Ex cine Edison:¿en qué se convertirá a futuro?

Ex cine Edison:¿en qué se convertirá a futuro?

El Ente Cultural de la Provincia y los dueños del local de la antigua sala cinematográfica llegaron a un acuerdo para respetar su valor arquitectónico. Esto sienta un precedente para rescatar el patrimonio urbano.

EXPERTAS. Mercedes Aguirre y Florencia Gutiérrez hablan sobre el valor del patrimonio y el antiguo cine. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO EXPERTAS. Mercedes Aguirre y Florencia Gutiérrez hablan sobre el valor del patrimonio y el antiguo cine. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

La fragilidad de la memoria se ha vuelto una constante en lo que refiere a la jungla de cemento en que vivimos. Ocurrió con la antigua sede del Banco Francés, el punto de “no retorno” del Parravicini y la casona que supo albergar la Escuela de Bellas Artes. Esta vez, la historia tiene que ver con el excine Edison (9 de Julio y General Paz) e implica un “final feliz”.

La cronología de los hechos se remonta al año pasado, cuando -en julio- se vaticinó la demolición del inmueble. Por la importancia de su arquitectura (una joyita art decó y exponente del siglo XX), el tema puso en alerta a los especialistas. Meses después, el Ente Cultural incluyó a la propiedad en el Régimen de Protección Preventiva y se realizó un análisis exhaustivo del espacio.

“Luego de charlas constantes con los propietarios llegamos a una resolución definitiva. Se va a respetar el núcleo de la infraestructura, pero el resto del inmueble queda libre para cualquier destino: sea un comercio, negocio gastronómico o propuesta con fines recreativos. Además, tampoco se necesitarán autorizaciones previas o algún tipo de intervención del Ente Cultural para funcionar”, detalló Mercedes Aguirre, directora de Patrimonio.

En los planos se especifican tres zonas delimitadas, de las cuales la arquitecta resalta que solo figuran como bien patrimonial el acceso principal y el frontispicio del viejo cine barrial. Lo demás, debido a la cantidad de modificaciones hechas, ya no retrata su esencia arquitectónica.

“El caso del cine Edison es el mejor ejemplo de cómo, con buena voluntad, se puede conciliar el interés privado y el interés de una sociedad que desea conservar su identidad”, sintetizó Martín Ruiz Torres, presidente del Ente provincial.

En un trasbordo hacia la época dorada del séptimo arte, este cine abrió sus puertas el 15 de abril de 1933. Con matinés los domingos, sillas de madera y una impronta de spaghetti western, la sala se mantuvo activa durante 48 años. Fue recién en 1988 que el “The End” definitivo se trazó en la pantalla (aunque también hubo un periodo de cierre previo y otro de tenue reactivación).

Con los años, le siguió una bailanta (“Metrópolis”) y otros boliches que duraron muy poco.

En nuestra peculiar relación (por no hablar de descuidos) con el patrimonio provincial, un fantasma constante es la noción de “expropiación” para evitar que los lugares icónicos desaparezcan. Al respecto, la abogada Florencia Gutiérrez insiste en que esta no es la única (ni la más simple o efectiva) salida para salvaguardar la memoria colectiva.

“Siempre que se detecta algo de interés arqueológico, científico o similar surge de inmediato la asociación. La expropiación es un instituto bastante peliagudo para los privados y se puede pensar en otras vías que involucren un compromiso en conjunto”, reflexionó la representante legal de los dueños de la propiedad.

“La Ley Nº 7.500 (y su modificatoria con la Ley Nº 8.645) abre un camino en el cual el dueño presta consentimiento a la declaración de patrimonio cultural. La posibilidad de compatibilizar los intereses de ambas partes existe y hay que aprovecharla”, acotó.

Atractivo turístico

Desde una perspectiva más amplia, la titular de Patrimonio afirmó que esta gestión es un casillero ganado para revalorizar la zona y convertirla en un atractivo turístico.

“Hay muchos hitos de Tucumán en ese sector y debemos encontrar la manera de que sean clarificados. Para potenciar su valor cultural, el Palacio de Tribunales cimentó el nuevo anexo de forma que se integre a un conjunto. Y ahora estamos pensando en patrimonializar el cercano edificio de la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (Fotia)”, agregó Aguirre.

En el camino, lo complicado es detener la “depredación” de sitios patrimoniales que realizan las empresas de construcción o los mismos ciudadanos.

“La gente piensa que es más fuerte el aspecto inmobiliario que el aspecto patrimonial, y eso lleva a que olvidemos el plus que le aporta la infraestructura a la provincia y borremos nuestros propios rastros. Hay una noción errónea que implica ver al patrimonio como algo congelado en el tiempo. Al contrario, un bien cultural puede adaptarse a las necesidades y las características actuales. Si hacen falta oficinas en la General Paz, ¿por qué no colocar estas en el excine Edison?”, indicó la arquitecta.

En la misma línea, Gutiérrez afirmó que los emprendimientos tendrían un valor agregado. “Los comerciantes piensan que la declaración de un bien patrimonial implica una restricción para la actividad comercial. Sin embargo es al revés, porque suma al establecimiento el factor del recuerdo en la sociedad y componentes abstractos”, detalló.

Contrastes

Al margen de lo que depare a la instalación el día de mañana, el cine Edison sienta un precedente para tratar otros proyectos proteccionistas. Entre ellos, está el edificio del Buen Pastor (ubicado en Mendoza al 800).

Ambos expedientes ingresaron a la Comisión de Patrimonio en el mismo momento pero -a diferencia del cine- el vandalismo sumió al anterior hogar de la Congregación del Buen Pastor en un grave estado de deterioro. Para remediar el abandono, la propuesta que se traza desde Patrimonio es similar. “Hay que demostrar técnicamente cuál podría ser el uso del inmueble y su rentabilidad para que haya inversiones. La Unidad de Reconversión del Espacio Público (UREP) hizo el esquema de lo que debería considerarse patrimonio. El trabajo es fundamental para avanzar”, especificó Aguirre.

Eso sumado a una fuerte impronta de concientización. “El Buen Pastor tiene anécdotas de entrecasa de una riqueza tan grande que, si la gente lo supiera, pasaría por ahí a menudo y dejaría de lado el estigma. Hoy, los transeúntes solo ven un edificio en mal estado, con cerca perimetral y se preguntan cuándo lo arreglarán”, lamentó.

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