortales hacemos, cocinar. Los jurados tenían que guiar, juzgar y sentenciar. La conjunción, llevada a un falso vivo y en TV de aire, fue muy eficaz.

En cada episodio el final ya se sabe: es comida con nombres rebuscados, emplatada y fotografiada bonita, como un broche de goce mundano aspiracional.

Los intérpretes

La garantía para que ese universo funcionara la dio el trío juzgador, que se movió cada uno con su aura de master chef consagrado, entre el rigor de las reglas, las concesiones y las enseñanzas.

Como buenos actores, cada uno marcó su rol desde el primer día: Donato de Santis como el tano simpático y piola; Damián Betular como el pastelero delicado y detallista, y Germán Martitegui en su definitiva consagración como el villano con mohínes, que ya venía ensayando en anteriores realities.

Sin embargo el consejo de sabios cocineros no hubiera estado tan cómodo sin la conducción de Santiago del Moro, eléctrico, preciso, gesticulador y con total manejo del timing culinario.

El casting inteligente hizo que se pusieran el delantal, entre otros, el actor hippie viejo, la excantante de La Torre, el humorista judío del momento, el exjugador de fútbol turcosentimentaloide, una hija de Calabró, la hija de Pachano, la vedette griega, el actor-Pantera, el músico-Mono, el cumbiero rubio de Polonia, la influencer gesticularora, la periodista aficionada a los tocados extravagantes y la ex fundamental de Maradona.

Evidentemente la conjunción de personajes funcionó y propició que los televidentes descubrieran o redescubrieran los perfiles no sólo por cómo picaban la cebolla en brunoise sino, y sobre todo, por la narración lateral en primera persona y mirando a cámara, de cada uno de ellos, a modo de cuarta pared.

Música cinematográfica

Cada noche transcurrió con el fondo de la persistente música cinematográfica que insufló cada segundo de suspenso, entre las corridas y los pisotones en el supermercado surtido -donde ¡no había que hacer cola ni pagar el ticket!-, acatando o desoyendo las sugerencias de los jurados acerca de qué y cómo había que cocinar los creativos caprichos culinarios.

Luego llegaba el trabajo en cada estación, sin que los televidentes sospecharan qué ni cuánta ayuda concreta habrá recibido cada participante por parte de asesores gastronómicos provenientes de El gran premio de la cocina (El Trece).

Lo importante no es el premio ni quién gana. Lo importante fue llegar a la cima dramática, televisada en cada episodio: el instante de tensión en que cada masterchef probó un bocado y no reprimió la reacción. Y la correspondiente reacción del concursante.

Hoy termina Marterchef Celebrity I. Ya hay 14 participantes asegurados para la II edición, que se viene en marzo.

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