De gestión y de política

De gestión y de política

De gestión y de política

El infame 2020 está a un paso de terminar. En términos de gestión, probablemente será recordado por las autoridades de los distintos gobiernos como uno de los peores años de las últimas décadas por los conflictos y las consecuencias que traerá la pandemia. La situación en nuestro país no sólo tiene la dimensión sanitaria. El parate de los primeros meses por la cuarentena deterioró una economía ya vapuleada y tuvo efectos catastróficos en lo social. En ese contexto, los oficialismos nacional y provincial, ambos peronistas, tienen desafíos ante un próximo año electoral de renovación parcial del Congreso. Un comicio clave con la mirada puesta en las elecciones de 2023 y también en las siguientes.

De gestión y de política

En el ámbito nacional, la coyuntura condiciona más que nunca al presidente Alberto Fernández. En cuanto a la gestión, de acuerdo con fuentes locales cercanas al Ejecutivo Nacional, la principal preocupación en los pasillos de la Rosada sigue vinculada a la salud. Desvela la llegada de dosis suficientes de vacunas; cómo será la organización del operativo para la distribución en todo el territorio y la aplicación a la mayor cantidad de ciudadanos de riesgo para prevenir una nueva ola de contagios de coronavirus.

En una segunda instancia, la reactivación de la obra pública es otra de las preocupaciones. La prioridad es, sobre todo, que se retome con fuerza en el interior para paliar el aumento de la pobreza y de la desocupación en los pueblos y ciudades. Está previsto que desde distintos Ministerios se relancen y emprendan nuevos programas específicos que requieran de mano de obra local.

En lo político, el asunto medular para el Gobierno de coalición es consolidar-y demostrar- la unidad de todos los sectores del peronismo. Los dirigentes con llegada a Buenos Aires juran que el mandatario y la vicepresidenta, Cristina Fernández, mantienen una buena relación y que no habrá ruptura. Aseguran que sí hay diferencias entre los ministros y secretarios que responden a los distintos espacios. De todas maneras, saben que en tiempos electorales el que se divide suele perder ¿Por qué son importantes los resultados del año que viene? Porque en los procesos llamados de medio término se ponen en juego dos aspectos: uno político y otro técnico. Por un lado, los votantes suelen valorar en general la gestión por sobre los candidatos. Es decir, se podrá saber si se está aprobando o no el rumbo del Gobierno. Y por el otro, para un Gobierno tener más o menos bancas en el Congreso es fundamental para dar dinamismo a la gestión y rapidez en la sanción de herramientas necesarias para gobernar.

Planes nacionales

En el plano provincial, el gobernador Juan Manzur está dando pistas de qué temas están a la cabeza de su agenda de gobierno. El operativo de vacunación anti covid ya está delineándose y la planificación sanitaria, según considera el entorno del mandatario, es precisamente uno de sus fuertes. La economía también ocupa un sitio primordial. En cuanto a este punto, intentarán fortalecer los sectores productivos. No será fácil, pero confían en que los lazos internacionales y nacionales del titular del Ejecutivo podrían traer beneficios. La reactivación de la obra pública entra en el top de asuntos para impulsar.

Por otro lado, trascendió que se tratará al menos de controlar la inseguridad, mediante la llegada de equipamiento, la incorporación de nuevos policías y el ajuste de las políticas de Seguridad.

En cuanto a lo político, Manzur sabe que el resultado de las parlamentarias es un paso más hacia 2023 e importante para cuatro años más adelante. El mandatario apostaría a extender su liderazgo en la provincia, personalmente o mediante un dirigente de confianza. El objetivo a largo plazo desde que se sentó en el despacho gubernamental, como bien saben quienes lo rodean, es una posible postulación a la presidencia. Apuesta a su proyección en el “albertismo” y a los lazos con los gobernadores, con el empresariado y con los gremios. La cuestión es cómo podría quedarse cuatro años más. No hay demasiadas alternativas: una reforma constitucional que le permita ser reelecto nuevamente; postularse a vice o bien, designar a un sucesor afín que le garantice mantenerse como jefe político. Para ello queda tiempo, pero Manzur mira más allá de las próximas urnas ¿Qué pasará con la interna entre el manzurismo y el jaldismo? Es una incógnita.

Los próximos meses darán quizás algunas respuestas e indicios de cómo se configurarán los escenarios de gestión y de política que vienen.

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