Carbofobia, ese miedo irracional a los hidratos de carbono

Carbofobia, ese miedo irracional a los hidratos de carbono

Es una tendencia que lleva a evitar los alimentos ricos en carbohidratos por temor a engordar. Se los considera malos o peligrosos. Los expertos despejan dudas.

Carbofobia, ese miedo irracional a los hidratos de carbono

“No como hidratos de carbono porque engordan”. “Dejé las harinas porque me hinchan”. Frases como estas se escuchan cada vez más en los consultorios de los nutricionistas. Un fantasma merodea alrededor de estos alimentos. Muchos quieren sacarlos de su vida. Dicen que por ellos han subido de peso o no pueden bajar. Al fenómeno se lo conoce como carbofobia y cada día suma más adeptos. Las consecuencias para la salud pueden ser importantes.

Lo primero que los nutricionistas dejan en claro es que hidratos de carbono no es lo mismo que harinas. Los hidratos de carbono son un macronutriente que nuestro organismo necesita para funcionar, ya que son los que aportan la energía; mientras que cuando hablamos de harinas “problemáticas”, generalmente nos referimos a harinas refinadas, aquellas presentes en productos como: las galletitas, productos de panaderías, algunos fideos o pastas que no sean integrales. Todas las células de nuestro cuerpo necesitan energía para funcionar y son los carbohidratos los que aportan entre el 45% y 55% de las necesidades diarias de energía. Los hidratos de carbono son muchos y bastantes diversos, pero se agrupan generalmente en cereales como el arroz, el trigo y sus derivados: la pasta y el pan, además de estar en el maíz, la avena, en los granos o legumbres, en los azúcares y dulces, en la leche, en frutas y un poco menos en hortalizas o vegetales.

“Veo que es un planteo cada vez más frecuente el miedo a engordar o a aumentar la grasa corporal. Y creen que todo es por culpa de los carbohidratos”, cuenta el licenciado en Nutrición, Nicolás López Asís. También la nutricionista Eliana Rodríguez es testigo del creciente interés de las personas por evitar los hidratos de carbono en la dieta, muchas veces influenciados por las redes sociales.

Algunas de las preocupaciones que manifiestan los pacientes, según la nutricionista, son: “dicen que los carbohidratos los harán engordar mucho, que se sienten mal cuando los consumen o que les duele la cabeza”. “Muchos cuando llegan a la consulta ya los han eliminado de sus menúes y eso les ha permitido bajar de peso. Lo que no contemplan estos pacientes es que se han deshidratado; o sea grasa corporal no han perdido”, explica.

“Otro planteo común de los pacientes que llegan con la idea de sacar todos los carbohidratos de sus platos es con el objetivo de bajar más rápido de peso. Mucha gente, particularmente este año que estuvo encerrada y por ahí subió de peso y quiere bajar, estuvo más pendiente de las redes sociales, un espacio donde hay influencers que a veces no son profesionales y dan mensajes erróneos sobre cómo adelgazar. Se ha instalado que los hidratos de carbono son veneno para la salud y nos hacen engordar y eso no es cierto”, señaló la experta.

Rodríguez dijo que estos mensajes dejan de lado dos conceptos: “por un lado, los carbohidratos son fuentes de energía que necesitamos para llevar a cabo nuestras actividades cotidianas. Por otro lado, el hidrato de carbono no es el responsable de un aumento de peso, sino la cantidad de estos alimentos que consumimos”, detalló.

Simples y complejos

La especialista cree que es errado eliminar todos los hidratos de carbono de una dieta. “Hay que diferenciar los simples de los complejos. Los simples son los que se encuentran en los productos refinados como las facturas y las tortillas. Los complejos son aquellos que tienen mayor cantidad de fibras y los podemos encontrar en las frutas, en las verduras, en las legumbres y en el arroz integral. Lo ideal no es dejar de comerlos totalmente, sino disminuir la ingesta de los simples y aumentar la proporción de los complejos, que nos dan más saciedad y hacen que el organismo trabaje más”, precisó. “La mejor alimentación es la que tiene todo en su justa medida: hidratos, grasas, fibras, vitaminas, proteínas, minerales y agua, y es la que nos permite adoptar hábitos saludables a largo plazo”, puntualizó.

“Cuando queremos adelgazar, si sacamos los hidratos de carbono de nuestra alimentación, vamos a producir en nuestro cuerpo todo lo contrario a lo que estamos buscando: en vez de mejorar la tonicidad y aumentar la masa muscular, el organismo empezará a consumir la masa muscular para obtener esa energía que no les estamos aportado con los carbohidratos”, añadió.

Dieta cetogénica

A la carbofobia se la suele relacionar con la popularidad que adquirió en los últimos años la dieta cetogénica (es un plan que propone eliminar los carbohidratos). López Asís no condena ni defiende a este tipo de alimentación. Cree que la clave es analizar cada caso. “Depende del paciente, si tiene enfermedades de base como diabetes de tipo 2 u obesidad, se analiza la opción de esta dieta para mejorar los niveles de insulina, colesterol, glucemia y triglicéridos. Todo debe ser monitoreado por un profesional. Por supuesto que la eliminación de carbohidratos no es el único camino. También una dieta baja en calorías puede dar muy buenos resultados”, opina.

Eliminar por completo los carbohidratos puede producir problemas para la salud, señala. “Si saco la principal fuente de energía de mi cuerpo, el organismo recurrirá a otro combustible para seguir funcionado, como las reservas de grasa. Con el tiempo, puede causar diuresis, deshidratación, pérdida de electrolitos, magnesio, sodio. También puede causar cefalea, mareos y mucho cansancio, entre otras cosas”, advierte.

Los cucos

El pan francés figura como el principal fantasma de quienes tienen carbofobia. “Le tienen terror, siendo que se trata de agua, levadura, harina y sal. El tema siempre es la cantidad que comemos. Si solo es en el desayuno y merienda, está bien”, explica Rodríguez.

“Cuando no hay una educación nutricional, las personas le terminan teniendo pánico a todos los carbohidratos. Lo genial sería que solo evitaran o comieran con moderación los que son perjudiciales, las carbograsas: las facturas, tortillas y los alimentos con mucha azúcar y harina refinada”, aconseja López Asís. “Hay que preferir los carbohidratos de harinas integrales, las legumbres y las frutas con cáscara”, aconseja.

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