Los emprendedores tucumanos que apuestan a pesar de la crisis y la pandemia

Los emprendedores tucumanos que apuestan a pesar de la crisis y la pandemia

En un momento muy complicado apostaron a nuevos proyectos. El leit motiv: cumplir un sueño y sobrevivir a la cuarentena.

¡Que valiente!

¿Estás loco?

¡Lo tuyo es admirable!

Han escuchado estas frases un sinfín de veces en los últimos días. Y sí, lo reconocen: son arriesgados. Abrir un negocio en medio de la peor crisis económica, en plena pandemia de coronavirus, era casi como tirarse a una pileta vacía. ¿Por qué lo hicieron? La mayoría lo hizo movida por un gran sueño. Y con la esperanza de que la cuarentena iba a durar poco. Siguen en pie, aceptando cada día nuevos desafíos, apostando por lo que vendrá.

Restaurantes, gimnasios, centros de belleza, locales de indumentaria. Hay emprendedores de todos los rubros. No son muchos, pero se van abriendo camino en un contexto de adversidad, y mientras el centro tucumano tiene cada vez más locales vacíos. Más de 200 comercios cerraron desde marzo, cuando comenzó el aislamiento social y preventivo.

Quienes tenían planes y decidieron seguir adelante pese a todo tuvieron que modificar una y otra vez sus hojas de ruta por el nuevo contexto. El uso de las plataformas digitales resultó indispensable para mantener un mínimo de ventas. ¿La clave para no tirar la toalla? Ver que en toda crisis siempre puede abrirse una oportunidad.

“Nunca pensamos en tirar la toalla”: Patricio y Luciano hicieron realidad su sueño de abrir un bar temático

La pandemia generó una crisis que impactó de lleno en el negocio de la gastronomía. Con la gente encerrada en su casa al principio, varios restaurantes y bares se vieron forzados a bajar sus persianas. En ese contexto, Patricio del Pero y Luciano Núñez decidieron darle vía libre a un proyecto de instalar un bar temático en Yerba Buena.

“La idea de abrir el local en realidad surgió en plena pandemia. El 18 de abril es cuando empezó todo este proyecto en una charla que tuvimos con Luciano en Cancún, un fin de semana que nos juntamos con otros amigos a compartir una tarde de pileta y mate”, describe.

La idea del proyecto, que al principio parecía una locura, fue tomando forma rápidamente. Se les ocurrió el nombre: “coincidimos con que Billie Jean era un buen nombre con el cual podíamos idear muchas cosas y una buena temática, nombres originales de famosos de la época para nuestros platos y muchas cosas más”.

En un comienzo la iniciativa iba a desarrollarse a fines de este año porque tenían la esperanza de que la situación actual (cuarentena) iba a terminar pronto. “Vimos que la realidad era diferente. Así que decidimos darle para adelante aun sabiendo que iba a costar bastante, no sólo por el hecho de la pandemia sino también por la devaluación de nuestra moneda. Todos los días nos aumentaban los insumos que necesitábamos”, explica.

Finalmente el bar abrió sus puertas el mes pasado, en Yerba Buena, ofreciendo cervezas artesanales, pizzas y hamburguesas caseras y mucha música.

¿Qué los mantuvo en pie ante esa situación tan adversa? “Estábamos seguros de seguir con el proyecto pase lo que pase, ya que queríamos aportar nuestro granito de arena con la sociedad para poder recuperar puestos de trabajo que se perdieron ya que lamentablemente muchos comercios hoy en día se vieron muy afectados. Y eso es algo muy triste porque abrir un local hoy en día requiere de mucho sacrificio y mucho capital. Nunca pensamos en tirar la toalla. Gracias a dios contamos con el apoyo de mucha gente y algunas empresas que nos dieron una mano para poder concluir con esto”, confiesa.

Por supuesto que tuvieron que adaptarse a las medidas sanitarias. Por ejemplo, está reducida casi a la mitad la capacidad total del local. “Creo que la prioridad hoy en día es cuidar la salud de nuestro clientes y staff. Tenemos muchas expectativas y también muchos objetivos”, detalla Patricio. Y adelanta: “cuando el negocio empiece a trabajar mejor, uno de nuestros proyectos y el más importante que queremos lograr es destinar parte de nuestra rentabilidad para invitar a chicos de bajos recursos a que tengan una experiencia de pasar un día en Billie Jean, enseñarles cómo hacemos nuestro producto y que tengan la posibilidad de comer algunos de nuestros platos y que se vayan felices por esa oportunidad”.

“Cumplí mi gran sueño, pero estoy sufriendo”: Guisell García abrió un gimnasio cinco veces más grande que el que tenía

La pandemia fue una cachetada inapelable para los gimnasios. Primero, estuvieron cerrados. Y cuando pudieron abrir, muchos alumnos no retomaron las clases por miedo.

“Cuando me tocó cerrar el gimnasio no fue duro; lo vi como una señal, como una oportunidad para mejorar”, cuenta Guisell García, propietaria de una academia donde se enseña pole sport y otras disciplinas. “Estuve buscando alquileres y decidí apostar por un local que era cinco veces más grande que el que tenía. Estaba destrozado y había que armar todo de nuevo. Trabaje día y noche e invertí ahí todos mis ahorros. Fue duro porque tenía mucho miedo de que las autoridades volvieran a fase 1 de la cuarentena y tener que cerrar; al final, lo que temía pasó. Me bajoneé, muchas veces tuve ganas de tirar la toalla por todas las trabas que te ponen cuando querés trabajar”, confiesa.

Guisell prefiere no mirar atrás. Se siente orgullosa de lo que armó: un gimnasio de 600 metros cuadrados en Barrio Norte. “Lo miro y no lo creo. Es un gran sueño de esto que amo. Ahora estamos pasando por una situación muy dura. Por suerte, como el espacio es tan grande, podemos cumplir con todas las medidas de seguridad. Todo fue diseñado bajo los protocolos y pensando en la pandemia”, explica.

Todavía no se ha podido levantar del todo. “Mis expectativas son volver a tener, por lo menos, la cantidad de alumnos de antes. Bajó mucho la concurrencia al gimnasio y por lo tanto las ganancias. Ya aposté todo a esto; estoy feliz pero a la vez sufro porque no sé qué va a pasar. Tal vez en el verano tenga más alumnos”, apunta Guisell. De todas formas, ya tiene un plan B si no puede repuntar: comprar un terreno en El Cadillal y armar una escuela artística al aire libre.

Comentarios