
RECUERDO. Villela será recordado como uno de los párrocos emblemáticos del templo del Corazón de María. LA GACETA / ANTONIO FERRONI (ARCHIVO)

Un miembro incansable de la Iglesia Católica, monseñor Santiago Villena, fue despedido con pesar y reconocimiento por la comunidad cristiana. El párroco del Inmaculado Corazón de María falleció ayer a la madrugada, a los 79 años, luego de batallar contra la covid-19. Será recordado, entre otros muchos aportes a la Iglesia, por instalar y alojar la celebración mensual de San Expedito, el santo de las causas urgentes, los días 19 de cada mes.
El padre Santiago, como lo conocían sus seguidores y allegados, nació el 11 de mayo de 1941 en Sua Chichas, Bolivia. Ingresó a la congregación del Santísimo Redentor (padres redentoristas) y fue ordenado sacerdote el 1° de julio de 1967. Pidió ser incardinado al clero de Tucumán, y fue recibido por monseñor Blas Victorio Conrero el 16 de julio de 1971.
Tuvo un trabajo amplio y diverso dentro de la Iglesia y de la comunidad católica. Fue miembro del Consejo Presbiteral Arquidiocesano y del Colegio de Consultores en varios períodos. Fue Pro-canciller y luego Canciller y secretario General de la Curia Diocesana. También llegó a capellán de las Hermanas Dominicas del Santísimo Nombre de Jesús, en el convento de Santa Rosa, en 1992.
Fue asesor de numerosos movimientos y grupos parroquiales y director espiritual de innumerables tucumanos. Por varios años se desempeñó como profesor del Seminario Mayor de Tucumán, donde dictaba la asignatura Historia de la Salvación en el curso Introductorio.
En 2018 ofreció la casa de la capilla San Antonio María Claret, que pertenecía a la parroquia, para que funcionara allí la Casa Vocacional Santo Cura Brochero, donde actualmente viven en comunidad los seminaristas del nivel introductorio.
En el plano comunitario monseñor Villena realizó un ejemplar servicio a la Iglesia al abrir las puertas de la parroquia ubicada en Santiago 871, de la capital tucumana, para la devoción a San Expedito. Los días 19 de cada mes cientos de tucumanos hacen fila para orar al santo de las causas urgentes. Monseñor Villena le dio un lugar especial a la imagen, cerca del altar y dispuso que todas las ofrendas dejadas al santo sean compartidas con todos los necesitados de la comunidad y de las parroquias que estuvieran en las zonas más vulnerables.
Con la mercadería que dejaban los promesantes, monseñor Villena realizaba una gran tarea solidaria de ayuda a distintos comedores parroquiales y vecinales.
Los restos del sacerdote fueron cremados ayer, y la urna con sus cenizas ya está en la parroquia del Inmaculado Corazón de María. El arzobispo monseñor Carlos Sánchez dispuso ayer que se abriera el templo a las 18 para que los fieles pudieran darle su último adiós. Hoy a las 9 se celebrará la misa con los sacerdotes, sin asistencia de fieles.
Monseñor Sánchez nombró como administrador parroquial del Corazón de María al padre Jesús Fernández.
El padre Fernando Yapur, de esa parroquia, también se contagió de covid, y quedó internado para un mayor control y para que pueda realizarse todos los estudios clínicos necesarios. En ese contexto, se pidió a los fieles que tomaran los recaudos necesarios para evitar la transmisión del virus. Ayer la despedida fue con barbijos y distanciamiento de dos metros.







