Balocco: veloz, aplicada, siempre adelante

Balocco: veloz, aplicada, siempre adelante

Entre los 50 y los 60, la atleta construyó la carrera que la convirtió en referente tucumana.

VARIEDAD. Entrenando, en el libro de los ídolos y con Pedro, su marido, en la pista de Central Córdoba, un poco de la vida de Alba. VARIEDAD. Entrenando, en el libro de los ídolos y con Pedro, su marido, en la pista de Central Córdoba, un poco de la vida de Alba.

Cuando Alba Balocco tenía 11 años el doctor le sugirió el medicamento para aliviar sus problemas de columna. “Empezó con tratamientos y el médico le dijo que el mejor era hacer un deporte. Y así empezó con el atletismo amateur”, recordó Germán Baumgarnert. Él es el mayor de los cuatro hijos que la atleta tucumana tuvo junto a Pedro Baumgarnert, que también practicó el deporte.

En aquel 1953, la recomendación médica fue tomada por Mario y Florentina, los padres de Alba. Así comenzó la carrera de la atleta tucumana de mayores logros. Es una de las estrellas que tiene un capítulo en el libro “100 Ídolos tucumanos” de Víctor Lupo. Sus 30 títulos de campeona Tucumana, otros siete de campeona Argentina y dos más de campeona Sudamericana todavía la hacen inalcanzable.

Entre las disciplinas del atletismo, “Coqui” incursionó en el salto en largo y en carreras de pista. La maestra recibida en la Escuela Normal tuvo sus triunfos más relevantes corriendo, representando a Central Córdoba y a Atlético.

Su récord local en 100 metros llanos de 12”5/10 sigue vigente desde septiembre de 1962. Unos meses antes, en Córdoba, Balocco logró también la mejor marca tucumana en 200 metros con 25”9/10. El registro le daba derecho a competir en los Juegos Iberoamericanos, en España, pero por cuestiones presupuestarias la delegación se redujo y Balocco quedó afuera.

“Como velocista su técnica era muy simple: trataba de explotar en la salida y después se mantenía siempre adelante. No había técnicamente nada especial. Lo mismo hacía en el salto en largo. Lo que sí, era muy aplicada”, recuerda Guillermo Rubino, ex atleta, ex dirigente de la Federación Tucumana y actual periodista.

Recuerdos en el diario

A Germán y a sus tres hermanos (otro varón y dos mujeres) le viene bien la breve semblanza de Rubino. “Yo nací cuando ya mi mamá se había retirado. Mis hermanos tienen 46, 44 y 42 y ninguno la vimos competir”, comentó el hombre que hoy tiene 48 años. “A mi mamá siempre la recuerdo por todas las publicaciones que hizo LA GACETA cuando ella era deportista”, agregó.

Entre esos archivos, los Baumgarnert vieron los méritos de mamá en distintas pistas del país. Por ejemplo, conocieron que en 1957, a los 16 años, en el Argentino de Concepción del Uruguay, ganó los títulos en 60 y 100 metros llanos. O que, un año más tarde ya en damas Mayores, se subió a lo más alto del podio en los 100 y 200 metros en Tucumán y que también fue cuarta en salto en largo en el torneo nacional de Mendoza.

Además, esas notas periodísticas a los hijos de “Coqui”, le deben haber brindado elementos para que su imaginación vuele. Y así poder crear en sus mentes la manera en que mamá se consagró, en 1960, en el Campeonato Argentino que se organizó en Tucumán. Otra vez en los 100 y 200 metros llanos fue reina, además integró la posta tucumana de 4x100 que ganó la corona. Germán sí puede dar testimonio de lo que generaba la atleta por su personalidad. “Era una mujer alegre, muy dedicada al deporte. Siempre nos inculcaba toda esa pasión que tenía por cualquier clase de deportes”, recordó. “Era super educada con las otras atletas, tanto las locales como del resto del país”, aportó Rubino sobre el comportamiento de Balocco en las competencias.

Lo mismo opinó Alfredo Cozzitorti, compañero de entrenamiento de la dama. “Era muy bonita. Tenía una personalidad muy agradable y era simpática. Fui muy amigo de ella y de toda su familia. Lamentablemente, murió muy joven, a los 50 años, por un cáncer”, recordó el ex presidente del club Tucumán de Gimnasia.

Cuando anunció su retiro en 1965, la Confederación Argentina de Atletismo demostró que la tucumana había dejado huella en cada pista donde su velocidad o salto fueron medidos: recibió una Distinción de Honor entregada por el presidente de ese entonces, Julián William Kent.

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