12 Diciembre 2020
La fe guadalupana de los mexicanos se ha diseminado por todo el mundo y desde hace años ha llegado, sobre todo, a Tucumán. Pero, ¿por qué se festeja?
Según documentos del Vaticano, la Virgen de Guadalupe se le presentó en cuatro oportunidades en el cerro de Tepeyac al aborigen Diego Cuauhtlatoatzin. El hombre tuvo ante sí a quien se le anunció como "la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios".
En ese momento, la Virgen le encargó que en su nombre pidiese al obispo capitalino, el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una iglesia en el lugar donde encontró a la divinidad.
Una pintura de Juan Diego y la Virgen que se encuentra en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México. Una pintura de Juan Diego y la Virgen que se encuentra en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México.
Al principio el obispo no le creía a Juan y le pidió una prueba de la aparición. El 12 de diciembre, la Virgen se le volvió a presentar a Juan Diego y lo consoló, invitándolo a subir hasta la cima de la colina de Tepeyac para recoger flores y traérselas.
Una vez recogidas, las colocó entre sus ropas y se las llevó a la Virgen, quien lo mandó a mostrársela al obispo como prueba de veracidad. Una vez ante el religioso, Juan abrió sus ropas y dejó caer las flores, mientras en el tejido apareció, inexplicablemente, una imagen impresa de la Virgen de Guadalupe. Juan Diego Cuauhtlatoatzin, fue proclamado santo por San Juan Pablo II en 2002.
En Tucumán
La fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe en Tucumán comenzó a celebrarse en 2007 y, desde entonces, fue creciendo en la convocatoria hasta convertirse en un evento popular de devoción mariana.
Pero este año, dado el contexto de pandemia, la Iglesia católica solo invita a seguir las ceremonias respetando el distanciamiento y sumándose a una caravana en automóvil, a partir de las 18, desde la parroquia San Ramón Nonato.
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