Patchwork: de retazos de tela a textiles multicolor

Patchwork: de retazos de tela a textiles multicolor

La técnica es conocida por unir piezas de tela de distintos diseños y crear figuras artísticas en acolchados, accesorios o ropa con ellas.

QUILTING. Susana Acevedo cose y fija tres capas de telas para armar un acolchado. QUILTING. Susana Acevedo cose y fija tres capas de telas para armar un acolchado. FOTOS LA GACETA/ANALÍA JARAMILLO

Como armónicas piezas de un gran rompecabezas, cada retazo de tela encaja a la perfección uno con otro. Así es el patchwork (en español, trabajo con parches): una técnica precisa de cortes y costuras que se vale de la geometría y de nuestra creatividad para armar textiles impresionantes.

Seguro los viste en algún negocio o película yankee (por ejemplo, “Amores que nunca se olvidan”) al encontrar almohadones, caminos de mesa, bolsos, cartucheras e individuales con una mezcolanza de triángulos cuadrillé, rayados y floreados.

“La esencia del patchwork es aprovechar y dar un nuevo destino a los pequeños pedazos que aún sirven de viejos abrigos, ropa y telas muy usadas. No hay un origen certero para esta práctica (sus registros llegan hasta el antiguo Egipto), pero se relaciona con las distintas épocas de crisis económica que han vivido muchos países europeos y asiáticos. Podríamos decir que la técnica es mundial”, describe Susana Acevedo de Carosso.

Ahora hecha toda una experta en patrones, ella descubrió este mundo de manualidades en los 90; cuando se fue a vivir junto a su familia a Nueva York. “Tenía una prima política cubana que adoptó el patchwork como hobby y, al ver sus trabajos, supe que quería hacer lo mismo para evitar el síndrome del nido vacío en la época en que mis hijos se fueran de casa. Al final, en 1999, nació mi nieto y me lancé a intentarlo”, explica.

Entre la cantidad de objetos que podemos confeccionar, Susana destaca por ser la única en Tucumán que sabe armar acolchados y hacer quilting (método con que se cosen, a modo de matelaseado, sus tres capas).

TALLER. Entre todas las repisas hay más de 200 diseños de telas para hacer patchwork. TALLER. Entre todas las repisas hay más de 200 diseños de telas para hacer patchwork. FOTO LA GACETA/ANALÍA JARAMILLO

Los diseños son infinitos. Podemos crear estrellas, paraguas, hojas, barcos, figuras Sunbonnet (parecidas a las ilustraciones de Sarah Kay) o personalizar los acolchados para que transmitan una historia. “Recuerdo a una clienta que quiso retratar el paso de su vida. En el primer bloque aparecía una muñeca grande para marcar sus años de soltería. En el siguiente, la aparición de un novio y luego el casamiento. Cada escena era una etapa diferente y al final aparecía embarazada y con un cochecito”, detalla la quiltera.

Otro trabajo que la llena de orgullo es un quilt que le regaló a su hijo mientras él estaba en la escuela de aviación militar. El motivo tenía referencias a diferentes ciudades, una camiseta de la Selección Argentina con el 10 de Diego Maradona y otra con el número 23 del basquetbolista Michael Jordan.

Taller/hogar

Sin importar el diseño, cada puntada transmite calidez y una sensación hogareña que sólo se obtiene del trabajo artesanal. De eso y de una inmutable paciencia para elegir telas y no desfallecer ante la centena de retales por unir.

Según afirma su esposo, la casa fue tomada como un taller y centro de exhibición. Lo que antes fue una galería techada, hoy es un taller con estanterías sobrecargadas de rollos, guata e hilos.

Este Walt Disney World personal cuenta con más de 150 telas, producto de viajes al extranjero (hay diseños típicos de la campiña francesa y de España) y de las compras u obsequios de descartes de una fábrica de camisas. Todas 100% algodón.

Además, Susana atesora géneros que le pertenecieron a su mentora: una herencia de 63 rollos que debió traer desde Estados Unidos con el alquiler de varias camionetas y vuelos tasados en dólares extras por exceso de equipaje.

En el salón también hay varias máquinas de coser, entre ellas una especie de telar que permite cargar tres rollos y una antigua Singer a pedal heredada de su suegra.

Sobre la mesa, se extienden por igual un mat (parecido a una goma eva compacta y con cuadrículas), cutter rotativo y una seguidilla de reglas transparentes. “Lo diferente es que el patchwork se confecciona usando medidas en pulgadas (1 pulgada equivale a 2,54 centímetros). Elaborar cada quilt (de dos plazas y media) puede insumir un mes de tiempo y entre cuatro y 22 telas diferentes. Recuerdo que en un encargo llegué a cortar 1.200 piezas”, añade.

Patchwork: de retazos de tela a textiles multicolor FOTO LA GACETA/ANALÍA JARAMILLO

Foco artístico

Aunque en Argentina hay poca gente que realice el proceso completo de fabricación, en Estados Unidos los quilts -y, en general, el patchwork- gozan de bastantes adeptos. Al punto de existir competencias y premiaciones multitudinarias.

Incluso puede convertirse en protagonista en estas fechas para decorar la base del árbol navideño o los calendarios de adviento.

“Junto a los quilts hogareños están aquellos que son más propios de las exposiciones. Son increíbles porque puede recrearse hasta fotografías de paisajes hiperrealistas o rostros, según se frunzan los pliegos o se acomoden los hilos para generar el efecto de ríos, textura de hojas, cabello o barba”, detalla Susana emocionada.

Con su presencia también en las galerías de arte y terminaciones delicadas es posible hasta confundirlos.

¿Es un óleo?, preguntará el espectador. No, es un acolchado, contestará el artista/costurero detrás de estos collages de tela.

Evento

Con suficientes edredones para pasar 20 inviernos y veranos juntos, Susana tiene su propia muestra en la Sociedad Francesa (San Juan 751). Junto al trabajo de algunas alumnas, los accesorios estilo patchwork se expondrán hoy de 10 a 19 y mañana de 10 a 21.

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