Los malos ejemplos en nombre del deporte

Los malos ejemplos en nombre del deporte

04 Diciembre 2020

Paso a paso, distintas actividades se fueron reestableciendo en Tucumán, a la luz de las habilitaciones dispuestas por las autoridades de salud. En el caso del deporte, la ausencia del público en los pocos espectáculos que se efectuaron en los últimos días o semanas, generó imágenes ciertamente impactantes, pero nadie puede discutir que la medida resulta necesaria para evitar que se complique la situación epidemiológica. Sin embargo, el celo que se pone en el cumplimiento de esta normativa no tiene un correlato en situaciones que rozan lo deportivo. La referencia es directa a las manifestaciones que tuvieron a simpatizantes de San Martín como protagonistas. Algunas se dieron hace semanas, en días de vigilia por la decisión del TAS luego del planteo -finalmente denegado- efectuado a la AFA para que respeten los méritos deportivos del club con respecto al ascenso a Primera. Otras marchas, con objetivos muy distintos,  se dieron en las dos ocasiones en las que un grupo se mostró belicoso en el domicilio del barrio Bajo Hondo de un alto dirigente santiagueño de la AFA.

Se entiende, y se avala, la ausencia de público en los espectáculos deportivos. Se trata de una medida que se tomó en el mundo, la cual aunque tuvo una flexibilización, sigue teniendo una total vigencia. Hasta tanto la vacuna contra la covid-19 se muestre efectiva, la realidad de estadios, autódromos u otros escenarios sin público -o con poco-, se mantendrá. Ante los aun muchos interrogantes por cómo se comporta el virus, esta nueva normalidad imperará.

En los partidos de fútbol que se jugaron en Tucumán en el marco de las copas Sudamericana y Diego Armando Maradona, además de la Primera Nacional, el cumplimiento de los protocolos sanitarios fue óptimo. Así también se vio en los programas que el turf armó en el hipódromo, o en las prácticas que se habilitaron en clubes o predios privados en distintos deportes.

Pero así como se vieron acertadas ejecuciones de este esquema sanitario, ocurrió todo lo contrario con las marchas que por cuestiones deportivas se organizaron bajo la órbita del “Santo”. Así, en mayo los fanáticos rompieron la cuarentena imperante en esos días, efectuando un banderazo en contra de la AFA, el cual si bien contó con un operativo preventivo, no avanzó hacia medidas relacionadas al cumplimiento del decreto presidencial de distanciamiento social y uso de tapabocas, algo que vulneró la mayoría de los asistentes.

El colmo de la falta de previsión y de desidia de las autoridades estuvo dado en lo sucedido el domingo en la casa del dirigente Guillermo Raed. A días de una primera manifestación, en la que se cruzaron varios límites y no hubo actuaciones, el escrache se repitió, esta vez con mayor cantidad de participantes. Lo sucedido, inscripto en el plano del triste escenario que los violentos del fútbol suelen armar desde hace años dentro y fuera de los estadios, es repudiable, y preocupante. La denuncia habla de amenazas, intimidaciones y daños a la propiedad y en ello están trabajando en la Justicia y en la Policía. Pero está el otro aspecto, el sanitario, algo de lo cual quienes participaron hicieron caso omiso. Fue esta una burla a la sociedad toda, y en particular a aquellos que se entregan día a día a la lucha contra una enfermedad que cambió al mundo.

Los ejemplos deben salir desde el deporte. Quienes lo usan para sus propios intereses le hacen un flaco favor, destruyéndolo.

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