La educación sigue en deuda con las mujeres

La educación sigue en deuda con las mujeres

Ninguna sociedad puede progresar sin educación, como tampoco hará avances postergando a la mitad de sus integrantes. Cuando se reconozca que la mitad de las sociedades en cualquier país del mundo la constituyen las mujeres se habrá ganado la batalla por la igualdad de géneros. Mientras tanto, se pueden disfrutar de algunos avances y señalar las falencias que todavía persisten. De ello habla uno de los últimos informes de la Unesco, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y que está referido al acceso de niñas y de jóvenes a la escuela o a la facultad.

Se puntualiza que en los últimos 25 años ha aumentado considerablemente la inclusión de las mujeres en el sistema educativo en todo el mundo. No se puede negar que es un avance importantísimo en la búsqueda de la equidad de género. Sin embargo, ellas todavía deben enfrentarse a muchos más obstáculos que sus pares varones para sostener los estudios. El informe de la Unesco, que firma su directora general, Audrey Azoulay, destaca que las tres cuartas partes de los chicos en edad de ir a la escuela primaria que nunca pondrán un pie en una institución educativa son niñas. Agrega que desde 1995 hasta hoy, la tasa de escolarización de las niñas pasó del 73% al 89%, lo que significa, en todo el mundo, 180 millones de chicas más.

Las mayores mejoras se registraron en el África subsahariana, en el sur de Asia, especialmente, en India. También se triplicó, en las últimas dos décadas, el número de mujeres que cursa estudios universitarios.

Sin embargo, las mujeres siguen siendo las dos terceras partes de las personas analfabetas que hay en el mundo. Y un alto porcentaje de ellas se enfrentan, además, a situaciones que agravan su situación, como la pobreza o la discapacidad. De hecho, entre los numerosos obstáculos que impiden a las niñas y mujeres ejercer su derecho a estudiar, obtener un diploma y beneficiarse de la educación, la Unesco menciona la pobreza, el aislamiento geográfico, la pertenencia a una minoría, la discapacidad, el matrimonio, el embarazo adolescente, la violencia de género y los prejuicios.

En la Argentina, según un estudio de la investigadora del Conicet Ana Miranda, miembro del Programa de Investigaciones de Juventud de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, las mujeres que alcanzan a completar la escuela secundaria han ido aumentando a partir de la década del 50.

En estos momentos, la brecha supera los 10 puntos porcentuales a favor de las mujeres. Es decir, son más las chicas que terminan el secundario que los chicos. Sin embargo, los estereotipos de roles siguen poniéndoles un freno a las mujeres. Estas son notablemente minoría en disciplinas como las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. El porcentaje de chicas que estudian ingeniería o tecnologías de la información está por debajo del 25 % en casi dos terceras partes de los países, mientras que ha retrocedido la cantidad de mujeres que siguen una formación profesional y técnica, del 45 % en 1995 al 42% en 2018.

Las recomendaciones que hace la Unesco para continuar revirtiendo estas desigualdades son, básicamente, que los planes de estudios y los libros de texto representen a las mujeres de forma tal que no se perpetúen los estereotipos de género, que el personal docente sea capacitado para no repetir estos estereotipos y que se apoye, particularmente, a las madres adolescentes.

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