Cómo impacta la brecha cambiaria en la marcha de la economía

Cómo impacta la brecha cambiaria en la marcha de la economía

El escenario actual se repitió en cinco etapas históricas del país.

El dólar y la historia económica argentina. El dólar y la historia económica argentina.
24 Octubre 2020

Hace algunos días la brecha cambiaria superó la barrera del 100%. Si bien antes que esto, ya era elevada aún para los parámetros argentinos (el promedio histórico es del 23%), un nivel de tal magnitud solamente existió en cinco ocasiones en la Argentina: tres veces entre 1948 y 1959, durante el último año y medio del gobierno de Isabel Perón y en los meses de la hiperinflación de 1989.

La experiencia histórica ayuda a analizar, por un lado las causas y consecuencias económicas de una elevadísima brecha cambiaria y por otro lado, si la misma puede mantenerse o no en el tiempo y bajo qué circunstancias podría reducirse en forma consistente, plantean Gustavo Reyes y Carlos Rivas, economistas del Ieral de la Fundación Mediterránea. En todos los casos registrados, la brecha cambiaria obedece al exceso de pesos que tiene la economía y que se traduce en una mayor demanda de la divisa que el Banco Central no puede satisfacer al precio del dólar oficial. Por este motivo, segmenta los mercados con precios diferentes a través de los controles de capitales. El excedente de pesos durante los períodos con altas brechas cambiarias en algunos casos respondió a una aceleración de la emisión monetaria (1951/52, 1989), en otros a una caída en la demanda de dinero (fin de 1948/49, 1955/59, fines de 1974-principios de 1976) y a una combinación de ambas (¿octubre de 2020?), puntualizan los expertos en un informe.

Los efectos de la brecha son múltiples y todos nocivos. En primer lugar, destruye el mecanismo estabilizador que se produce en cualquier mercado cuando aumenta la demanda de un determinado bien. “Cuando esto sucede -indican-, sube su precio y esto además de frenar la demanda, estimula a los oferentes a vender más unidades del bien”. Los dos efectos moderan la dinámica del precio ante el aumento de la demanda. Este mecanismo natural en cualquier mercado se rompe totalmente con la brecha cambiaria. Como el precio del dólar oficial sube a un ritmo independiente al impulso de la demanda, no frena las decisiones de quienes pueden comprar al precio del dólar oficial (importadores) y por otro lado, no permite a gran parte de los oferentes de dólares (exportadores) vender al mayor precio que refleja el aumento de la demanda en el mercado paralelo. “Estos desajuste cada vez generan más distorsiones y tarde o temprano terminan propiciando conductas elusivas que agravan la situación como la sobre-facturación de importaciones y la sub-facturación en las exportaciones”, acotan.

Por otro lado, mientras más alta es la brecha cambiaria, mayores son las expectativas de devaluación y tarde o temprano, terminan trasladándose una parte a los precios de los productos importados. Este último efecto ya se notó en nuestro país aún con brechas inferiores al 100%. El aumento de la brecha cambiaria en los últimos meses generó una aceleración de la inflación de bienes importables que pasó del 2,5% en julio a 2,9% en agosto y al 5,8% en septiembre (este tipo de bienes tiene un peso cercano al 18% en la canasta del Índice de Precios al Consumidor). La experiencia histórica de los cinco episodios registrados en Argentina también es contundente en este aspecto ya que muestra que, durante estos períodos la inflación se multiplicó por 1,8 respecto de los períodos previos. De esta forma, mientras más alta es la brecha, todos los mercados relacionados directa o indirectamente con la divisa funcionan cada vez peor y su dinámica resulta inestable.

¿Cuánto puede durar la brecha y cómo se reduce en forma consistente? Más allá de la instabilidad intrínseca de estos procesos, la experiencia histórica argentina muestra que este tipo de desequilibrios no se corrigen en forma automática y ante la falta de acción del gobierno, pueden durar bastante tiempo mientras no se implemente un nuevo plan económico acompañado generalmente por importantes saltos cambiarios.

Respecto a la reducción de la brecha cambiaria, cayó notablemente y en forma más o menos duradera en el tiempo en tres de los cinco episodios. En estos tres casos, la disminución fue gatillada por el lanzamiento de un nuevo plan económico y por una importante devaluación del tipo de cambio (1959- plan de Alsogaray “hay que pasar el invierno”-Devaluación: 280%; 1976 -primer plan de Martínez de Hoz- Devaluación 88%; y 1989 -Plan Bunge y Born-Devaluación 150%).

Según los economistas, la brecha no debe explicarse porque la economía es bimonetaria; abundan los ejemplos de países sin brecha con mercados de ahorro y crédito en moneda local y extranjera. “Si existiese un exceso de oferta de pesos y el Banco Central proveyera los dólares equivalentes tampoco existiría una brecha. Para que exista, es condición necesaria un mercado con precio fijo, sin oferta a ese precio. Es equivalente a tener precios cuidados en una góndola vacía”, señalan.

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