Rugby femenino: resiliencia y visión positiva a futuro

Rugby femenino: resiliencia y visión positiva a futuro

A pesar de las dificultades de un año atípico, Emilio Valdez rescata el trabajo que se hizo.

 TUCUMANOS. Agostina Campos Ruiz (Cardenales), Andrea Moreno (Alberdi Rugby), Florencia Moreno (Aguará Guazú) y Emilio Valdez (Universitario, entrenador). TUCUMANOS. Agostina Campos Ruiz (Cardenales), Andrea Moreno (Alberdi Rugby), Florencia Moreno (Aguará Guazú) y Emilio Valdez (Universitario, entrenador).

Si 2020 hubiera transcurrido por los carriles de la normalidad, a esta altura del año ya se habría completado la agenda femenina de rugby a nivel local. Incluyendo la consumación del Seven de la República, que en las últimas dos temporadas quedó en manos de las “Naranjas” (ayer se cumplieron dos años de la primera conquista). La edición de este año no pudo escapar al efecto dominó de cancelaciones, por lo que Tucumán extenderá su reinado absoluto a nivel país (también ganó en femenino juvenil y en masculino) hasta fines de 2021.

El problema es que 2020 acabará siendo un desierto competitivo de punta a punta: las mujeres no pudieron jugar ni un solo partido en el año a causa de la pandemia. Al menos, no en el país: en Uruguay, el seleccionado argentino compitió hace 10 días en el Sudamericano Valentín Martínez, que se desarrolló bajo protocolos. En el plantel, estuvieron las tucumanas Florencia Moreno, Agostina Campos Ruiz y Andrea Moreno, además de la riojana Gimena Mattus, de La Querencia (Alberdi), como capitana. Y si bien el quinto lugar (ganaron la Challenge Cup) no fue lo que habían ido a buscar, Las Pumas tuvieron al menos la oportunidad de concentrarse y competir.

“En los balances siempre intento quedarme con las oportunidades que se generan y no con lo que no se pudo lograr. Por eso, desde la posibilidad de haber vivido por lo menos una competencia, considero que el balance es positivo”, señala Emilio Valdez, integrante del staff técnico del seleccionado nacional.

“Creo que Argentina tuvo la contra de ser un país muy extenso, lo que hizo más difícil juntar a las chicas en un contexto donde muchas de las fronteras internas estaban cerradas y los viajes en colectivo o en avión no estaban habilitados. Esa es la desazón que nos queda, que pudimos competir pero sin haber podido preparar al equipo como teníamos planeado. Pero siempre le buscamos la vuelta”, saca en limpio el de Universitario.

Fue un verdadero desafío sostener la estructura en un año sin competencia, comenta Valdez. “Se hicieron muchísimos zooms y las chicas redoblaron la apuesta. Se prendieron a los entrenamientos y el crecimiento físico de ellas fue notorio. Así que dentro de las dificultades, se pudo hacer algo”, destaca.

Todo dependerá de cómo evolucione la situación en 2021, pero los planes están. “La idea del staff es trabajar durante el año con tres blancos: el grupo de juveniles, a largo plazo; un segundo grupo, comprendido por chicas de entre 18 y 23 años, a mediano plazo; y luego las mayores, con las que apostamos a los resultados en el corto plazo. Todo esto, apoyándonos en el trabajo de las academias y los centros de rugby”, anticipa.

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