¡“The End”, Mr. Trump!

¡“The End”, Mr. Trump!

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17 Enero 2021

Carlos Duguech - Columnista invitado

Aunque no supiéramos nada de inglés nos queda en la memoria -desde niños que íbamos al cine a ver las películas de cowboys- que cuando en la pantalla aparecía “THE END” había que volver a casa. La película había terminado y los indios habían perdido.

Donald Trump, casi siempre suscribió las ordenes generales, o decretos especiales con su gigantesca firma ocupando casi todo el ancho de la página del libro que mostraba satisfecho a los periodistas gráficos para que tomaran nota, del asunto que fuese. Tal su egocventrismo. Probablemente –dicho esto con algo de exageración- tendría en la casa Blanca, en el emblemático Salón Oval, uno de esos espejos deformantes de las ferias. En él se vería más grande de lo que es, con más abundante melena rubio-rojiza. Tal es la idea que en general se tiene del presidente más narcisista de que haya memoria en los EEUU.

A pocos días de estar obligado a abandonar el puesto por el resultado de las elecciones y que ratificado en un proceso muy accidentado en el Capitolio, todavía Trump, puede generar acciones que pongan en peligro la transición presidencial del próximo miércoles. Al punto que siete generales y un almirante, integrantes del Estado Mayor Conjunto de los EEUU -nada menos- suscriben una circular interna a los miembros del Ejército.

¿Qué expresan? “La violenta protesta en Washington D.C. el 6 de enero fue un asalto directo al Congreso, al edificio del Capitolio y a nuestro proceso constitucional”. Una no imaginada protesta violenta (cinco muertos y diez heridos) a días de la transición presidencial revela cuánto de carga maligna impregna el espíritu del presidente saliente. Mucho se escribió de él en distintos medios y foros. Megalómano, racista, discriminador, autoritario, más otros términos que más tienen que ver con la percepción desde la medicina que se ocupa de los comportamientos humanos. Desde el comienzo, cuando las elecciones para elegir al sucesor de Obama, y desde las internas del Partido Republicano ya había un sector que no quería ser representado por alguien cuyo único mérito era haber conformado una gran fortuna con sus negocios inmobiliarios y de la comunicación y entretenimientos. Sin experiencia en política para regir los destinos del país más poderoso del mundo (en lo económico, lo político y nada menos que en lo militar). Por eso sus controversias y sus decisiones en política exterior fueron de un nivel de “capricho”, de “originalidad” hecha de retazos de ideas sin sustento, de riesgosa estructura que más de una vez se ponía al país en alto riesgo.

No está todo dicho, aún

El clima que rodeará la asunción de Biden será de una espesura como de tinieblas. Se prevé cuidar cada metro cuadrado del lugar de la transición presidencial, Se sospecha de casi todos porque no se sabe muy bien de quien debe sospecharse. Se instala en los EEUU un “Macartismo” interno. Nada que ver ni comunistas de una URSS despedazada hace tiempo ni de terroristas desde allende el Atlántico norte y el Mediterráneo. El “enemigo” de la democracia estadounidense “duerme en casa”. No hay que olvidar que la tristemente famosa “Asociación Nacional del Rifle (NRA) que fue privilegiada por el propio Trump, pese a los fundamentos de su existencia (la famosa y antigua enmienda segunda de la Constitución lo permitía) se contraponen dolorosamente con tantos ataques por civiles armados a escuelas y centros públicos, sin que se haya tocado en nada la cuestión del control de armamentos en EEUU. Muy por el contrario, Trump siempre los alentó. Habrá, probablemente, más uniformados de la Guardia Nacional, del Ejército y un gran número de personas de civil (agent3es encubiertos) entre el público. Es probable que esta vez el “público” sean los que tienen por objetivo esencial la seguridad del acto, de las personas. Y del nuevo presidente, en forma especial.

La nueva etapa presidencial

A Joe Biden y a Kamala Harris, la fórmula presidencial triunfadora en los comicios del 3 de noviembre último no les resultará normal los manejos del país confiado a su gobierno. Trump y los trumpistas se harán notar en cada esquina, cada día, en todo momento, como la obstrucción y la usina generadora de problemas de todo tipo, imaginando abonar el camino de cuatro años de Biden para volver al poder republicano en las elecciones de 2024.

A menos que, he ahí el nudo, la justicia se ocupe del señor Donald Trump, desprovisto ya de poder que no sea el de su propio dinero y del que guarda, debiéndolo al Estado. En esta materia el capitalismo es fuerte. No le toquen un solo dólar a las arcas sagradas de los EEUU.

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