Premios a un cine que indaga sobre la memoria

Premios a un cine que indaga sobre la memoria

El Ástor Piazzolla de Oro fue para el filme español “El año del descubrimiento”, mientras que el argentino Matías Pineiro fue elegido mejor director.

ESTALLIDO SOCIAL. “El año del descubrimiento”, de Luis López Carrasco, registra los conflictos callejeros ocurridos en Murcia (España), en 1992. ESTALLIDO SOCIAL. “El año del descubrimiento”, de Luis López Carrasco, registra los conflictos callejeros ocurridos en Murcia (España), en 1992.

La reconstrucción de la memoria, en lo social y colectivo o en lo individual y más íntimo y los entrelazamientos entre lo público y lo privado, fueron premiadas en la 35 edición del Festival de Cine de Mar del Plata, en una gala el domingo por la noche que se realizó, al igual que todo el evento, de forma virtual.

El máximo galardón, el Ástor Piazzolla de oro (desde este año, la estatuilla lleva el apellido del músico marplatense) a la mejor película de la competencia internacional, fue para el filme español “El año del descubrimiento”, de Luis López Carrasco. En la misma línea de profundizar sobre los recuerdos y el sentido de elaborar relatos, el argentino Nicolás Prividera ganó en mejor guión por “Adiós a la memoria”.

En ambos casos, identificarlos escuetamente dentro del género documental es quedarse cortos. Las dos producciones bien pueden ser abordadas como ensayos conceptuales que desafían los límetes de las categorizaciones (tradicionales y hasta necesarias a la hora de encolumnar las películas para el primer conocimiento del espectador). Otra característica común es que parten de un contexto puntual para hablar de algo mucho más abarcativo y amplio que el origen.

“ADIÓS A LA MEMORIA”. Un retrato que parte de lo familiar e íntimo. “ADIÓS A LA MEMORIA”. Un retrato que parte de lo familiar e íntimo.

El filme de López Carrasco abarca en dos horas y media la crisis que impactó en la región de Murcia en 1992, el mismo año en que Barcelona se preparaba para recibir los Juegos Olímpicos y convertirse en una de las ciudades más importantes de Europa. A diferencia de otros registros documentales (con los que comparte la recuperación de imágenes y material de época), no aparecen en pantalla voces de políticos y dirigentes ni análisis de sociólogos, sino que el grueso se centra en los testimonios de los trabajadores y operarios que protagonizaron las revueltas contra un sistema que estaba castigando la zona, lo que empujaba a una tragedia económica y ambiental. Los hijos de los manifestantes surgen en el filme como los herederos del estallido social, de la movilización callejera y de las consecuencias de lo ocurrido entonces, en un contexto muy distinto del vivido hace casi tres décadas.

Prividera, a su vez, sigue la línea que ya había mostrado en “M” y “Tierra de los padres”, que reconoce como antecedentes de “Adiós a la memoria”. A partir de la figura de su padre en su última etapa de vida, afectado por el Alzheimer, trabaja sobre los aspectos individuales y comunes que ocupan los recuerdos.

“La memoria es un concepto inabarcable, todo lo humano podría caber en ella. A la vez es un mecanismo muy frágil, muy inconstante. Esa es su paradoja. Y sobre todo no ser una estantería que junta polvo, sino un campo de batalla donde se juega el modo en que nos contamos la propia historia, familiar o nacional”, sostuvo a la agencia Télam.

La columna vertebral de su película son filmaciones caseras con la cámara de su padre, para armar un rompecabezas sobre su propia vida, la de su progenitor, la del país y la de las modernas clases sociales, siempre con una mirada crítica. “Suele decirse que la historia es objetiva y la memoria subjetiva. Digamos que son distintas caras de una misma moneda. Lo público y lo privado se mezclan, se intersectan, se determinan mutuamente. Todos somos parte de una res pública, de un diálogo abierto; lo demás es parte de la intimidad, una esfera que no debiera interesar más que a las personas, pero que suele ser sobreexpuesta en las redes virtuales. El cine debiera ser un espacio que preserve las imágenes y las devuelva a una conversación pública más estimulante”, resaltó.

El Ástor Piazzolla a la mejor dirección fue para Matías Piñeiro por “Isabella”, que toma como referencia la comedia de William Shakespeare “Medida por medida”. La trama aborda la puja entre dos amigas por el mismo papel en una obra teatral, sin que ninguna supiera que lo pretendía la otra, en la que aparecen dudas, inseguridades y conflictos vocacionales presentados con delicadeza, sensibilidad y madurez cinematográfica por el realizador argentino radicado en EEUU.

Una de las protagonistas es María Villar, que se llevó la estatuilla a mejor actuación (no se divide ya entre masculina y femenina). Compone a Mariel, una joven frustrada por su falta de éxito en la actuación. Durante el rodaje, Villar quedó embarazada y Piñeiro readecuó el guión y la grilla de filmación para acompañar a la actriz y amiga en el proceso de gestación.

La debutante directora coreana Yoon Dan-bi obtuvo el Premio Especial del Jurado por “Moving on” en la Competencia Internacional, donde también participaron películas de Japón, Canadá, Estados Unidos y Francia.

En su ópera prima desplegó un manejo de climas y de actores en una historia centrada en las afueras de Seúl, durante un caluroso verano en el que se debate el futuro de una desmembrada familia, que mantiene intacto tanto su amor como sus necesidades. El reconocimiento reafirma la presencia cada vez más contundente de Corea del Sur en el mercado internacional del cine, con el punto cúlmine del espaldarazo dado este año a esa usina con el Oscar a mejor filme a “Parásitos”.

En la Competencia Latinoamericana se impuso “Los conductos”, del director colombiano residente en Francia Camilo Restrepo, un retrato particular de la violencia y la marginalidad de Medellín. Hubo menciones especiales para “Mascarados”, de los hermanos brasileños Marcela y Henrique Borella, y “Fauna”, del mexicano Nicolás Pereda.

Esta edición, gratuita y virtual, tuvo 250.000 visualizaciones de los filmes a través la web del festival, 100.000 por Cine.ar Play y TV y 180.000 vistas en el canal oficial de YouTube.

Otros ganadores

- Competencia Argentina: el premio Ástor Piazzolla al mejor largometraje fue para “El tiempo perdido”, de María Álvarez; y al mejor corto, “Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse”, de Pablo Martín Weber. Hubo una mención especial para “Las ranas”, de Edgardo Castro.

- El Premio José Martínez Suárez a la mejor dirección fue para Natalia Garayalde por “Esquirlas”.

- Competencia Estados Alterados: como mejor película se eligió a “Mes chers espions”, de Vladimir Léon, y se otorgó una mención especial a “Heliconia”, de Paula Rodríguez Polanco.

- Competencia En Tránsito: “Morichales”, de Chris Gude, mejor proyecto de película.

- Crítica Joven a la ópera prima latinoamericana: “Historia de lo oculto”, de Cristian Ponce, mejor filme; y “Como el cielo después de llover”, de Mercedes Gaviria, mención especial.



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