El gol se fue a vivir lejos de la Ciudadela

El gol se fue a vivir lejos de la Ciudadela

San Martín igualó 0 a 0 en su visita a Riestra. Acumula cuatro partidos sin ganar y no convierte desde hace casi 400 minutos.

TUVO SU CHANCE. Sobre la hora, Ramiro Costa tuvo la oportunidad del 1-0. Su cabezazo, algo incómodo, salió desviado. TUVO SU CHANCE. Sobre la hora, Ramiro Costa tuvo la oportunidad del 1-0. Su cabezazo, algo incómodo, salió desviado. FOTO DE IGNACIO IZAGUIRRE (ESPECIAL PARA LA GACETA)

San Martín volvió a sumar, después de tres caídas en fila. Solo eso, y alguna leve mejoría en el juego, fue el saldo que dejó el empate sin goles obtenido ante Deportivo Riestra en su excursión a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Lamentó, eso sí, que no le salió el tiro del final, en esa serie de oportunidades que el equipo tucumano dilapidó en tiempo de descuento.

En el modesto y prolijo estadio “Guillermo Laza”, el conjunto de Favio Orsi y Sergio Gómez había sumado su último triunfo pre-pandemia, el 2 de marzo de 2020, en una época en la que parecía encaminarse al galope a la finalísima por el ascenso.

Aquella celebrada victoria llegó de la mano de un remate de media distancia de Emiliano Amor. Diez meses después, no solo el zaguero retornó a Vélez, sino que cambió el mundo “santo” por completo. Tanto que el coqueteo con la primera división se transformó en una historia de despecho.

¿Cuánto se podía esperar de un partido entre el penúltimo y el último de la Zona B Campeonato? Las expectativas no eran altas en la previa, por lo que nadie tiene derecho a sentirse demasiado frustrado por un partido pobrísimo en la etapa inicial y de discreto a aceptable en el complemento.

A veces el hecho de jugar sin obligaciones -ninguno de los dos podía aspirar ya a las dos primeras ubicaciones- facilita una suerte de “liberación” en el juego. No fue lo que sucedió: en general, y en particular en el primer tiempo, el partido tuvo ritmo de amistoso (de verano, contextualizado y todo: decenas de afortunados y afortunadas la “pasaban bomba” en traje de baño en la pileta de natación contigua, perteneciente al Círculo de la Policía Federal, mientras el “Santo” y el “Blanquinegro” rubricaban el cero.

¿Le sirve a San Martín su actuación para llegar más aceitado y con más confianza a la etapa eliminatoria por el segundo ascenso que comenzará en dos semanas? Al menos rompió la famosa inercia de que una “derrota llama a otra derrota”. Y mostró algunas leves mejorías de funcionamiento.

En realidad, los siguientes 10 minutos al pitazo inicial de Pablo Dóvalo fueron dominados por el anfitrión. Hasta que la visita cerró un poco mejor los espacios entre su mediocampo y la defensa. Ese lapso bastó para que Ignacio Arce, como de costumbre, se transformara en figura. Y Emiliano Purita, comprometidísimo en su despliegue, y Gonzalo Rodríguez, dolor de cabeza permanente para la defensa local, con el correr de los minutos se anotaran como los otros destacados frente a un equipo con pasado inmediato común con el “Santo”: Riestra ya no es el equipo rocoso de la etapa anterior del certamen, no logra actualizar sus recuerdos (pese al prometedor talento de Brian Sánchez).

En el complemento mejoraron las condiciones del clima (gracias a un viento que hizo disimular los 32 grados centígrados a la sombra). Y también maquilló su imagen el “Santo”. Fundamentalmente con un Claudio Mosca mucho más incisivo y con presencia en el área rival. Cuando la dupla técnica decidió reemplazarlo, Riestra recuperó algo de protagonismo.

Igualmente, San Martín estuvo más cerca de la victoria. Y casi se estampa desde el banco, con los sustitutos Ricardo Noir, quien tuvo dos chances, y Ramiro Costa, quien falló la última bala.

Queda ahora una última oportunidad de ensayo -Gimnasia y Esgrima de Mendoza, en La Ciudadela-, antes de la última y definitiva oportunidad de la temporada. Los mano a mano del Reducido es lo que queda.

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