Presentarán un libro de poemas y relatos de Alberto Rojas Paz

Presentarán un libro de poemas y relatos de Alberto Rojas Paz

La Facultad de Filosofía y Letras de la UNT realizará el evento mañana. El escritor falleció en 1981, a los 32 años.

PORTADA. La obra por presentar. PORTADA. La obra por presentar.

“Atribuyo este desencuentro con la paz al peregrinaje de mentiras que la ciudad me impone. Camino como un hombre con zancos que hace propaganda para su circo. Y me aburro de este anarquismo, de esta desconfianza prolongada en la consecuencia y la honestidad. Abro vientos de derrumbes”, dice el poema “Cuestión profesional”, incluido en “Alberto Rojas Paz: Narrativa breve y poesía”, libro publicado por Humanitas, la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. La obra que reúne textos literarios del escritor, docente y periodista tucumano, será presentada en forma virtual mañana, a las 18, a través del enlace www.youtube.com/c/EAUNT. En la ocasión se referirán al libro el vicedecano de esa casa de estudios, Santiago Rex Bliss, las doctoras Elena Acevedo de Bomba y Liliana Massara, y el periodista Roberto Espinosa.

Muerte y soledad

“La muerte y la soledad, la búsqueda del sentido de la existencia, la palabra y el trasfondo mítico, la magia de Tucumán, los juegos de la infancia son constantes de su escritura que se expresan a través del oxímoron, de las imágenes sinestésicas, de diálogos certeros que evidencian la variedad diatópica del NOA. Pero, también el amor y la risa, la cotidianeidad y los cuestionamientos metafísicos. Todo esto forma parte del cosmos escritural de Alberto Rojas Paz”, señala Acevedo de Bomba.

El escritor nació en 1949 y falleció a los 32 años en un accidente automovilístico el 5 de diciembre de 1981. En 1969 publicó “La calesita”, su primer libro de cuentos y echó a andar su proyecto “Para la juventud que quiere tener presencia...”, que se llamó “Grupo de gente que escribe”. Por ese entonces colaboraba en la revista tucumana “Última Línea”. Publicó “Bolillas, hormigas y otros artefactos infantiles” (cuentos); obtuvo el premio “Jorge Luis Borges” para narrativa breve, otorgado por la Fundación Givré; ganó el premio adquisición del IX Salón del Poema Ilustrado del NOA. Colaboró con cuentos y poemas en los diarios “El Día” de La Plata y “La Voz del Interior” de Córdoba, y la revista “Azor”, Madrid España. En 1977 ingresó a la redacción de LA GACETA y comenzó a colaborar en su Suplemento Literario. En 1981, se graduó se profesor de Letras y por sus altos promedios le dieron el diploma “Summa cum laude”.

El libro está organizado en tres partes. “La primera, ‘La calesita’, compila los cuentos publicados en 1968 por el Consejo Provincial de Difusión Cultural; la segunda incluye ‘Poesías y cuentos breves’ publicados en Salta (1973) y en Tucumán (1974 y 1977) y la tercera parte, de narrativa breve, “La enfermedad del pájaro”, que forma parte del quinto cuaderno de Narradores de Tucumán editado en 1983 por la Dirección de Cultura de Tucumán”, cuenta Acevedo de Bomba.

En el lugar común

“La poesía vive en el lugar común, va y viene en la conversación con el compañero de oficina, explota en los insultos de los estudiantes a los policías, muere con los 26.000 niños desnutridos de Tucumán y también tiembla en la tribuna con la hinchada cuando San Martín le mete un gol a Atlético… Y cuando uno trata de explicar que la poesía es simplemente un aspecto más de la realidad que se debe revolucionar… hablan de la ‘infiltración de ideas foráneas’. Y todo se soluciona volviendo a la lectura de Bécquer, autor que ciertas editoriales argentinas continúan difundiendo porque es necesaria la pacificación nacional”, escribió Alberto Rojas Paz en el Cartón de Poesía Nº 38 publicado por Ediciones Tarco.

La explosión del mundo

Había un viento redondo
que atravesaba piedras transparentes.
Cuando el sol caía como un carbón rojo,
ella me masticaba el cuello
con piruetas de sueños en puntas de pies.
Y éramos delfines en cámara lenta
regulando vueltas infinitas sobre el ombligo.
Como la explosión del mundo,
un escalofrío de siglos quebraba la pieza
y nuestro calor plateaba el horizonte.
Con silencio y prepotencia,
como un río de nadie por la calle,
una tristeza luminosa vino a sentarse en los ojos.
El cielo se había replegado hasta la nuca.
Dios vivía del otro lado.

Alberto Rojas Paz

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