Boca y River buscarán el triunfo con cartas diferentes

Boca y River buscarán el triunfo con cartas diferentes

Russo pondrá en la cancha a varios titulares, mientras que Gallardo apostará por los juveniles.

QUIERE JUGAR. Carlos Tevez envió señales sobre su interés de jugar el Superclásico. Lisandro López tal vez vaya al banco. QUIERE JUGAR. Carlos Tevez envió señales sobre su interés de jugar el Superclásico. Lisandro López tal vez vaya al banco.

El fútbol argentino puso los zapatitos y los Reyes Magos le dejaron anticipadamente un regalo: ¿Qué mejor manera de estrenar 2021, después de un año tan complejo como el que agoniza, que con un Superclásico, con Boca y River jugándose el pase a la final de la Copa Diego Maradona?

Esta afirmación encontrará numerosas adhesiones, aunque no llevará la firma de los entrenadores del “Xeneize” y del “Millonario”, a quienes el choque en La Bombonera de este sábado 2 les cayó más bien como “peludo de regalo”, en un momento inesperado e indeseado. Todo por causa de las semifinales de la Libertadores, que están a la vuelta de la esquina.

Quien menos feliz debe estar con la “ocurrencia” de Melchor, Gaspar y Baltasar es Marcelo Gallardo. River tendrá apenas 72 horas entre la visita a su clásico rival y el partido como anfitrión de Palmeiras. Es decir, un día menos de recuperación del que dispondrán los hombres de Miguel Russo, que el miércoles recibirán a Santos.

Las cuestiones de calendario generan un mundo de diferencias. Por algo River quería adelantar el Superclásico para ayer miércoles. La incómoda fecha de disputa, las bajas por lesiones y la rauda partida de Lucas Pratto, obligarán al “Muñeco” a optar por una alineación “muletto-muletto” para medirse con Boca.

Su punto más débil, a priori, estará en una defensa que en la semana fue puramente juvenil. Aunque pocos creen que termine siendo esa el sábado. Y el más fuerte en el mediocampo, donde optaría por darle minutos a Ignacio Fernández, además de contar con la experiencia de Leo Ponzio y el buen momento de Bruno Zuculini.

El excelente nivel que mostraron “Nacho” y Enzo Pérez, además de los dos golazos y la victoria exigua pero valiosa sobre Arsenal fueron las únicas buenas nuevas de una noche complicada: las lesiones de Fabricio Angileri (desgarro) y Milton Casco (distensión) le generaron a Gallardo un dolor de cabeza.

En Avellaneda se notó que el objetivo principal de todo River era llegar afinado a su compromiso por la Libertadores, más allá de su interés en la Copa Maradona. En el campamento “xeneize” obtener la Séptima es una obsesión. Por lo que el Superclásico local cotiza menos de lo habitual.

Es altamente probable que Russo guarde menos que su oponente. No solo porque tiene un día más de descanso: se diferenció de su colega riverplatense al presentar una formación alternativa en la goleada a Huracán, por lo que varios titulares necesitarán tener minutos en cancha el sábado para no llegar con dos semanas de “parate” al desafío con el equipo paulista.

Carlos Tevez dejó trascender que quiere estar. Ramón “Wanchope” Ábila, implacable en la red, podría aspirar a un lugar en la copa. Y Russo tendrá que deshojar la margarita en el puesto de arquero, si arriesga a Esteban Andrada teniendo en cuenta que Agustín Rossi lo viene haciendo bien. Carlos Izquierdoz y Jorman Campuzano también podrían ser titulares. Un equipo “mix” se levanta en el horizonte auriazul.

Parece un Superclásico devaluado por las ausencias y por el contexto. Pero es un Boca-River (y no de pretemporada, pese al verano): es el partido más importante del país, tras un año de abstinencia.

A partir del pitazo inicial de Fernando Rapallini habrá mucho morbo, aunque el objeto de deseo de ambos “grandes” se encuentre puesto en la final del Maracaná, a fines de enero. Como eventual aperitivo, el partido del sábado no está mal.

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